Terror Universal
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Seccion: Artículos (Lecturas: 2070)
Fecha de publicación: Octubre de 2016

El Fantasma de la Opera existió realmente

A través de esta investigación, nos proponemos echar luz en los precedentes históricos de una famosa creación literaria inmortalizada por el 7mo. Arte.

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Natán Solans



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Capítulo 8: Que dedicaremos a los Espectáculos de Fenómenos (Freaks Shows) en la Europa finisecular

Las "nuevas generaciones" que hoy tendrían 90 años tuvieron acceso, en las ciudades, al "Freak Show" (muy famosos, décadas antes) gracias a una condenada película, que, en nuestro pais, estuvo censurada casi hasta los años '80. Para verla, algunos tuvimos que viajar a Montevideo para presenciarla junto a otras vistas tales como Calígula, El último tango en París, Portero de noche y muchas más.

Hoy, Freaks (en España La Parada de los Monstruos, pero también Monstruos, El insulto de Dios, etc.) (1932), del anacrónico Tod Browning (digo esto porque Dios debió hacerlo nacer un poco más adelante, para que realizara una obra contemporáne a Cronenberg, Jacopetti y Prósperi, Greenaway, y otros) se puede bajar comodamente por el Ares o Emule y verlo en el comedor.

Sobre esta producción podrán leer largamente en esta página, donde hay varias y fidedignas notas.

Conrad Veidt
Conrad Veidt en El Hombre que Ríe
Victor Hugo sitúa en la Edad Media Tardía (en el 1400) los espectáculos donde lo feo y grotesco eran la vedette. "El más feo de la Ciudad", "el Concurso de Tontos" y hasta explica en El hombre que ríe cómo se desfiguraba a un niño para exhibirlo en un espectáculo. Su triste protagonista, Gwynplaine, que fue llevado al cine comenzando con El hombre que ríe (1928) de Paul Leni, en tres ocasiones y a una historieta muy fiel al original, es vendido por su padre noble a los espantosos "CompraChicos". Conrad Veidt interpreta a Gwynplaine y también a César, el Sonámbulo en El Gabinete del Dr.Caligari (1920); ambos films recuerdan muchísimo a la juventud de Erik, el Fantasma, al ambiente donde esto sucedió, aunque haya casi 200 años de diferencia. Como dije, los Freak-Circus no cambiaron demasiado desde la Edad Media.

En la novela romántica de Hugo se habla de algo que investigué mucho: los CompraChicos. Estas hienas humanas fueron perseguidas por Jacobo II y su hija María II, reyes de Inglaterra, Irlanda, Escocia y Gales hasta que fueron por fin atrapados, juzgados y ahorcados como correspondía. Quiero aprovechar este espacio para denunciar que hay muchos periodistas e informadores que tratan de convertir la realidad histórica en mitos urbanos (palabra estúpida y snob). El cine snuff, los prostíbulos de bebés, los hoteles de torturas, los comprachicos y otras aberraciones suelen ser tildadas de fruto de la imaginación y no de hechos verídicos fácilmente comprobable con una visita a dos o tres museos.

Esta "gente" compraba (se preciaban de no robar, así lo sostuvieron en sus juicios públicos) niños expósitos, extranjeros, abandonados en parroquias (vendidos, desde luego, por curas y monjas) o, como en el caso de El Hombre que Ríe, niños herederos legítimos que deben desaparecer para que su fortuna pase a sus sucesores... Los gitanos que realizaban estas "operaciones" existen todavía como lo demuestran Prósperi y Jacopetti en una de sus escalofriantes películas Mondo Cane. El Pueblo Romani, como gustan llamarse, siempre hizo de los niños sus víctimas. En este país era muy común escuchar a nuestras madres decir: "¡Portate bien que, si no, te roba una gitana!" En la película de 1928, la banda poseía a un maestro flamenco llamado Hardquannone que, siguiendo la técnica del Dr. Conquest, realizaba la operación de la "bucca fissa".

A grandes rasgos trataré de explicar en qué consistía dicho procedimiento: drogaban al infante y lo metían en un molde de hierro fundido, un caño serruchado en dos, por ejemplo y allí, a lo largo de días, meses y años se le iba suministrando drogas para que el cuerpo se acostumbrara al caprichoso diseño del hierro que le deformaba fémures, húmeros, columna y cráneo. En China, hasta la década del '40, se estilaba fajar los pies de las niñas hasta reducirlos con forma de medialuna a la mitad de su tamaño. En el Museo Ripley, de Mexico D.F., tuve ocasión de ver una colección aterradora de moldes de estos pies deformes.

En el caso de Gwynplaine la deformación consistió en estirar los ligamentos para producir un cuerpo de contorsionista, un saltimbanqui (hoy, año 2009, todavía se usa esto, aquí, en los circos de morondanga de la provincia de Buenos Aires). Los músculos faciales (Risorio de Sartorini, orvicular de los labios, bucinadores, etc.) le fueron estirados brutal pero cientificamente hasta producir una risa artificial enorme, deforme, caricaturesca. Lo extraño es que Victor Hugo dice que con gran concentración y dolor, el monstruo podía menguar su sonrisa, pero entonces "su cara era terrible". Además, dice el escritor, "le tiñeron el pelo para siempre". Esta frase, en el contexto de los cómics americanos, dio pie para el desarrollo del personaje "Joker" (el Guasón) de la serie Batman.

En 1690, a los 10 años de edad, el futuro "hombre que ríe" fue abandonado en el puerto de Tarrizean-Field, cerca del arrabal South Wark, en los barrios bajos londinenses, terreno que fue sede de la Feria Constante de Fenómenos... hasta la reciente década del '50, en pleno siglo XX.

Cuento todo esto porque en Rusia, la Feria de Ninjni-Novgorod, en Volga-Viatka (entre 1860-80) era exactamente igual, inclusive aparece como escenario en Miguel Strogoff, Correo secreto del Zar (1876) de Julio Verne.

A esta feria ("carnival" en idioma inglés) acudían muchos espectaculos intinerantes, transumantes que viajaban por toda la Rusia Imperial y, en ocasiones, llegaban a puntos distantes de Europa tales como España, Italia, Francia y Alemania. Otros shows no se movían nunca de aquel solar, habiendo verdaderos edificios de piedra, ladrillo y concreto que sub-alquilaban a otros espectáculos. Un escenario digno de Fellini. Incluso el "rey de los Freaks" Phineas Taylor Barnum buscaba algunas de sus atracciones en la lejana Siberia.

Aprovecho que esta es una página de cine para recomendar, para una mejor comprensión de este artículo, la visualización de cuatro obras sobre el Gran Barnum:
- The Mighty Barnum (1934) con Wallace Beery (perdón, pero yo pertenezco a la época en que las películas era "de actor", no "de autor")
- Barnum (1986) con Burt Lancaster
- P.T.Barnum (1999) con Beau Bridges
- La gran biografía realizada por National Geographic sobre este hombre-mito.


Anuncio circa 1860. Barnum presenta a los famosos "Hermanos Siameses"
(Fuente: New York Public Library for the Performing Arts. Click para agrandar)

De todos modos quiero explicar aquí como se hacían estos rentables espectáculos. Los "empresarios", especie de piratas, estafadores y modernos "patovicas" buscaban en las granjas y pueblos del lugar animales deformes (que, generalmente son matados al nacer, por miedo a que se reproduzcan) o personas discapacitadas de distinto tipo. Si no la encontraban, como Barnum, las compraban a otros circos o carnivals. Un buen empresario se preciaba de "descubrir" (como hoy a las estrellas de cine) no comprar un Freak.


Desfigurados de guerra y accidentes, que solían aparecer en Freak-Shows

Estas fotos que exhibimos fueron una gentileza del gran, grandísimo, fotógrafo Joel-Peter Witkin (no sé si fue él o su familia), que tiene una de las colecciones más grande de Europa sobre "circus of Freaks". El mismo Witkin hace fotos con seres deformes, muertos reales, mutilados, fetos, etc. Este maestro de la luz me envío también algunas imágenes que eran propiedad de Clarence Melvin Bukhart, el fakir-payaso que murió a los 93 años, habiendo trabajado 81 en los Carnivals.


Clarence Melvin Bukhart, en los años 20 y en sus últimos años (falleció en 2001)

Entre la comunidad de fenómenos se cuentan los siameses, los hermanos parásitos (entre los que se contaba el mexicano Pascoal Pinon, amigo entrañable de Karbur, el Espanto y que tenía la cabeza de un hermanito muerto como sombrero); los dueños de miembros supernumerarios (como Francesco Lentini, con sus tres piernas y dos penes); la gente-peluda (aquejados de hipertricosis); la gente escamosa (que sufren de hictiosis); cíclopes vivientes (solo vivían pocas semanas, luego se los glicerinaba, como a Von Hagen, y se los convertía en marionetas); los travestis (hoy tan comunes, eran freaks hace 120 años); enanos acondroplásicos o pituitarios; gigantes acromegálicos; gordos de hasta 600 kilos (en la puerta del Ripley Museum de Mejico D.C. hay una reprodución de alguién así); defigurados por fuego, guerras o enfermedades; mutilados sin ningún miembro, etc.


Microcéfalo leporino (1962) y un cíclope moderno, que solo vivió cuatro semanas (afectado de etmocefalia)


Niños momificados, de unos 80 años, vendidos para shows (2002)

También se exhibían frascos con formol que contenían los fetos más deformes que se pudiera encontrar (esto se denominaba "pickles"); animales y bebés embalsamados; momias; animales "humanizados" (hoy prohibidos) haciendo tareas "humanas", fumaban, se vestían con levita y anteojos unidos con pegamentos a sus entrecejos, con las patitas delanteras rotas para que pudieran caminar con zapatos en forma bípeda; gente con cara de goma (por sufrir cáncer de maxilares); gente de goma (que estiraban su piel de manera antinatural); "pop-eyes" (generalmente de raza negra, que proyectaban sus ojos fuera de sus cuencas); circos de moscas y pulgas... también se recuerda al famoso Petófono (hay un libro divertidísimo sobre él) que "hacía música" por medio de sus larguísimas flatulencias, los "bouncers" o falsos Freaks... ah, y también se exhibía allí a los pobres enfermos de caquexia perniciosa y osificación. De ambas sufría Harim Lumley Nerú, Karbur, el Espanto y ahora también "Erik, el Muerto-Viviente".


Kobelkoft, un "armless" (1882)


Alice E. Doherty, la "niña salvaje" en 1894


Liberattore y su hermanito... (1947)


William Thomas, atrofia muscular
producto de la osificación (1874)

Doogs, el hombre menguante,
(necrosis progresiva congénita)


Stanley Berent, alias "Sealo", el Hombre-Foca


Grady Stiles, el "chico Langosta",
asesino en la vida real

En los siete minutos iniciales de El Hombre Elefante (1980) de David Lynch, se representa magnificamente un circo de fenómenos de extramuros, en Londres. Allí, Sir Anthony Hopkins se pasea con su rostro lleno de piedad en un sitio lleno de espejitos con letras góticas, paredes pintadas como telones teatrales, jaulas con enanos, frascos de formol turbio con una leyenda: "El error de Dios", autómatas y una musiquita naif que desentonaba en aquella galería de tristes horrores. Bueno, así era la feria rusa de Nizhniy-Novgorod.


Un "bouncer" (falso freak) caradura - 1930

Lord Lloyd Weber, en su Phantom... (1986), a un Erik como bestia idiotizada, parecida a la que representa Tony Curtis en Houdini (1953). En ese viejo filme se inspiró para ese pasaje de su obra; un freak patético al que se lo azotaba con un látigo y se le arrojaba la comida como a los chanchos; nada más lejos de la realidad. Harim Lumley Nerú negoció personalmente su contrato con el Sr. Salachy Novak, dueño de buena parte del citado carnival. En la mesa de negociaciones no se debió escatimar el dinero, pués Harim era realmente un espanto. La entrenada imaginación del Sr. Novak pronto encontró el número que le calzaba como anillo al dedo a "aquello que tenía delante" (en sus memorias, llenas de errores ortográficos y casi ilegibles, así lo llama). Ese número era "Erik, el Muerto-Viviente", copiado luego hasta la actualidad, pero nunca con un representante tan fidedigno de La Muerte.


La Sra. McClark, nunca mostró su rostro, con su "hermanita"- 1948

Los dibujos que adjunto son, en algunos casos, reproduciones que tuve que hacer porque los originales estaban casi perdidos, desleídos. Otros son originales y se los debo a Marcelle Maumus. El caso es que Erik (bautizado así por el Sr. Novak) vivía entre los zíngaros-gitanos de Hungría como un pashá; con un carromato para el solo, trabajando solo una hora por día. A la esperada hora donde, se dice, tocaba el órgano de agua (que, como hemos dicho, ya tocaba en su infancia), el piano, el violín, hacía un número de ventriloquía y, sobre todo, cantaba, cantaba como un ángel. Luego volvía a su "ataud de sonámbulo", de donde se tomó, seguramente, el argumento de Caligari, como ya dije.


Erik: a la izquierda, el dibujo más misterioso. Derecha: mi versión, basándome en el dibujo misterioso

Lejos de dormir en un ataud o una jaula, Erik se sentía muy a gusto en aquel ambiente; solo lamentaba los gustos mas bien groseros de sus compañeros. Ansiaba ir al teatro, a los museos, escuchar una auténtica orquesta de 80 profesores, ir a una biblioteca como la de sus padres... pero aquello, lo sabía bien, era muy dificil, a menos que perfeccionara el mimetismo, el arte del disfraz. Gustaba de la comida internacional que habia probado en su casa natal y en el Sultanato y que luego de su estancia en la Isla del Diablo añoraba más que nunca. Se vestía con finas sedas, gabardinas inglesas, pieles de astrakán y joyas de Fabergé y aunque conservaba su traje de cuero, amaba vestirse "a la europea", con levitas, clavelinas, capas largas y, ocasionalmente sombreros hongo o de copa que suplantaban los clásicos gorros de conejo y astrakán de la gente acomodada rusa. Los restos que, según Leroux fueron vaciados en el osario común, estaban calzados con botas de media caña de origen suizo.

Su repertorio de habilidades era muy extenso y crecía con los meses pero su aspecto era tan singular que hacía imposible que pudiera trabajar en los circuitos de espectáculos masivos. Los clowns, los payasos, fueron creados para ser vistos de lejos, en las arenas del circo, a una distancia de diez o más metros. Pero cuando intentaban entretener en fiestas infantiles, los niños huían espantados y algunos se orinaban o desmayaban: es que el maquillaje de estos artistas, basado en el teatro Kabuki japonés, es algo siniestro para ver de cerca.

Prueben de ver la película argentina El que Recibe las Bofetadas (1949) o sus fotos en esta misma página y van a ver lo impactante que es ese maquillaje de payaso. Su protagonista, Narciso Ibáñez Menta, me contó que se esforzó en conseguir maquillajes de clowns rusos y que Oleg Popov, el gran payaso soviético, le envío grabados de los mismos. Hago todo este preámbulo porque hay un tipo de clowns que pocos conocen: son los "permanent".


Permanent y... Eric?

Desde 1851, cuando surge el primer payaso europeo, habían, en cirquitos de poca monta, gente deforme a causa de sus narices de borracho (una afección denominada rinofima), bocas inmensas, orejas flojas, craneos deformes y con forma de galera, que se hacían tatuar por artistas chinos que dominaban los colores vivos y se convertían en payasos permanentes ("permanent"). Y, estoy seguro, que un poster que encontré en una página alemana muestra a Erik, representando una escena de clowns con un "permanent".

PASCOAL PINON
Pascoal Pinon y su "hermanito"
El Sr. Novak cuenta con patente asco, que se transmite en su triste prosa, que Erik fraternizó "con otro monstruo" llamado PASCOAL PINON. Este enorme mexicano de ojos azul-celeste y de una cultura muy inferior a la de Erik, tenía un hermano que no se llegó a desarrollar y del que solo se conservaba una semi-cabecita de niño que asomaba en la cresta de la cabeza de Pinon, como un sombrero. Esta cabeza imitaba en algunos movimientos a su gemelo viviente (los gemelos parasitarios no tienen vida en realidad, pues su en su cráneo solo hay un moco cerebroide, como en las babosas procesionarias) tales como los ojos, cejas y frente. También moqueaba a menudo, por lo que se veía a Pinon sonándose su segunda nariz.

Pascoal era también un forzudo de circo (había sido compañero del Prof. Atila, maestro de Sandow, el hombre-fuerte más famoso de esa época que llegó a trabajar con las Follies de Ziegfeld) y al igual que todos estos atletas, mentía en los pesos que levantaba y realizaban trucos para doblar herraduras, barras y cosas así. De todas maneras Pascoal Pinon tenía más de 1,90 m. y pesaba 132 kg. Sus muñecas y manos eran enormes y casi nadie le ganaba en las pulseadas. El Sr. Novak dice que para sorpresa de todos Erik era uno de ellos...

Cosa rara si se piensa que era un hombre esqueleto. Sucede que, como dije antes, los caquécticos suelen tener una fuerza y resistencia de tendones y ligamentos superior a la del hombre común; solo así se explica la resistencia que tuvo más tarde, en su plenitud (entre los 35-40 años), para levantar paredes junto con sus obreros y su transporte, tipo Tarzán, por la increíble telaraña de sogas, semejante a un galeón que ya mostraré en unas gráficas que me proveyó Marcelle Maumus. Me gustaría contar mucho más de este período maravilloso de Erik en el Circo de Fenómenos, pero la verdad es que no tengo más datos. De todos modos, me consuela pensar que pude ofrecer un poco más que el mismísimo Gastón Leroux. Como corolario de este triste capítulo les dejo una imagen final, porque luego Erik emigró a Paris.

Dice Novak que Pascoal Pinon junto a sus tres mujeres -les dije ya que todo Freak tiene muchas admiradoras-, partió un día para America contratado por el mísmísimo P.T. Barnum. Se despidió de todos, pues era muy querido y respetado, pero dejó para el final a su entrañable y misterioso amigo Erik, el muerto-vivo. Cuenta el gitano-húngaro que Erik desapareció entre los brazos y el cuerpo enorme de su amigo en ese abrazo final y que los cuatro ojos de Pinon lloraban copiosamente... Hermoso, ¿no?.

Erik, unos años después partió para París. Los diarios rusos contaban maravillas de los adelantos de Francia. De jovenes escultores como Rodin, de inquietos arquitectos como Eifel, de enjundiosos paisajistas que estaban plantando árboles y setos de flores en Bois de Boulgne, de proyectos de cabarets y circos lujosos, de un movimiento artístico como nunca se había sospechado y de unas obras encargadas por el megalómano Napoleón III sobre una casa de óperas. Ya había una, pero había que demolerla; París estaba cambiando, modernizándose. Se avecinaban décadas revolucionarias que ya las mentes mas osadas adivinaban. Por eso se planeó demoler el Antiguo Teatro de La Opera y paralelamente construir una nueva, una única. El demencial y elegante Napoleón mandó a expropiar todo un barrio para demolerlo después para hacer una avenida que fuera desde su Palacio de Emperador hasta la Casa de Operas. Cientos de familias quedaron en la calle y todo el creciente tránsito de carruajes de París se consternó. Así, con estas injusticias, comenzaban los faraónicos, monumentales planes de La Opera Garnier.

Conrad Veidt
Erik, dibujo de Ragueneau-1878
En el lujosísimo y exclusivo Transiberiano, tren que usaban inclusive los Zares, había cierta molestia. El guarda, erguido y más elegante que un petimetre europeo, y los mozos de riguroso uniforme rojo y oro, tocados con gorritos de astrakán y totalmente gays, como la guardia de la Reina de Inglaterra, estaban alborotados y alarmaban a todo el pasaje: en uno de los reservados viajaba solo un caballero increiblemente delgado en su largo lóden de paño inglés con pieles en las mangas y el cuello que casi le tapaba la cara, no se sacaba nunca su larga galera de copa y parecía tener... una nariz artificial, como de cartón rosada - al estilo de El Hombre Invisible (1933), con un copioso bigote y barbas debajo. El lúgubre paisaje, miserable y frío, de Siberia, con su ululante viento Nachar y la noche no parecían ayudar. Es bien sabido que los jovencitos gays siempre exageran porque contaban que cuando les iban a llevar comida o servicios, en la semi-penumbra en que estaba sumido el delgado caballero, debajo de la galera enterrada hasta la nariz brillaban dos ojos asombrosos, dos ojos de oro... Además decían que las dracmas de plata que les daba de propina, pese a que siempre estaba enguantado, olían a muerto. Pero, tambien contaban que tenía una voz hermosa, la voz de un ángel y que, a veces, se escuchaba detrás de su puerta un canturreo distraído que superaba en su potencia sorda al mismísimo "Nachar". Y que el caballero parecía estar muy concentrado en su cámara silenciosa.

Es que Erik quería resolver varios problemas relacionados con su futuro. El principal era disimular su aspecto, mimetizarse con el resto de la gente. Dinero no le faltaba, y los bancos importantes eran todavía confiables, sobre todo si se deposita en ellos oro.

Pero tenía todo el tiempo del mundo por delante y estaba el Arte que lo esperaba en la que ya comenzaba a ser llamada por la gente "la Ciudad Luz", que le hacía olvidar que era un genio atrapado en una momia, no extrañar una familia, un amor. Creía que este, el Amor, nunca lo estorbaría, haciéndole perder la cabeza, la razón y hasta la vida como tantos protagonistas de sus queridas Operas. Que equivocado que estaba.....

Para no pensar tomó su violín blanco del carnival y, muy quedo, comenzó a tocar un aria de Raschmaninov. Los mozos, siempre atentos a aquella puerta suspiraron embelesados. Ya no tenían miedo.

Muy arriba los herméticos nubarrones negros se corrieron como un telón y la luna llena brilló en todo su esplendor sobre la estepa eterna. El hermoso Transiberiano, como una veloz bala de cañon napoleónica, negra y dorada, pareció querer colaborar con aquel momento mágico y emitió un silbido muy largo que, en esas circunstancias, parecía el grito de un fantasma.

Esta nota continuará...

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