Terror Universal
E mail Nombre

Seccion: Artículos (Lecturas: 10)
Fecha de publicación: Septiembre de 2002

Jekyll & Hyde sobre las tablas

Sin duda alguna el personaje dual invención de Robert Louis Stevenson es uno de los grandes mitos del siglo XX, a pesar de haber visto la luz en el siglo XIX...

Darío Lavia



Registro de marcas

Bookmark and Share

Sin duda alguna el personaje dual invención de Robert Louis Stevenson es uno de los grandes mitos del siglo XX, a pesar de haber visto la luz en el siglo XIX. El Extraño Caso del Hombre y la Bestia ha tenido durante más de 100 años adaptaciones de todo tipo, teatrales, cinematográficas, radiales, musicales y televisivas. Este honor solo ha cabido a pocos personajes monstruosos, tales como Drácula, el Monstruo de Frankenstein y Quasimodo, por ejemplo, y nos habla de cierta inquietud del ser humano acerca de temas que nos atañen muy cercanamente. Con Drácula hay una atracción muy particular por las connotaciones sexuales; con Quasimodo y el Monstruo tenemos la bruma del rechazo hacia lo monstruoso y el temor del individuo a ser rechazado. Es con el Dr. Jekyll que ambos paradigmas se unen, agregándose también el de la doble personalidad, algo soñado por muchos, una fantasía casi innata del hombre que consiste en poder realizar todo aquello que uno desea sin importar que sea bueno o malo, sin tener que cargar luego con ninguna culpa o responsabilidad.

En ese sentido Hyde, el alter ego de Jekyll, hace siempre hincapié en la endeble dureza de los razonamientos de aquellas personas que bajo el escudo de la razón y la moral se niegan a cometer vicios y fechorías, a las que Hyde se dedica sin ningún tipo de cargo de conciencia, disfrutando como loco en cada una de sus acciones. Stevenson nos planteó en su momento una novela en 10 capítulos; más tarde hubo una versión teatral que se dio con gran éxito en el Londres victoriano y que tuvo que ser cancelada por motivos de fuerza mayor, cuando en las calles, en la realidad, un "Hyde" que se hacía llamar "Jack el Destripador" iniciaba su ola de muerte, luego célebre en las crónicas negras en todo el mundo. El suceso del Jekyll teatral pasó a Broadway a principios del Siglo XX y con el advenimiento del cinematógrafo como medio de expresión artístico también tuvo sus versiones (quizás la más antigua sea la dinamarquesa de 1909), siendo la de John Barrymore de 1920 la más notable del cine mudo y la de Spencer Tracy de 1931 la más recordada del cine sonoro.

La llegada de otros medios agregó nuevos planteamientos (televisivo, musical en Broadway, radiofónico, etc.) y a uno de estos, una versión teatral, Terror Universal tuvo el grandísimo honor de ser invitado. DR. JEKYLL, con dirección y adaptación de Pablo Silva se estrenó en marzo de 2002 y su trama combina los elementos imaginados por Stevenson con toques de comedia y referencias de todo tipo, con buen gusto en algunos casos y con interesantes insinuaciones sexuales y psicológicas en otros.


Arriba: Natalia Masseroni, Carlos Echevarría, Guillermo Chinetti; sentados: Marcelo Griess, Zulema Caldas Martin Borisenko (Fotografía de Fabián Toum)

Hay tres amigos, los Doctores Jekyll (Carlos Echevarría), Leyton (Marcelo Griess) y Utterson (Martín Borisenko), los cuales discuten acerca de mil y un temas, en el particular estilo inglés, con una copa de brandy y haciendo alarde cada uno de lo suyo. Sin embargo Henry Jekyll es una persona con tics, con expresión atormentada, un hombre cuyo rostro y postura corporal expresan quien sabe que problemas de retrotraimiento e introversión. Jekyll es un genio científico y ha descubierto un compuesto que es capaz de operar una división en su espíritu. La división trae a la vida al odioso y atractivo Edward Hyde, el otro yo de Jekyll. Hyde no solo carece de todos los problemas físicos de Jekyll sino que también es un galán y se dedica en cuerpo y alma a saciar sus apetitos. Jekyll discute con sus dos amigos, con Utterson, abogado y encargado de su testamento y con Leyton, colega médico, cuando decide legar todos sus bienes al misterioso Hyde, quien para ellos es un misterio. Jekyll posee una becada, la Srta. Mary (Natalia Masseroni), quien prontamente se verá inmersa en un triángulo de solo dos vértices. El mayordomo de Jekyll, Poole (Guillermo Chinetti) y la simpática empleada de Utterson, la Sra. Smith (la esbelta Zulema Caldas) completan el cuadro.

Los personajes secundarios, a lo largo de la hora y media que dura la obra, son verdaderos libros abiertos de aristas psicológicas: Leyton (quizás el personaje mejor desarrollado de toda la obra, mérito de su intérprete Griess) es un egocéntrico y está enfermo de temores y envidia; Utterson en su aspecto externo de persona seria y formal, esconde varios intereses creados; la bella Srta. Mary, inexperta e ingenua, cree tener un sentimiento por su mentor, el Dr. Jekyll, pero se ve rápidamente seducida por el brutal Hyde (pasión que se consuma en un alucinante menage a trois con el propio Poole de invitado); Poole mismo, mayordomo servil, carente de voluntad propia y cuya única misión es servir a como de lugar a su amo, una misión que se convierte en pasión y obsesión; la Sra. Smith, quizás el personaje más dinámico de toda la obra (y el único que no tiene desviaciones sexuales).

Una de las virtudes de la obra reside en las interpretaciones de los actores, resaltando varias perlas de los más veteranos del elenco. Hay un momento en que el siniestro acechador Hyde ataca a la pequeña Sra. Smith (quien literalmente vuela por el aire ante el ataque de Hyde) y la viola. La anciana regresa a la casa de su patrón y trata de ordenar sus pensamientos, siendo curada por el Dr. Leyton. Más tarde Leyton es víctima de una crisis nerviosa y su pierna empieza a temblar compulsivamente. La Sra. Smith se sienta en el regazo de Leyton, y ella misma también tiembla. En otra parte de la obra Poole, el mayordomo, acude a visitar a Utterson para pedirle ayuda ya que teme por la salud de su amo, dando lugar a unos diálogos picarescos y con connotaciones muy particulares. Por sobre todo tenemos un humor muy particular, una versión vernácula del "humor inglés", con

La duplicidad de escenas, que se suceden al mismo tiempo y la particular y lejana visión del laboratorio, junto con la iluminación en general y la imaginativa puesta en escena, son originales y atractivas y hablan de una preocupación por otorgar al público un interés adicional, dado el hecho que todo el mundo conoce la historia de Jekyll y Hyde. Un buen hallazgo (que se ha visto en series norteamericanas recientes como ALLY McBEAL) es que cada personaje lleva a escena un deseo imaginario. En ese momento una iluminación azulada y una música característica inundan la sala, y aquel personaje entonces lleva a cabo lo que se imagina: la Sra. Smith golpea a su patrón y al Dr. Leyton, Leyton besa a Utterson, la Srta. Mary abraza a Leyton, etc.

Dr. Jekyll: Teatro "El Vitral", en Rodríguez Peña 344, Buenos Aires. Sábados y Domingos 21hs. Entrada: $10.

Más información: http://www.doctorjekyll.net