Terror Universal
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Seccion: Géneros (Lecturas: 149)
Fecha de publicación: Diciembre de 2000

El cine gótico

Un completo recorrido por las inclinaciones góticas en el cine a lo largo del siglo XX.

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Boris Caligari y Peter Pank



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Artículo publicado en Malacandra, revista de fantasía y terror on line.

El gótico de la universal

Ya dentro del cine sonoro, en el año 1931 la productora Universal lleva a la pantalla su versión de Dracula dirigida por Tod Browning.

El personaje del Conde es interpretado por Bela Lugosi cuya caracterización será recordada como la del "Drácula clásico". Lugosi vestido en un elegante traje victoriano y con una capa de satén negro y rojo, estaba más cerca de un aristócrata misterioso y fascinante, que de un monstruo sediento de sangre. Su lenguaje es un lenguaje de miradas y sonrisas, exenta de colmillos, en donde la maldad se capta de una simple alteración de sus rasgos faciales. Su personificación ha sido copiada por muchos pero nunca igualada. Es más, hasta el mismo vivió los últimos años de su vida en el mundo de fantasía de sus films, hasta que finalmente fue enterrado con su capa de Drácula.

El film en realidad está basado en la obra teatral del mismo nombre que era interpretada por Bela Lugosi, quien le rogó al director de la Universal, Carl Laemmle, que le dejara el papel protagónico. El estudio quería a Lon Chaney, quien ya había interpretado a un falso vampiro en London After Midnight (1927), pero murió antes de que la producción se pusiera en marcha.

Del mismo modo que en la novela de Stocker la película está dividida en dos partes: en la primera, Drácula aparece como amo y señor de su mundo: un universo extraño, donde las criptas cubiertas con telarañas, se alternan con lóbregas escalinatas, encontrando su máxima expresión en la cuidada fotografía en blanco y negro (Karl Freund) del hermoso y siniestro castillo gótico; acentuando el lado romántico de la narración; en la segunda, el Conde Drácula instala su anormalidad en la convencional sociedad londinense. El impacto que había provocado el mundo malsano del comienzo se desvanece cuando la acción se traslada a Inglaterra. Drácula traslada su persona pero no su mundo.

La sordidez impuesta, se verá potenciada por la casi ausencia de contenido musical (no olvidemos que este es el primer film de terror sonoro). Al no existir todavía el concepto de música cinematográfica, la banda de sonido esta especialmente cuidada, dejando con ello que los sonidos ambientales potencien el entramado sonoro: sirenas de barcos, gritos de horror, aullidos de lobos, etc.

El éxito de esta película fue el inicio de todo un ciclo de largometrajes de terror en los años '30. En 1936 Drácula tuvo una hija como secuela del film de Tod Browning. La Hija de Drácula (Dracula's Daughter) fue dirigida por Lambert Hillyer y podríamos considerarla como una película de menor importancia. A diferencia del Dracula de Lugosi la acción comienza en Inglaterra para trasladarse hacia el final a Transilvania donde se sucederán los momentos más góticos del film. El papel de la Condesa Marya Zaleska es interpretado por Gloria Holden, una vampira espectral, siniestra, enigmática y portadora de una belleza enfermiza, lo cual la lleva a acercarse a la actuación de Bela Lugosi.

El tema de una mujer vampiro ya había sido tocado anteriormente en el film de Carl Dreyer Vampyr (1931-1932) que estaba sutilmente basado en la novela Carmilla de Sheridan Le Fanu. Este fue uno de los films de vampiros más extraños y menos reconocidos. Se encuentra a mitad de camino entre el cine mudo y el sonoro, ya que ha pesar de estar sonorizado continua usando la técnica de carteles explicativos típicos del período mudo.

La acción transcurre en un clima onírico e irreal, en parte gracias a la fotografía de Rudolph Mate que filmó solamente al anochecer y al amanecer utilizando una lente de gasa.

Vampyr no funciona mediante los típicos standards del horror tale como la sensación de shock o las acciones físicas, deja mucho mas librado a la imaginación y a la participación mental de la audiencia que ninguna otra película de terror. La escena que aún hoy es la más espeluznante es cuando la cámara reemplaza la posición del actor en el ataúd, permitiéndole al espectador la inconfortable sensación de que también ha sido atrapado vivo dentro del cajón.

Poco después del Drácula de Tod Browning, otra novela gótica clásica fue hecha por la Universal. El film de James Whale de 1931 Frankenstein (también conocido como Frankenstein, the Man Who Made the Monster) fue una versión simplificada de la muy compleja y filosófica novela de Mary Shelley. El papel del monstruo le fue ofrecido a Bela Lugosi quien lo rechazó porque pensaba que sus dotes como actor no se reflejarían tras la excesiva cantidad de maquillaje. El rol recayó entonces sobre Boris Karloff quién gracias a este papel heredaría el reinado del horror que hasta ese momento le pertenecía a Bela Lugosi.

El maquillaje del monstruo fue diseñado por Jack Pierce. Varias capas de gasa y sustancias tóxicas se usaron para crear la apariencia única de la criatura mediante un método doloroso que llevaba mas de cuatro horas diarias de aplicación.

Las dos grandes pasiones de James Whale eran evidentemente la pintura y el expresionismo alemán. Esto se ve reflejado en los decorados expresivos, con sus cielos constantemente brumosos, en los encuadres geométricos, en la interpretación de los actores, en la contrastante iluminación en blanco y negro y en una puesta en escena creada con un concepto netamente pictórico.

En 1935 James Whale con el mismo equipo de filmación volvería para realizar una secuela (que al principio se titularía The Return of Frankenstein) con el nombre de La Novia de Frankenstein (Bride of Frankenstein) también basada en la novela de Mary Shelley.

Karloff encarna nuevamente al monstruo y el rol de la novia fue interpretado de una manera casi expresionista por Elsa Lanchester, quien además personifica a Mary Shelley al principio del film.

En términos de estilo, diseño visual, guión literario, actuación y cualquier otro elemento individual es virtualmente insuperable. Como una obra de Grand Guignol Gótico, sobresale de su predecesora y a pesar de su bajo presupuesto conserva la calidad de la original que las versiones posteriores fueron perdiendo u olvidando deliberadamente.

La película es totalmente romántica. Aquí también se da el cruce entre gótico y expresionismo como en Frankenstein, tan al gusto de James Whale. Esto se ve claramente en la escenografía que va de lo gótico (el interior del castillo de Frankenstein) a lo expresionista (el bosque de arboles desnudos, el cementerio, las cruces y los santos derribados).

El monstruo nunca es tan aterrorizante como en la primer escena en el molino quemado, a medida que el film avanza se va humanizando hasta convertirse en una criatura incomprendida que llega a querer salvar la vida de su creador al final de la película.

La serie continúa en 1939 con El Hijo de Frankenstein (Son of Frankenstein), esta vez dirigida por Rowland V. Lee. El film es mucho menos interesante que los anteriores por su tono serial y por la notoria ausencia de James Whale, a pesar de tener buenas ideas de guión y puesta en escena.

La particularidad de este film es la inclusión de Bela Lugosi en el rol de Ygor, el deforme ayudante del Dr. Frankenstein, que también lo interpretaría en la próxima película de la serie El Fantasma de Frankenstein (Ghost of Frankenstein) de 1942 dirigida por Earle C. Kenton y hasta llegaría a personificar al mismísimo monstruo (papel que había rechazado anteriormente) en el pastiche Frankenstein contra el Hombre Lobo (Frankenstein Meets The Wolf Man) de 1943 realizada por Roy William Neill.

Pero a pesar de todo Son of Frankenstein es una película fascinante y solamente en el nivel de su dirección de arte, sets, iluminación y su elegancia visual en general, debería ser considerada como la segunda mejor película de la serie. A través de constantes lluvias, truenos y oscuridad espectral, crea su propio mundo de pesadilla: nunca presenciaremos el sol o sentiremos el aire fresco y los únicos arboles que vemos están muertos. Todo es magnificado al gigantismo con proporciones de ensueño, desde la lluvia hasta el llamador de la puerta y la escalera distorcionada.

Esta saga de films de la Universal se centra más en la figura del monstruo que en la de su creador, a diferencia de las versiones que harían los estudios británicos Hammer (tema en el que profundizaremos mas adelante). La fama del monstruo se debe en parte al maquillaje de Jack Pierce logrando que los espectadores finalmente asociaran el nombre de Frankenstein con el de la criatura y no con el de su creador.
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