Terror Universal
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Seccion: Productoras (Lecturas: 54466)
Fecha de publicación: Junio de 2006

Vampiros de la Hammer

Un recorrido por esa época, a mediados del siglo XX, generosa en colores pasteles, rojos sangres, películas de la Hammer y en la que no faltarán ristras de ajo, crucifijos y escotes de vampiresas.

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José Luis Cristaldo Bustamante



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Creo que muchos jovenes de mi generación conocieron a Drácula gracias a F.F. Coppola. Aparte de ellos, un grupo minoritario, tal vez por la literatura clásica. Y un segundo grupo menor aún, aquellos que fuimos hipnotizados por los relatos de nuestros tíos o padres, quienes pertenecieron a aquella juventud que vivió el costado pop de los '60. Y bien, por entonces, mientras unos iban a ver a Sandro, otros se escapaban del colegio para ir a ver las películas en Technicolor. De entre ellos, y concluyendo este preámbulo, cabe destacar un cierto género en particular, cual fue el de las películas de vampiros de la compañía Hammer Films Productions.

DRACULA (Drácula-1958)

Nuestro cuento comienza con "... Había una vez, allá por 1958, una película llamada DRACULA (Drácula)...", protagonizada por Peter Cushing y Christopher Lee. Los títulos del film nos indican que que la estrella, conforme lo previsto, sería Peter Cushing. Pero sucedió algo inesperado. Como en el anterior filme de la productora, THE CURSE OF FRANKENSTEIN (La Maldición de Frankenstein-1957), se esperaba que el rol de Lee fuera meramente secundario (vale decir: se creía que Lee sólo sabía caminar rígidamente, o balbucear para quejarse del maquillaje verde, o sacudirse una tarántula del hombro). Supongo que aquí sólo se esperaba que se lanzara bajo la estaca consabida y el resto del film Cushing explicaría cómo lo convencía para ello. Pues bien, este supuesto personaje secundario reveló ser poseedor de un inusitado carisma, moldeando un cirio que tardó dieciseis años en extinguirse.

En el primer film de la serie de Drácula, somos introducidos a la atmósfera opresiva y angustiante con la inquietante banda de sonido compuesta por James Bernard. La fanfarria nos acompaña al interior de una cripta digna de los trazos de Poe y Corman, y allí parece haber una gotera de sangre que cae sobre el ataúd de ... Drácula. Más adelante, John Van Eyssen, en el rol de Harker, nos relata en términos subjetivamente asépticos (como situado a la par de un espectador aún indiferente) que ha llegado a destino, y que ante él se yergue un velo de incertidumbre. Suspense... Aquí, otro matíz siniestro es la reticencia de los lugareños respecto del castillo en cuestión. Al pasar por el portal del patio, el buen Harker observa la cripta, pero sigue de largo. Ahora bien: ¿alguien escuchó que siquiera golpeara la puerta? Si, ya conozco la hospitalidad eslava, pero no es cuestión de que por ser inglés uno pueda entrar en la casa ajena como perico por su casa, ¿no? Y agradezca que no lo esperaba Budd con los cartuchos de sal gruesa. En el salón, silencio... Sólo se escucha el sonido seco de los pasos de Harker y la música como un tenso preludio. Puerta abierta, sugerente. Un toque delicioso es la divisa del escudo de armas, que en latín prescribe "Fe o Muerte", digna del voivoda que defendió las fronteras transilvanas de los musulmanes, sin emitir juicio por mi parte. Ahora, digánme: ¿no fue poco disimulado el modo como Harker barre de la mesa la vajilla de plata? Se merecía que la vampiresa Valerie Gaunt ahí mismo le masticara la piel, pero ésta tal vez se apiadó ante su locuacidad (o tal vez temía que la necedad fuera contagiosa). Como sea, élla se le aproxima con su escote osado que rebela generosas ubres, y asume la súplica de damisela en apuros. Hasta que, se retira ante la visión del crucifijo que Harker porta. Y aquí ocurre la escena clásica en la que aparece Drácula, con esa soltura de hombre de mundo, y la prescindencia de pompa y títulos propia de quien hace gala de plena seguridad (informalidad que, por otra parte, relaja a la audiencia).(1)

Harker, bicho traicionero, se hace pasar por aspirante a bibliotecario, cuando en realidad luego revelará que es un erudito iniciado en los modos de matar a un vampiro. Claro que cometerá un traspié al mostrarle al Conde la foto de Lucy. Al parecer, Drácula era famoso fuera de la zona. Y mientras los cazadores de vampiros se alinean en su contra, él sale muy campante con su capa de noche a dar una caminata. Asimismo, todo indica que algunos vampiros son más fuertes que otros, y por ello Valerie Gaunt se vale de la estratagema de la damisela en peligro para hincarle el diente a Harker. Y entonces es cuando aparece el Drácula que todos queremos, claro que un poco desprolijo, pero supongo que se olvidó la servilleta. Acto seguido se lleva a la vampira infractora de su mandato (2). Cabe colegir, segun Harker, que durante el día la voluntad de la víctima reciente todavía es libre, elemento que luego desaparece de la serie.

Lo que si se proyecta desde aquí hasta DRACULA RISEN FROM THE GRAVE (Drácula Vuelve de la Tumba-1968) es el hecho de que Drácula se puede despertar antes del anochecer, si bien continúa confinado por la Naturaleza. Por otra parte, otro elemento de la novela original es el efecto repelente del ajo, el cual ha sido continuamente invocado, incluso hasta la reciente iconografía (¿quién olvidaría el agua con ajos de THE LOST BOYS?). Otro elemento propio de la serie es la carroza que transporta el féretro de Drácula. Es curioso que en el resto del film no se hace mención acerca del conductor, de lo que cabe inferir que fue un servicio ocasional. ¿Fletes Cantoni? Además del ajo, un segundo rasgo, que especialmente perdura hasta el final de la serie, es el hecho de que los vampiros que mueren se descomponen aceleradamente, conforme con el genuino folklore transilvano, ya sea descomponiéndose o envejeciendo (lo que de por sí es sugerente y tendencioso, pero esperen a ver KRONOS). Detalle exquisito es la rebelde joven victoriana que abre la ventana, como al parecer ya acostumbraba, y se tiende en el lecho (ver DRACULA HAS RISEN...). El anhelo de la víctima, por otra parte, nos ilustra acerca de las connotaciones sexuales del mito del vampiro, compartiendo, como bien señalara Stephen King, sinnúmero de rasgos en común con la leyenda de incubos y súcubos, al menos en la obra de Stoker. Claro que el hambre del vampiro no es exclusivamente de índole sexual, sino que su objeto principal es la sangre, aún de niños, como ejemplifica la pequeña Tania. Que quede bien claro esto: el vampiro no reconoce ni amigos ni a familiares, por lo cual frecuentemente éstos son sus primeras víctimas, conforme el folklore. Añádase el hecho de que Drácula, una vez que entra en un hogar, luego lo hace a voluntad, y eso puede verse tanto a raíz de Lucy como de Mina. Ahora bien: es curioso que cada vez que un vampiro es perseguido, retorna a su primitiva morada - por ejemplo, además de DRACULA, tenemos VAMPIRE LOVERS (Las Amantes Vampiros-1970)-. Recordemos en la lucha cuerpo a cuerpo entre Drácula y Van Helsing, la fuerza portentosa de la que gozan los vampiros (por ejemplo, cuando levanta a Mina como a un bebé, o antes, cuando forcejea con Harker). Al final del film vemos un elemento original de la novela (que es abandonado en las sidestories o historias paralelas) como es el Sol en cuanto destructor de vampiros. Lo que por cierto no es original de la novela, sino más digno de los efectos de Méliès es el par de ojitos de plástico debajo de esa torta de cenizas que hace las veces del rostro de Drácula extinguido (3).

Suzan Farmer y Andrew Keir

DRACULA - PRINCE OF DARKNESS (Drácula, Príncipe de las Tinieblas-1966)

La serie de Drácula propiamente dicha continúa con DRACULA: PRINCE OF DARKNESS (Drácula Príncipe de las Tinieblas-1966). La obra empalma con el final de la anterior película, situándose un año despues de los hechos referidos. Al comienzo, una procesión lleva un cadáver para ser atravesado con la consabida estaca, rasgo típico de los usos regionales. A ello se opone un sacerdote cazador (que parece más liberal que los propios matavampiros laicos, pero es sólo al efecto de aproximarlo a la audiencia por empatía, dado que es uno de los héroes), con una entrada a lo Pancho Villa. Acto seguido, el director Terence Fisher nos sitúa en una taberna rural, donde el mismo tabernero que en Dracula se negaba a colaborar con Van Helsing, ahora tenía otra sucursal y se dedica a calentarle el pico a los turistas. Un detralle curioso es la aparición del carruaje con caballos adiestrados, en virtud de cuyo piloto automático van a parar los turistas al castillo que no existía. Uno se queda pensando en que si los empleara más a a menudo, no tendría que conducir el sulqui cada vez que se escapa. Nótese, a su vez, que el castillo es el mismo, en sus interores, que fuera usado en la primer película de la serie. Por otra parte, fundado en la noción del sirviente-cuidador que se vió en BRIDES OF DRACULA (Las Novias de Drácula-1960) -filme del que hablaremos más adelante), vemos que la ausencia de Drácula es cubierta por un mayordomo (tal vez para evitar invasores u "ocupas"). Como sea, resulta extraña la hospitalidad del mayordomo, pues utiliza como cordero de sacrificios a Allan Kent (Charles Tingwell), vertiendo vida sobre las cenizas de Drácula, a fin de reconstituirlo físicamente. No se puede ignorar que el líquido en la espalda del pobre señor Kent, luego de la puñalada, es incoloro. Apuntemos tambien que es factible asegurar que en realidad el espíritu de Drácula, segun la Hammer, seguía en el aire, a partir de cómo se mueven los candelabros al brindar los huespedes por él, y transversalmente por el prohemio de Las Novias de Drácula.

Barbara ShelleyUn detalle curioso es el mutismo de Drácula durante el film, como certeramente apunta un querido amigo. Bueno: convengamos que el Conde nunca fue de muchas palabras con las mujeres, lo que por un lado está bien, pues iba al punto a través del lenguaje corporal, como corresponde. Resulta encantadora la escenografía de la cripta, hasta con un cuadro de un aquelarre digno de Goya o Brueghel. Ah, por cierto: de Goya, deguella... Otra escena imperdible es cuando los vampiros rodea a Diane y a Charles (Suzan Farmer y Francis Matthews, respectivamente). Al parecer, y retomando el concepto de que cualquier cosa cruzada es una cruz, desde un par de candelabros hasta, ¿por qué no?, un par de vainillitas, Charles hace retrocedeer al Conde con los fragmentos de una espada. Vean la perla del film: Diane levanta su cruz dos veces, falla de James Needs, el montador. Para cuando la pareja superviviente halla santuario en la abadía próxima, encontramos un personaje simpático lamado Ludwig (Thorley Walters), innegablemente inspirado en el caracter de Renfield, y como éste, con una debilidad mental aprovechada para que otorgue su consentimiento (dicho sea de paso, viciado por falta de discernimiento) a que Drácula ingrese al recinto. Pues bien, hecho esto Drácula hace la jugada Dama por Dama, mientras que el abad (Andrew Keir) alecciona (luego de leer a Stoker) a Charles respecto de que el agua que corre ahogaría a un vampiro. Nótese que se acentúa la noción de la Presa, objeto de la obsesión vampírica. por otra parte, subrayo el dato de que, una vez invitado al interior, el vampiro es inmune a toda protección esotérica. A tal punto es remarcable la idea de la presa, que Drácula no comparte sus víctimas, como se viera en la película de 1958, y en esta, cuando Drácula aparta de un empellón a Helen (Barbara Shelley) al morder ésta Diane. Podemos ver, a su vez, que el fuego puede anular la mordida del vampiro, claro está, siempre que la víctima no haya sido ya iniciada. Particularmente interesante es la escena del bautismo, tomada en abstracto de la novela original, a lo cual llega Drácula luego de hipnotizar con la mirada a la Presa. Este tópico del Bautismo es uno de los más aberrantes del mito, y tal vez el que más resalta su tono necrofílico. Con la anulación de Drácula, asistimos a la Liberación de la Presa (en esta ocasión, Bautizada), lo que ya aparecía al final del film de 1958, y que tambien proviene de la novela.

Esta nota continuará...

 


1: Se podría hablar largo y tendido sobre esa brevísima escena, la de Chris Lee bajando las escaleras y deteniéndose frente a cámara, hasta se podría decir que lo hiciera como si fuera un hombre de negocios.

2: Cuando veamos SCARS OF DRACULA, sabremos que no sería la única.

3: Bueno, peor fue con los huevos poché del final de THE LEGEND OF THE 7 GOLDEN VAMPIRES (La Leyenda de los Siete Vampiros Dorados-1974)

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