Terror Universal
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Seccion: Artículos (Lecturas: 240414)
Fecha de publicación: Octubre de 2016

El Fantasma de la Opera existió realmente

A través de esta investigación, nos proponemos echar luz en los precedentes históricos de una famosa creación literaria inmortalizada por el 7mo. Arte.

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Natán Solans



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Aunque uno sea un ateo irredento, a veces Dios, para burlarse nos demuestra su tremenda presencia.

Gaston LerouxMás o menos desde 1964, 4 años después de asombrarme con la televisación de El Fantasma de la Opera del gran Narciso Ibáñez Menta (con quien 23 años después trabajé en El Pulpo Negro) y de no poder sacarme de la cabeza esa historia única, un día me entero que el mismísimo Gastón Leroux (el primer cronista de la historia) aseguró hasta su muerte (en 1927 a causa de una uremia perniciosa) que Erik, el Fantasma, había existido realmente. Los sucesos que el escribió en su folletín (palabra que hoy ha adquirido una odiosa significación) habían acontecido alrededor de 1880.

Claro, en 1964 yo tenía 17 años y una cierta ingenuidad que me llevaban a creer todo lo que leía; el resultado fué un enorme archivo lleno de disparates que, a modo de leña, quemé en un asado en la década del 80 (eso sí, luego de un estudio minucioso donde rescaté lo más creible). El mismísimo Narciso me decía que el y el Inconmensurable Lon Chaney creían en la existencia del pobre Fantasma...

Busqué desesperadamente la primera versión fílmica de la historia rodada en 1916, en Alemania, en los estudios que después se llamaron UFA y descubrí que no quedaba ninguna copia. Como muchas otras películas de la época, sirvieron para hacer peines y peinetas. Del actor (cadavérico) que interpretaba a Erik (Adler Blaüs) no hay ninguna información, igual del resto de actores y técnicos.

Bueno, temo mucho aburrir así que para que esto sea legible debo comenzar por el principio.

Capítulo 1: "Historia Antigüa"

Rue de la Voie Verte

Por más que quiero suavizar la historia lo único que encuentro es sangre, dolor, injusticia, espanto. La historia de Erik, el Fantasma de la Opera comienza unos siglos después del final del Imperio Romano, en el año 800-900 D.C. En esa época, Baja Edad Media, toda Europa estaba surcada de túneles que terminaban en naves inmensas como catedrales y cuartos menores, algunas inundadas, formando lagos artificiales. Todo esto era producto de la explotación de las canteras y minas de piedra caliza que se venía realizando por más de mil años. Estas obras fueron abandonadas y París, por ejemplo se construyó arriba de esta "tierra hueca".

Victor HugoVictor Hugo estudió mucho la Edad Media y la reflejó muy bien en Notre Dame de Paris (Nuestra Señora de Paris-1831) y también su propio siglo para Les Misérables (Los Miserables-1862). En esas dos obras cuenta con lujo de detalles como los mendigos y los falsos tullidos se refugian en aquellas oquedades abandonadas, en esos túneles que existían mucho, mucho antes de la contrucción de La Opera de París en 1857 y 1874 cuando finalizaron las obras.

"La Corte de los Milagros" era una sociedad, un sindicato de pordioseros totalmente amorales que no titubeaban en asesinar a quienes los estorbaran. Por supuesto este lumpen era aprovechados por la gente pudiente y noble para eliminar a los desobedientes y subversivos. Este enorme sistema circulatorio de pasadizos estaba tan transitado como hoy en día la Calle Florida de Buenos Aires.

Estafadores, cafishos, pederastas, prostitutas, lesbianas, asesinos, violadores de sepulturas, falsos tullidos, travestis, ladrones comunes, carteristas, arrebatadores, sádicos, etc. paseaban por esas calles que se llamaban igual que las que se repetían arriba (para más información ver la serie Pasadizos en el History Channel). No voy a abundar aquí en las actividades que allí se realizaban, solo quiero que se comprenda que aquella ciudad oculta era muy sólida, iluminada por antorchas, con agua más o menos potable, con un bronco aire pesado y habitada por generaciones por casi mil años antes de que Erik arribara allí.

Capítulo 2: "Muy lejos , en Asia"

Ejecución persaParalelamente en Persia (hoy Afganistán y norte de Irán), en lo que fuera el Antiguo Imperio Persa, las diversas guerras intestinas y la injusticia tremenda que allí se practicaba (y se practica; es común castrar a las mujeres, cercenarles el clítoris para evitar "la tendencia femenina de engañar al marido", ¡hoy en pleno 2008!) deviniera en un caldo de cultivo para los más disparatados caprichos de los poderosos.

En aquellas latitudes, en una casa de una familia "acomodada", económicamente y en su relación con el poder, un matrimonio ideal por su juventud, belleza, charm, y simpatía espera placidamente la llegada de su primer hijo. La casa era un sueño digno de ser paneado por la elegante cámara de un Bernardo Bertolucci. No muy grande como las que gastaban las familias de más alcurnia tenía , sin embargo un cuarto de hectárea. El resto de la hectárea la ocupaban las casas de los sirvientes, las caballerizas, los cultivos, etc. La dueña de casa era una árabe-europeizada, Sarah Ananga Lumley, hija de un americano y una iraní, educada en la Inglaterra pre-victoriana gracias a su padre diplomático de bajo rango.

Poseía una blancura que en Asia, especialmente en India es muy apreciada (sabido es que alguien de piel muy oscura no puede aspirar a puestos altos en esas latitudes). El Señor de la Casa era un persa blanco, Omar Nerú. El problema es que su nombre y apellido eran muy comunes entre el populacho asiático, algo así como nuestro Juan Pérez. Pero ambos unidos conformaban una pareja de "medio pelo" que encajaba en sociedad, más que nada porque ninguno había trabajado ni una hora en su vida, manteniendose gracias a rentas familiares. Su especialidad era "brillar en sociedad", divirtiendo a los poderosos con sus chistes y relatos, un poco al estilo de Oscar Wilde.

Detesto relatar esto pero yo no le niego nada a mis lectores.

Se cuenta que el divertido matrimonio no solo entretenía en forma "light" a sus huéspedes. Cuando caía la noche y el humo de los nargiles enturbiaba todo con una pátina amarillenta, ella gustaba hacer algo parecido a "la danza de los 7 velos", lo que sería hoy un strip-tease, quedando desnuda como una lágrima. En ese estado seguía hablando como si nada y sirviendo champaña europeo a los viejos libidinosos presentes. Omar Nerú no la iba en saga, y protestando débilmente, se rendía a los requerimientos de los broncos soldados del Califa, en presencia de su sonriente esposa.

Estos datos que parecen surgir de la calenturienta imaginación de este ignoto escritor pueden encontrarse en los archivos de la Sociedad Armenia Argentina, justamente en la Calle Armenia. Cierto anaranjado ocaso una ya ojerosa Sarah le comunicó a su consorte su certero embarazo. Festejaron la noticia como dos niños que casi eran. Ella tenía 19 y él, 23. Bailaron y rieron con los ojos llenos de lágrimas.

La fiesta duró toda la noche y el pronunció las esperadas palabras:

- Espero, mi amor, que no me dés una hija...

Arrellanada en almohadones llenos de plumas de ganso, rodeada de mayólicas y columnas de cerámica, rodeada de perfumes a maderas, totalmente satisfecha, la pequeña futura madre dijo:

- ¡Jamás! tendrás un heredero...

No se equivocó; tuvo un varón, que con los años sería mucho más famoso que el Shá de Persia y que, con su fama, haría ganar millones de dolares en el lejano siglo XX.

Capítulo 3: "Circo de Fenómenos"

Los alaridos de la madre y las comadronas paralizaron toda actividad en aquel barrio elegante, el 27 de enero de 1829. Ya era imposible ocultar "aquello". Perdonen que intercale relatos de productos relacionados con este hecho histórico pero se supone que yo escribo para "iniciados", para gente que tiene un cierto conocimiento de esta historia.

Narciso Ibáñez Menta, cuenta en su versión de esta historia (en Canal 9) que cuando el partero tuvo en sus manos al recién nacido, pensó que era un "bebé macerado" (o sea un feto que muere y nace meses después, negro y arrugado como una ciruela pasa). Cuando iba a tirarlo a la basura para evitar que la madre lo vea, esta cosa produjo un vagido muy alto lo que hizo que todos lo miraran, quedando horrorizados...

Parecería que Narciso Ibáñez Menta, Chicho Serrador (su hijo, guionista del ciclo) y Marta Reguera (directora de cámaras) supieran algo de esta historia documental. Marta Reguera, que era amiga mía solo me contestó a esta pregunta con una sonrisa algo sobradora... Lo cierto es que luego del escándalo de aquel nacimiento (hasta la gente más escandalosa puede escandalizarse más) y de que este... bebé yaciera siempre llorando en su lujosa cuna sin que nadie se animara a acercarsele, la noticia corrió como el efecto dominó y los vecinos tuvieron una gran curiosidad por verlo.

Mazenderán

Esas gentes eran muy supersticiosas y no es raro que la familia Nerú-Lumley cayera en desgracia. Los créditos se cerraron, las invitaciones cesaron y hasta la tosca soldadesca termino por negarles el saludo. También primitivos grafittis y paquetes con excrementos y sapos con la boca cosida fueron depositados por la noche en "la Casa Maldita".

Quiero hacer aquí un parate para explicar porque conozco todas estas cosas. Marcel Maumus fue amigo mío, fallecido hace unos años, durante 40 años (primero había sido amigo de mi tío materno Eduardo Laiz Santamarina). Marcel era un diplomático de 93 años con una cultura increíble apoyada en más de 60 años de viajes y un día, como al pasar, le conté que estaba investigando sobre la vida del Fantasma. Habíamos hablado durante años muchas horas y jamás tocamos el tema.

Mi sorpresa fue enorme cuando mi anciano y tranquilo amigo se desencajó y se puso a reir. Me contó entonces y me mostró dibujos, gráficas, daguerrotipos y hasta viejas fotografías (posteriores a 1853), por supuesto, no precisamente del Fantasma, sino en general de la Persia midisecular, de los Freaks Shows y hasta de la construcción de la Opera Gardnier (1857-1874) sobre el famoso lago. También me mostró fotos de la Opera "durante los sucesos" alrededor de 1880-90 (el recordado suceso de la tremenda araña Lucerna-Chadelier que ocurrió en Mayo de 1896) y muchas, muchas fotos de la Opera-House de 1924, cuando se hizo amigo de Carl Laemmle, productor, fundador nada menos que de los estudios Universal de Cine.

Ayudó sin fines de lucro (Maumus pertenecía a una rancia familia judeo-francesa, muy, muy rica) al desarrollo de las escenografías de The Phantom of the Opera (El Fantasma de la Opera-1925) interpretado por el gran Lon Chaney. Lamentablemente no conoció al actor pero si el "back-lot" (el terreno de atrás) de La Universal donde se montaron los escenarios de la Opera (el famoso estudio 28, que todavía existe y se usa) y el Paris de 1880-90 alrededor de la falsa catedral de Notre Dame, donde dos años antes Chaney interpretara al trágico jorobado deforme.

Maumus dibujó (dibujaba, esculpía y pintaba muy bien) los santos y gárgolas que después modeló y realizó nuestro amigo Charles Gemora, el padre de los trajes de gorila (advertí que esto se escribe para conocedores; si alguno no entiende que se compre el último número de El Gráfico), que en esa época era el maestro escultor y yesero del lugar. Bajo las órdenes de Laemmle, durante tres meses estudió toda la Opera Gardnier e hizo una especie de reportaje que abarcaba desde Las Primas Donas hasta a los cazadores de ratas de los sótanos.

Se le dio mucha libertad para recorrer todo el lugar (como pasó con Gastón Leroux en el año 1902, para que publicara su Fantasma... en 1910) e igual que Leroux, Susan Kay y 30 personas más comprobaron que la única columna hueca de todo el teatro era la perteneciente al famoso Palco Nº 5.

No es raro que se le permitiera semejantes libertades pues los franceses ya desde esa época eran "cholulos" (voz argentina que indica fanatismo) de Hollywood. De este contacto hablaré largamente en este relato, así como también de otros datos que me alcanzó mi amigo el Coronel Sonería.

Capítulo 4: "Un bufón en un palacio"

Estábamos entonces en compañía de la atribulada pareja de juerguistas; la la familia les dio la espalda, los Imanes y el clero persa, todos. Nadie más se ocupó de aquellos jóvenes que vieron reducirse lujos y ampliarse necesidades. Y en "el cuarto del niño" solo entraba Celina (de este personaje, sí, no pude encontrar muchos datos). Celina era, al parecer, una experta en instrumentos de cuerda que cayó en desgracia a causa de unos amores extra-matrimoniales. Anduvo por las calles envuelta en harapos luego de ser casi desfigurada a pedradas por los vecinos hasta que recaló de sierva rasa en la casa de los Nerú-Lumley. Parece ser (solo lo intuyo) que poseía una sólida cultura general y musical, además de ciertos conocimientos de enfermería.

Así pues se le confió la criaza del monstruo. Harim Nerú-Lumley (luego europeizado como "Erik") fué un niño dócil de gran, enorme inteligencia al que se le negaba la tenencia de espejos.

Parece ser que se devoro la biblioteca asiática y europea que jamás había sido tocada por sus progenitores. Y pronto el cuarto (pintado de negro como era la costumbre cuando un niño era enfermo o especial) protegido por gruesos vitrales, se llenó de los más diversos instrumentos musicales. Los padres, quizá por temor, no le negaban esto. Incluso el lujosísimo piano alemán Steimberg pasó al cuarto negro. Pero el instrumento preferido de Harim parecía ser un estrambótico órgano de agua, comprado a un circo trashumante.

Al no tener contacto con otros niños sus juegos eran la escultura, la pintura, la mecánica, la literatura, etc. Debió tener un cerebro semejante a Einstein o Leonardo, seguramente. Pero una Primavera de 1838 sucedió.

Sha NassredineEl Sha de Persia (tatarabuelo de ese otro Sha que se casó con Rita Hayworth) un día escuchó de aquel extraño ser. No tengo datos de que exista, pero me gustaría muchísimo tener un daguerrotipo o cuadro al óleo de Erik, vestido con su trajecito bordó, con puntillas y cintitas al estilo de la época. Claro, a los deformes nadie les pinta cuadros...

Un día, pomposamente, un escuadrón de caballería escoltó a la casa maldita una clavelina real (simple cama "king-size" cubierta con un toldo sostenido por cuatro columnas de madera retorcida, adornadas con pan de oro y cubierto todo con telas transparentes que era sostenida por cuatro esclavos por dos gruesos y grandes palos), en la que se encontraba un tremendo gordo con finísimas ropas y barba dibujada por maestros barberos. El Sha, que jadeaba a pesar que no había hecho ningún ejercicio, tenía a su lado, medio acostada sobre el enorme abdómen, a su hija numero 28a., la preferida. La Sultanita era una belleza increíble, una rubia totalmente aria de solo 8 años, uno menos que el del Engendro.

El resto es historia, historia no muy sabida. La visita del Sha se debía a que estaban escaseando los bufones y ahora frente al desafiante y altivo Harim estaba extasiado.

La caprichosa niña gritaba:

- ¡Para mí, papá, regálamelo... tiene que ser para mí!

Una bolsa de monedas de oro y piedras preciosas cerró el trato: El niño se mudaría al legendario palacio de Mazenderán y luego de una corta charla entre el Sr. Nerú y el propio Sha, también aquel se mudó como "asistente". La bella madre europea le alcanzó de lejos por última vez el antifaz tejido al crochet al futuro Fantasma. Narciso Ibáñez Menta, en su versión, le contaba a Cristina Daé, llorando que cada vez que quería besarla, su madre, espantada, le arrojaba su antifaz. En una jaula de madera sostenida por dos esclavos, el niño inició el largo viaje hasta la provincia de Hyrcania, al norte de Irán, donde se encontraba el palacio.

Sufrió una tremenda vergüenza por aquella vejación, pero también tomó conciencia de que no era como todos y su inteligencia le advirtió que era alguien de cierta importancia. Entre los caballos marciales, en el otro transporte habían tres personajes: La Sultanita, que miraba constantemente para atrás, en dirección a la jaula donde estaba su juguete, el Sultán Mayor, Califa y Gran Señor de toda Persia y a su lado el Sr. Nerú, que hablaba hasta por los codos y disimulaba las miradas de observación que lo recorría totalmente. Nunca más en esta historia aparecería la madre de Erik.

El Sr. Nerú fué degollado nueve meses después, quizá por celos, quizá porque no servía más... En fin, la historia del Niño es mucho más interesante, por lo menos para aquel lector que tenga una curiosidad morbosa y algo sádica, o que, simplemente, no comprenda, como yo, cuan negros pueden ser los abismos de la mente.

Pronto comprendió el pequeño deforme que aquel lugar increíble, de una arquitectura cargada de mampostería, estatuas, gárgolas, espejos, piedras preciosas, era en realidad un monumento al ocio, a la maldad, a la insensatez en su más pura escencia.

El palacio en sí estaba compuesto por siete casas de casi una hectárea cada una y todavía había lugar para dos más. Las obras habían comenzado doscientos años antes (todavía, en 2008, ese complejo habitacional sigue incompleto). El pequeño genio deforme se dio cuenta porque de las siete Artes la primera es la Arquitectura (siendo la Música la segunda), quedando fascinado por las labores de los Maestros Arquitectos con los que hablaba largamente en sus descansos de su profesión de juguete de la Sultanita.

Parece ser que su inteligencia acumulativa le permitió ser realmente un Arquitecto e Ingeniero antes de cumplir los 15 años. La vida de un bufón no fue igual en todos los tiempos ni en todas las cohortes. Por lo menos la del pequeño Harim.

La SultanitaLa Sultanita vivía exclusivamente para el placer. Quizás por su corta edad, la Sultanita no tenía placeres de connotación sexual; lo suyo era otra cosa. Durante la semana estudiaba los viejos textos árabes, especialmente los de Baiyabá el Egipcio. Pero los viernes comenzaba su diversión. Temprano era bañada y perfumada por sus cuatro criadas y se vestía con un sencillo vestido de lona rústica. Estaba prácticamente todo el día con el Monstruo, pero no lo tocaba y dormía lejos de él, pues su presencia era bastante impresionante (ya veremos el motivo exacto y su diagnóstico).

Me parece que ya es hora de describir a Harim Lumley Nerú, ahora rebautizado "karbur" (el Espanto).

En 1842 se publicó por primera vez La Máscara de la Muerte Roja en inglés, en el original y como a karbur, el Espanto nada se le negaba recibió inmediatamente un ejemplar. Pese a lo que novelas y películas de Hollywood quisieron propagar (más desde la administración Bush) la cultura árabe siempre fué exultante, profunda e interesante.

No menos de una veintena de profesores y preceptores cuidaban la cultura de todo joven, incluso de los esclavos. Kabur ya era políglota a los 13 años y para los 15 era un lector rabioso. Admiraba muchísimo a Edgar Allan Poe y durante dos años leyó repetidamente La Máscara... Mi finado amigo, el Coronel de "constrinsurreción" Jorge Soneyra (este, aunque parezca mentira, era un título vigente hasta bien entrados los años '90) conocía por "deber y por placer" (según sus propias palabras) todas las actividades de "la Guerra Sucia", o "Guerra de Guerrillas" o "Tareas de Inteligencia".

Entre otras barbaridades, no de ignorancia si no tendenciosas, se dice que los servicios nacen en la época Napoleónica (hacia 1810). Según mi amigo esto es una falacia ya que el tenía datos fidedignos y de fácil comprobación, recogidos en sus distintos viajes costeados por la "Secretaría" (este eufemismo nos mataba de risa) de Información o Inteligencia del Estado: la S.I.D.E.

En aquel ambiente no existen los "sudacas", ni los comunistas (término arcaico) o el fundamentalismo; solo el intercambio de información (por dinero o favores) y aquellas gentes no hablaban de otra cosa que de secretos; son como chusmas, como vecinas sedientas de hablar de intimidades. Y, siempre según el, los Servicios comienzan a desarrollarse en la Antigua Babilonia. Los Fenicios llegan a tener un sistema muy perfecto de información y espionaje en épocas bíblicos.

Por eso Asia siempre tuvo una calidad de espías que no lo tiene la CIA con toda su tecnología y dinero, solo superado, quizás (siempre quizás; esto no sale en boletines oficiales) por el tenebroso y criminal Servicio de Inteligencia del Vaticano (SIV; perdón por decir malas palabras). Estas instituciones se mantienen no solo por las distracción de una buena parte de los impuestos del ciudadano raso, si no por "tareas" de extorsión, presión, sabotaje y hasta terrorismo, donde no están ajenos los fondos provenientes de la pedofilia y la droga (por nombrar solo dos de los 32 items conocidos) y deben su longevidad y efectividad justamente a la poca publicidad que lograron conseguir; la literatura y el cine rara vez se ocuparon de ellas (fijense que desde Gunga Din, Beau Geste o el mismo Indiana Jones, toda tarea de inteligencia sugerida siempre es británica) y cuando Emilio Salgari, por ejemplo, las menciona, la gente lo toma como algo ficticio.

Digo todo esto para presentar a un personaje muy notable en la historia real de El Fantasma de la Opera:

Hasim Al Rajed, "El Daroga"El Daroga: Hassim Al Rajed, era en las distintas provincias persas lo que hoy sería un "zumbo", un cabito muy joven. Era común en aquella tierra de injusticia que las familias poco adineradas (la mayoría) perdiera a sus hijos varones al enclaustrarlos en especies de academias militares o policiales para servir al emirato, califato o sultanato. Ya mencioné antes que la cultura no escaseaba en el Imperio Árabe y, además en el vida marcial esta era reforzada por los textos del Arte de la Guerra y sus ejercicios. Este joven, como se vé en la ilustración que conseguí sobre el era más ário que árabe "chocolatino", lo que lo ayudó, con el tiempo a ascender a un importante puesto en la Inteligencia Policial Persa. Para no aburrirlos, Al Rajed tenía unos 18 o 20 años cuando Karbur, el Espanto, el bufón de la corte tenía 15 años, y aunque los datos no son precisos, esa era la edad que los separaba. Ya volveremos, por supuesto, sobre este personaje llamado comúnmente "el Persa" por el ambiente parisino y como "el Daroga" por el Fantasma. El Persa llegó a vivir muchos años, El Fantasma solo vivió 55 años... es que por amor uno no llega a muy viejo.

Caquexia

Bueno, estábamos describiendo al bufón Nerú. Harim sufría de un extraño mal: caquexia perniciosa. Como verán en fotos que adjunto, estos niños-esqueleto viven pocas horas o a lo sumo, días, pues su seca musculatura les impide casi moverse y terminan por morir al no tener siquiera fuerza para articular la jaula torácica pese a la desesperación de la madre que alimenta sin cesar al niño, el cual vomita todo metódicamente. La parálisis por inanición al no llegar el nitrogeno al sistema nervioso termina con una muerte piadosa. Pero la Muerte no siempre es tan piadosa.

CalcoEn el 3% de los casos de caquexia, algunos niños con una misteriosa fuerza de vida, se niegan a morir. Se esfuerzan para moverse, revolverse y llorar a todo pulmón y esto parece dejarlos exhaustos y hambrientos. Al comer con una voracidad animal lo único que se nutren son los tendones y ligamentos y, en menor grado, los atrofiados músculos en forma de cinta pegados a los huesos. Esto les permite vivir con una fuerza bastante normal y, a veces, superior a la normal. Claro, quedan secuelas: el rostro queda paralizado, adquiriendo el aspecto de una calavera (ver calco en exhibición de un caquéctico); se mueven las mandíbulas pero no lo los labios, el cuello pero no las decenas de músuculos faciales; solo los párpados... algo horrible. Los Evangelistas dicen, al mostrárseles estos raros casos, que estas criaturas viven porque "tienen una misión". Quizás tengan razón.

Bueno, continuamos con la descripción del niño-monstruo. Karbur estaba obsesionado con el relato La Máscara de la Muerte Roja de Poe, como ya dije y con su personaje el Príncipe Próspero. Así que, con la libertad de que gozaba, se hizo hacer un traje trenzado de cuero negro, a medida y muy elástico, que hubiera sido la envidia de un sadomasoquista moderno. Adjunto aquí un dibujo copiado de otro dibujo de origen desconocido. Para quien se interese por estos diseños de indumentaria dark, les informo que pueden remitirse a los pantalones que usan hoy los luchadores turcos (Lucha Turca en aceite de Yagli/Kirkpinar) y en los que Tim Burton y Collen Atwood, vestuarista, artífice de Chicago (2002), se inspiraron para vestir a su Jinete sin Cabeza en Sleepy Hollow (1999).

Así vestido (se dice que tenía dos trajes iguales, uno negro y otro rojo) con sus botas de puntas enroscadas, al estilo de Mil noches y una noches y, ocasionalmente, con una especie de boina parecida al kipá judío, con su delgadez cadavérica y su cabeza de calavera con una piel parecida al cuero tenso de un tambor constelada de manchas y con un debil cabello rojo, acompañaba a la Sultanita que vestía, como mencioné con tela rústica. Ella, de viernes a domingo por la noches se dedicaba a la tortura y al asesinato. En eso consistían "las Horas Doradas (o Rosadas) de Mazenderán"

La Sultanita y Karbur

En el próximo capítulo dilucidaremos la verdad sobre estas espeluznantes "horas"...

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