Terror Universal
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Seccion: Géneros (Lecturas: 12)
Fecha de publicación: Julio de 2001

Evolución de Drácula

Desde los comienzos del mito vampírico hasta la industrialización y estandarización de lo chupasangres.

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Agustín Lobato



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- Los Años Hammer

El progresivo declive del cine de terror, y el cierto desinterés que este venía provocando en los espectadores norteamericanos, pusieron en bandeja la compra a bajo precio de los derechos de los monstruos míticos del sello Universal (Dracula, Frankenstein, el Hombre Lobo, La Momia...) por parte de la productora inglesa Hammer, que con mas talento que presupuesto, reflotó todos los mitos, y los redescubrió para una nueva generación de espectadores, ávidos de emociones mas fuertes, argumentos mas agresivos y escenas mas sanguinolentas. Pero el mito que salió mas favorecido de todos fue el de Dracula, gracias a la vigorosa vision del cine fantástico del director Terence Fisher, y , sobre todo, a las espléndidas interpretaciones de Christopher Lee como el conde y de Peter Cushing como su archienemigo, el cazador de vampiros Van Helsing. La primer película del ciclo Hammer, Dracula, dirigida por Terence Fisher en 1958 " [...] definió escrupulosamente el código del vampiro, sentando mas o menos las bases del género, que los cineastas seguirán con mayor o menor fidelidad en las siguientes dos décadas". Completamente alejada de la visión ofrecida por el tamden Browning-Lugosi, el Dracula de Fisher se muestra agresivo y sensual, característica esta última explotada por la productora inglesa hasta la saciedad, y que acabaría de otorgar al vampiro su condición de seductor de ultratumba.

La sangre al fin se muestra en todo su vigoroso colorido, la violencia se convierte en algo explícito, y la maestria de Fisher con la cámara no deja lugar a dudar de que se está ante uno de los mayores genios del cine fantástico.

La Hammer define en este film su manera de hacer terror, basada en enormes escenarios góticos, chillones contrastes luminosos con el predominio claro del rojo, y la inquietante sensación que produce el introducir en un ambiente a priori normal , elementos desestabilizadores que son los que realmente provocan el terror en el espectador.

No me resisto a pasar por alto en este punto la importancia ya destacada de la figura de Christopher Lee en la trascendencia de las producciones Hammer (tanto con Dracula como sin él), transcribiendo unas palabras que le dedicó el filósofo Fernando Savater: "Christopher Lee es capaz de hacer vibrar su tamaño con una energía peligrosa y hasta demoníaca, como si por muy tieso que fuese siempre hubiera algo agazapado en él. [...] su vampiro es impecable. El Dracula de Bela Lugosi es civilizado, y por lo tanto vicioso: podemos oler su corrupción cada vez que aparece en escena por debajo de la colonia cara que sin duda utiliza. En cambio, el vampiro de Christopher Lee es un espectro noble y elemental hasta en el crimen, con un aire desesperadamente juvenil del que carecía Lugosi, salvaje y feroz, sin duda,pero humanizado por la mas redentora de las aflicciones: la imborrable melancolía de que la vida no sea sino un simulacro de vida."

Y es que el vampiro de Lee dejaría tal huella que hasta el día de hoy nadie se ha atrevido ni por un instante a disputarle el título de "señor de los vampiros", que comparte, mas por nostalgia que por buen hacer, con el mismísimo Lugosi.

La Hammer llegaría a producir ocho películas sobre Dracula, siete de las cuales contaron con la presencia de Christopher Lee, mas otras dos que no lo hicieron (es el caso de "Las novias de Drácula", en la que Dracula no aparece por lado alguno y de "Kung-Fu contra los siete vampiros de oro" en la que aparece brevemente un conde de opereta que sería mejor olvidar). Asimismo, Lee encarnó al Conde en unas cuantas ocasiones mas, entre ellas en la película española "El conde Drácula", dirigida en 1969 por Jesús Franco, y que se autoerigía en la mas fiel adaptación de la novela de Stoker jamás filmada.

Monopolizados los años 60 por las películas de la Hammer, esta comienza a principios de los años 70 a dar evidentes muestras de fatiga, cayendo en picado (como vemos que es tristemente habitual) y llegando a convertir, por poner un ejemplo, al conde en un agente inmobiliaro metido en asuntos de drogas y sectas satánicas en el Londres de 1970, en la inclasificable The satanic rites of Dracula (Los ritos satánicos de Dracula, 1972). La fabrica de ideas macabras mas fascinante de los últimos años, entonaba su canto del cisne y desaparecía sin pena ni gloria. Solo el paso del tiempo puso a la Hammer y a sus películas,directores y actores en el lugar que siempre merecieron.

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