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Agustín Lobato -Introducción
El que se acerque a estas líneas con ciertos conocimientos acerca del tema, no debe esperar encontrar en ellas nada fuera de lo común, aunque quizá algunos datos aquí ofrecidos le resulten de cierto interés. Esta obra ve la luz tras intensivas investigaciones sobre el tema, y bebe de las fuentes mejor documentadas que la autora ha podido encontrar. Fuentes que serán debidamente reseñadas en la bibliografía. El presente trabajo va dirigido al neófito, al lego en la materia, y, sobre todo, al que comienza de alguna forma a apasionarse por el devenir fílmico de tan subyugante ser. Y porque no, al público en general. No pretendo mas que ofrecer, como bien dice el título de este ensayo, una aproximación al cine de vampiros, uno de los subgéneros mas importantes dentro del mas importante, a su vez, de los subgéneros cinematográficos, como es el cine de terror. Esperando, cuando menos agradar y entretener, les invito ya, sin mas dilación, a viajar en el tiempo en compañía de una de las leyendas con mas raigambre en la historia del hombre, capturada por uno de los mas fascinantes inventos del ser humano. - Los Primeros PasosSin ánimo de ahondar demasiado en las raices históricas del mito, y a titulo meramente informativo, cabe decir que la idea del vampiro como ser reviniente de la tumba que vuelve de entre los muertos para atormentar a los vivos, nace en la Europa central de entre los siglos XV y XVII y nace con unas características tanto físicas como de comportamiento muy distantes de la imagen que hoy en dia tenemos del vampiro, pues en tanto en aquellos tiempos se trataba de un ser repugnante y temible, hoy en día la imagen que de él se tiene es mucho mas refinada, asociándole al aristócrata elegante que perpetuaran Bela Lugosi o Christopher Lee, e incluso al seductor ultraterreno encarnado por Tom Cruise. Es por esto por lo que creo que merece mencionarse el hecho de que el cine, en sus cien años de historia, ha hecho evolucionar la imagen del mito mucho más que las leyendas que corrieron de boca en boca durante los cuatrocientos años precedentes. Pero vayamos a los primeros y balbuceantes (aunque mudos) pasos del monstruo en el celuloide. En las filmografias vampíricas, se suelen colocar, con bastante poco acierto, títulos como Vampires of the Coast (1909), Vampires of the Night (1914) o The vampire´s clutch (1914) como los inicios del vampirismo en el cine. La verdad es muy otra, pues a pesar de que estos largo o cortometrajes llevan la palabra "vampiro" en su título, suelen hacer mención a la acepción que las "femmes fatales" reciben, hablando así de "vampiresas", mujeres prototipo de devoradoras de hombres. A pesar de que en 1913 un cortometraje inglés titulado The Vampire nos cuenta la historia de una mujer-vampiro que devora a dos hombres en la India, no es hasta 1922 que el primer film importante acerca del mito de los no-muertos ve la luz. Estoy hablando de Nosferatu, eine symphonie des Grauens, película alemana dirigida por F.W. Murnau. La película es en realidad una versión libre y no autorizada de la novela "Dracula" escrita por el irlandés Abraham Stoker en 1897. A fin de evitar el pago de los derechos de autor, la productora del film, Prana Films, y el equipo creativo de la película, decidieron con excesiva inocencia, cambiar el nombre y las localizaciones originales de la novela, con la sana intención de que nadie se diese cuenta. Así, Drácula fue rebautizado como Orlock, y la acción pasó de transcurrir en la Inglatera victoriana a la Alemania de la época. Sin embargo, la jugada les salió mal, y por mediación de Florence Stoker, viuda del autor de la novela, fueron destruídas la mayor parte de las copias que se conservaban de este film, al punto de considerarlo desaparecido hasta hace relativamente pocos años. Lo que Murnau deja para la posteridad en esta película, es un inquietante relato visual a medio camino entre lo onírico y, directamente, la pesadilla, con un estilo visual tremendamente impactante, que aun hoy puede poner los pelos de punta a mas de un curtido espectador de cine de terror. Pero ante todo, Nosferatu es, junto a títulos como El Gabinete del doctor Caligari, de Robert Wiene, punto de referencia a la hora de hablar de lo que se dio en llamar el expresionismo alemán de los años 20. Tras la obra de Murnau, se suceden diversos films de temática mas o menos vampírica, de los que solo destacaré London After Midnight, dirigida por el genial Tod Browning en 1927, e interpretada por el no menos genial Lon Chaney Sr. Y si destaco este film no es por sus virtudes ni por su defectos, sino porque simplemente "no existe" (de alguna manera se perdieron todas las copias en su dia) y los cinéfilos se han quedado sin la posibilidad de contemplar el trabajo de dos cúlmines del fantastico como fueron y aún son, Chaney y Browning. No obstante, cuatro años después, el mismo Browning filmaría la primera versión autorizada del Dracula de Stoker. Es entonces, cuando en 1931 un desconocido actor Húngaro llamado Bela Lugosi (nacido como Béla Blasko), hizo, sin proponérselo, historia. A Lugosi y a Browning les debemos el que hoy en dia se siga representando al vampiro con su impresionante capa negra y el que se le vea como a un aristócrata refinado, de buenos modales, seductor y de imponente planta. La película como tal , no reune tantos valores cinematográficos como muchos le pretenden atribuir, aunque desde luego nos ha legado escenas absolutamente memorables que pervivirán en la memoria de los amantes del buen cine, y sobre todo, un mito de Hollywood: Bela Lugosi.
Hubo que esperar hasta 1936 para que la Universal se decidiera a montar una especie de continuación de Dracula, donde de paso, se eliminaba definitivamente al conde: La hija de Drácula (Dracula´s Daughter, Lambert Hillier). Poco mas que decir acerca de este film en un estudio tan pretendidamente breve como es este, puesto que aparte de su condición de rareza, poco aporta al espectador. A partir de aquí, y hasta bien pasados unos años, títulos como El hijo de Drácula (Son of Dracula, 1943), La Zíngara y los Monstruos (House of Frankenstein, Erle C. Kenton,1944) o la paradigmática (por triste) Abbott & Costello meets Frankenstein (1948), convierten al personaje de Drácula en una mera sombra jocosa de si mismo, a pesar de contar con actores tan destacables como Lon Chaney Jr., John Carradine y nuevamente Lugosi. En lo tocante a producciones acerca de otros vampiros que no fueran el conde, nos encontramos con dispersas muestras de cine vampírico a lo largo y ancho del mundo entero, que no merecen mas mención, al ser prácticamente imposibles de recuperar para su visionado, e incluso en ocasiones es difícil verificar su existencia.
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