Terror Universal
E mail Nombre

Seccion: Cronicón (Lecturas: 11176)
Fecha de publicación: Agosto de 2011

Videodrome

Un análisis pormenorizado y meticuloso de ese oscuro título de culto de la filmografía de David Cronenberg.

Página 1Página 2Página 3Página 4 • Página 5 • Página 6

J.P. Bango



Registro de marcas

Bookmark and Share

Nota originalmente publicada en El Cronicón Cinéfilo

V. La última fase:

A pesar de la apariencia de obra confusa y experimental, Cronenberg no renuncia a ofrecer una explicación plausible que justifique todo lo que se ve en pantalla.

a) Todo el entramado de Videodrome parece formar parte de una fase de duermevela (como ocurre en Alicia en el País de las Maravillas) de ahí que su principio pueda sugerir que todo se trate no ya de un sueño sino de una elucubración dogmática sobre las consecuencias de llevar hasta el extremo el invento pergeñado por Philo Farnsworth, sin duda alguna, el primer gran visionario del medio catódico.

b) Sea o no una ensoñación, Cronenberg usa siempre a su favor (es decir, a favor del narrador) el recurso de la percepción, redundando en la idea de que todo lo que ocurre en la pantalla no es sino fruto del punto de vista de un hombre (al que, literalmente, no le quita ojo de encima), de otro lado, afectado por una enfermedad que, objetivamente, podría ser la causante de dichas alucinaciones.

Esté dormido o no, forme parte de un proceso degenerativo provocado por la enfermedad o no, Max Renn es consciente de la irreversibilidad de su condición y del influjo irresistible que ejerce Videodrome sobre su con(s)ciencia. Así las cosas, su nueva realidad comienza a exigirle que que pase al otro lado del terminal como O’Blivion quien, a su modo, sigue viviendo en el medio televisivo convertido en un auténtico fantasma/espectro de las ondas.

Max Renn necesita deshacerse de su cuerpo (la carne vieja) para permitir su transformación definitiva como bien le deja claro Nicky Brand una vez que ya ha satisfecho todos los trámites de su venganza: “queda una última fase para lograr completar tu transformación”.

Para acabar su metamorfosis, Max debe decir adiós definitivamente a su viejo cuerpo corrupto y entrar en la Nueva Carne al otro lado del televisor. Esto puede entenderse como el final del proceso de degeneración de una víctima de la tecnología, o como el comienzo de una nueva vida, como un suicidio o como una liberación.[1]

Su mente ya está preparada para el cambio pero este último estadio de la Nueva Carne todavía exige una decisión: es decir, que Max Renn se adentre voluntariamente en Videodrome.

Tome la decisión que tome, Cronenberg ya ha conseguido su propósito: hora y media de sugestión cinematografiada... al borde mismo de la genialidad. Ningún productor se atreverá nunca a llegar tan lejos. Así se las gasta el Cine con los visionarios. Larga vida a David Cronenberg.

 

 

 

 

 

Notas

[1] LÓPEZ, José Antonio. Videodrome (Videodrome). PASADIZO.COM

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Página 1Página 2Página 3Página 4 • Página 5 • Página 6