Terror Universal
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Seccion: Biografías (Lecturas: 25913)
Fecha de publicación: Octubre de 2006

¿Quién diablos es... Carlos Enrique Taboada? Los altibajos del miedo

Semblanza de la vida y obra de uno de los realizadores mexicanos más importantes del género fantástico.

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Iván Farías Carrillo



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Artículo originalmente publicado en Revista Cinefagia

Para ese momento Taboada ya era un negro cinematográfico hecho y derecho, un argumentista seguro que vivía a destajo de su trabajo, además de ser una parte importante de los Estudios América, donde se desempeñaba como Jefe del Departamento Literario. Al mismo tiempo, acorde a su parte de “artista sensible”, dirige en 1964 una obra de teatro, Después de Nada que pasa sin pena ni gloria. Porque Taboada, como dije anteriormente, nunca quitó el dedo del renglón de hacer obras “serias” e “intelectualizadas”.

Por eso, cuando llega el Primer Concurso de Cine Experimental decide entrar y probar suerte. En 1965 produce, escribe y dirige El Juicio de Arcadio, la que podríamos considerar su primera película de autor. Es de todos conocido que este concurso tuvo en competencia varios directores que a la postre serían piedra angular del cine de años posteriores. Roberto Gavaldón, por decir un nombre.

HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO
Una escena de Hasta el Viento Tiene Miedo

Primero tiene problemas para rodarla. Y es que entre los participantes se tenían que ayudar a realizar las obras, pero por sus antecedentes nadie quería asistirle. Claro, después de un bodrio como Recta Final (una cinta sobre carreras de caballos) y de sus conocidos guiones, nadie quería arriesgarse a que le tocara un poco de mierda.

Carlos Enrique Taboada, empero, acaba feliz con su película. Dice de ella en una entrevista para El Gallo Ilustrado del periódico El Día, que es la “película que quería hacer…” “…mi película es atea, sin concesiones, anticinematográfica, antipatriótica, antirreligiosa, antimilitarista, es discursiva y existencialista”.

Con todo, la crítica la trató con la punta del pie. El maestro Jorge Ayala Blanco, con su peculiar estilo, la vapuleó con singular alegría: “No se trata propiamente de un filme sino de una colección de discursos... Imposible tomar en serio tal acumulación de mala literatura simbólica y lugares comunes sobre el ateismo, antintelectualismo, antimilitarismo y freudismo, producto de alguna superficial lectura de verdaderas obras literarias… y como es de suponerse, el director… ahogado por la demagogia imprecatoria de su summa de la sabiduría humanística, ha olvidado por completo los aspectos formales del filme. Tanto por la desorbitada expresión física de los ojos pelones y cuerpo abatido por la duda que exige a sus actores como por las torpezas de encuadre e iluminación efectista.” Y así por más párrafos. José de la Colina, más conciso, dijo entre otras cosas, que “La Técnica de Taboada podría definirse como el daguerrotipo parlante.”

Taboada, lejos de abandonar la dirección o el oficio cinematográfico por las terribles críticas, sigue escribiendo guiones, ya muy alejado del terror. Realiza el argumento de algunas comedias anodinas y pueriles, que van a caer a directores de la misma calaña que las historias. Pero sucede algo, con seguridad un golpe en la cabeza (trato de explicarme lo tremendo del cambio), que lo hace escribir y dirigir una excelente película en 1966: Hasta el Viento Tiene Miedo.

Además de lo extraño del título para ese entonces, la cinta se revela como un trabajo maduro, sólo deficiente en algunas actuaciones y en la producción. Esta película toma el lugar cerrado de un internado para señoritas y desarrolla una intrigante y sólida historia de miedo. Debido a que la directora del internado atrapa a un estudiante asomándose a un campanario al cual está prohibido el acceso, la estudiante y sus amigas son castigadas con pasarse las vacaciones dentro del internado. Empero, poco a poco se darán cuenta que la directora y la escuela misma guardan un secreto macabro. Taboada echa mano de la oscuridad, del sugerir sobre el mostrar para provocar sobresaltos. Demuestra una capacidad innata para contar historias de miedo, con apenas unos cuantos recursos: un paneo en la oscuridad, el sonido del viento en los campos abiertos, las ventanas azotándose y la penumbra de la escuela.

MARGA LÓPEZLa actuación de Marga López como la malvada Bernarda, la directora del colegio, hace un contraste perfecto con las frágiles alumnas. Taboada se las arregla para evitar los diálogos cargados y las referencias anticlericales, aunque de facto, la cinta es abiertamente atea. Curiosamente acepta la existencia de entidades paranormales, porque hay una posesión por parte de un espíritu y con esto acepta la vida más allá de la muerte.

Por momentos la cinta parece convertirse en uno de esos trabajos donde al final se revela que no hay nada sobrenatural y que todos los acontecimientos son perfectamente explicables, pero no sucede así. Taboada decide arriesgarlo todo y contenido, pensando bien cada escena, nos da una cátedra sobre el cine fantástico hecho en México.

Y es que, como afirma Emilio García Riera: “Se apreció en su momento el intento en Taboada de crear una atmósfera ominosa sin el auxilio de la truculencia barata. “ Claro, en su monumental Historia Documental del Cine Mexicano.

HASTA EL VIENTO TIENE MIEDO

Y es que en nuestro país el cine fantástico siempre ha sido denostado, con justa razón, porque hay contadas películas nacionales que se salvan de la quema. Son pocos, muy pocos los realizadores que entienden las posibilidades poéticas de los subgéneros, llámense terror, policiaco, ciencia ficción. Por lo regular este tipo de cine siempre es la mezcla de lucha libre con argumentos absurdos o surrealistas y un presupuesto paupérrimo. Nadie lo toma en serio y los cómicos hacen las delicias del gran público ridiculizando la fantasía.

Taboada se lo toma en serio y realiza esta cinta, que sin ser la gran obra logra poner un poco de empeño en el trabajo de otros realizadores. Ni Marga López creía en su momento en Hasta el Viento tiene Miedo: “Nunca creí que esta película tuviera éxito y sin embargo gustó mucho; todavía a mucha gente le sigue gustando, les sigue provocando miedo, les sigue asustando” Según una entrevista dada a De la Vega.

 

En la tercera parte de este artículo se menciona el resto de la carrera cinematográfica de Carlos Enrique Taboada, que incluye otros dos clásicos del cine de horror mexicano: El Libro de Pieda y Veneno para las Hadas

 

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