Terror Universal
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Seccion: Entrevistas (Lecturas: 2004)
Fecha de publicación: Enero de 2020

Jesus Palacios: Del fantástico antropológico al Folk Horror

Entrevista exclusiva a Jesús Palacios, coordinador del reciente libro “Folk Horror: Lo ancestral en el cine fantástico”, editado por Hermenaute y la Semana de Horror y Fantástico de San Sebastián, propalada originalmente en el programa Cineficción Radio y publicada en la revista “Cineficción” #11.

Darío Lavia



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Presentación en la XXX Semana de Terror y Fantástico de San Sebastián

— Dedicas el libro a Joaquín Palacios, que fuera una especie de arqueólogo de relatos folklóricos y ancestrales. ¿Hay alguna publicación suya, alguna antología disponible?

— Dedico el libro a Joaquín Palacios, que fue mi padre y que además de ello pues se ocupó de darme una educación en el lado oscuro, yo ya nací rodeado de una amplia biblioteca de temas extraños, de literatura fantástica, ciencia ficción, ocultismo, etc., y la verdad es que a él le debo mis propias inclinaciones. Yo nunca encontré ninguna oposición por parte de mi padre en que me dedicara a estudiar y a escribir sobre este tipo de materias del lado oscuro sino todo lo contrario. Y efectivamente mi padre escribía de forma no exactamente profesional pero tampoco era precisamente un aficionado y una de sus motivaciones era recopilar historias folklóricas, tradiciones de todos los pueblos del mundo, de tema sobrenatural y macabro que desdichadamente no llegó a recopilar nunca en un solo volumen sino que fue publicando en distintas revistas. Sí que se publicó, justo después de su fallecimiento, una Antología de la poesía macabra española e hispanoamericana que editó por supuesto la Editorial Valdemar y que se puede encontrar en librerías.

Antologia de la poesía macabra española e hispanoamericana

Folk Horror te permitió asignarle ese rótulo a una tendencia cinematográfica que venías siguiendo con atención desde mucho antes de que el documental de Mark Gattis A History of Horror acuñara el término. ¿Cuál fue tu primera revelación del Folk Horror?

—Mi primer descubrimiento del Folk Horror fue a través de dos películas, El hombre de mimbre, que vi por televisión y me impactó profundamente – impacto que compartí de inmediato con mis amigos aficionados como Alfredo Lara y José Luis Yubero—y la otra fue el cine australiano que nosotros vagamente llamábamos “fantástico antropológico” que pudimos ver en el festival Imagfic de Madrid dedicado al cine fantástico, donde se proyectaron películas como La última ola o Picnic en las rocas colgantes y producciones neozelandesas como The Lost Tribe, y que nos llamó la atención por su utilización precisamente de lo antropológico, ancestral y folklórico en plan más de horror y fantasía extraña totalmente sorprendente.

— ¿Por qué El hombre de mimbre es el filme más influyente en el desarrollo del Folk Horror?

— Sin duda lo es por muchos motivos entre los cuales está el presentar todos los elementos propios del género concentrados en una hora y media, en una sola producción, lo cual ha permitido que a menudo sea copiada, imitada y homenajeada. No se trata tanto de su remake directo como la película con Nicolas Cage sino de los muchos palimpsestos que se han hecho de la misma, con films como Dark Lands hasta la reciente Midsommar, incluyendo también la secuela menos conocida que dirigió el propio director de El hombre de mimbre, Robin Hardy, que se llamó The Wicker Tree, que es una película muy menospreciada injustamente y que también merece la pena considerar dentro del género como una más que digna continuación de la original.

The Wicker Man

«Por otra parte, El hombre de mimbre es un film que tiene todos los elementos constitutivos del género: el enfrentamiento entre paganismo y cristianismo con su sociedad moderna, la comunidad aislada en una zona, en este caso, en una isla pero es una zona rural, completamente cerrada, con sus propias tradiciones y costumbres; el hecho de que prácticamente todo el suspense y el horror tengan lugar a la luz del día; la utilización de elementos procedentes del acervo tradicional y folklórico, en este caso muchos de los rituales que se describen se pueden encontrar en obras como La rama dorada, de James George Frazer o incluso en las descripciones que hace Julio César de la religión de las Galias en su De bello gallico; y por supuesto la estructura mítica de la propia narración, esa estructura laberíntica de espiral, de auténtico laberinto en el que se mueve el protagonista y en el cual se va encontrando cada vez más atrapado hasta resucitar ese ritual ancestral del que él mismo forma parte sin saberlo. La película es estupenda en todos los sentidos, muy compleja, tiene una banda sonora folky que coincide mucho con el revival del folk que hubo en esos momentos a través de la contracultura hippie, neopagana y wiccana de los años ’60 y ’70, lo cual le da una nota de carácter histórico muy apropiada.

— Bueno, es un hecho que la película tiene mucha tela para cortar, ¿verdad?

— Todas esas lecturas que se pueden hacer de la película, incluyen la sátira, el terror psicológico, la utilización de la religión como un medio de inducción a las masas... en fin, creo que realmente El hombre de mimbre es una auténtica obra maestra y un modelo a imitar constantemente aunque se trate de un film inimitable precisamente por eso que te decía, de que reúne todas las condiciones tanto narrativas como cinematográficas, estructurales y formales básicas para describir mejor que ningún otro ejemplo en qué consiste realmente el Folk Horror y lo ancestral en el cine de terror.

The Wicker Man

— Citas a dos autores como ancestros directos del Folk Horror, Arthur Machen y Algernon Blackwood. ¿Por qué adquieren tanta importancia y cuáles de sus obras nos recomiendas?

— Existen por supuesto muchísimos antecedentes literarios del Folk Horror tanto en la literatura fantástica anglosajona como en las de otras naciones, como Francia, Italia, incluso podríamos encontrar ejemplos en España, pero sin duda la mayor influencia en esta utilización de elementos precristianos, paganos, procedentes de acervos tradicionales de las leyendas y cuentos infantiles, folklóricos y feéricos las encontramos en dos autores británicos como son Arthur Machen y Algernon Blackwood, que aparte de influir profundamente en Lovecraft, utilizaron en forma muy creativa e inteligente estos elementos de lo ancestral, estos elementos tradicionales en sus cuentos de terror que son auténticas obras maestras. En el caso de Arthur Machen, sobre todo teniendo en cuenta su procedencia galesa, utilizó elementos británicos, gaélicos, célticos, pre-romanos mezclados también con notas medievales y esotéricas –puesto que él mismo llegó a pertenecer a una de las ramas de la Golden Dawn—y esto se puede encontrar en muchos de sus relatos, desde los reunidos en su novela Los tres impostores, a los publicados en sendas antologías por la Editorial Valdemar donde se encuentran novelas como La novela del sello negro, La pirámide dorada y tantas otras en las que las leyendas feéricas y los cuentos de hadas adoptan una forma terrorífica que le sirvió también de clara inspiración a Lovecraft para sus mitos de Cthulhu.

Algernon Blackwood

— ¿Y qué puedes alumbrarnos sobre Algernon Blackwood?

—Algernon Blackwood utilizó también elementos folklóricos y tradicionales de otras culturas, no solo de la anglosajona como en su famoso cuento “El Wendigo”, donde utiliza esta figura terrorífica procedente de la mitología de los nativos americanos y también de un papel muy importante a los elementos atmosféricos y a los escenarios rurales, a los escenarios campestres, adelantándose no solo al Folk Horror sino a eso que a veces denominamos “Eco Horror”, o terror ecológico, que pareciera ahora tan apropiado, en historias como “Los sauces” o “El campamento del perro”, entre otras muchas. Además, Blackwood fue también un hombre muy versado en tradiciones ocultas, esotéricas, espirituales y demás y eso se nota en sus relatos y en el influjo que el Folk Horror tiene también de la cultura ocultista y “ocultural”.

—El siglo XXI parece ser un páramo yerto en magia e imaginación, pero este regreso a eras de paganismo y de conexión con la naturaleza, en contraste, también parece traer aparejados ciertos demonios oscuros, los que bullen en los sueños milenaristas de fanáticos de hoy. ¿Está tan muerto el pasado como creemos o este Folk Horror es una elaboración contemporánea de un pasado que no fue?

—Por supuesto no deja de ser curioso que en pleno siglo XXI, en la “aldea global” (que quizás tenga más de aldea que global), en un mundo que nosotros mismos podemos estar charlando con miles de kilómetros de por medio como si estuviéramos juntos tomando tranquilamente el té y donde la tecnología, la ciencia y el progreso parecen haber desterrado por completo las supersticiones, las creencias, el paganismo, etc. haya resurgido este Folk Horror que caracterizó los años ’60 y ’70, tan contraculturales, tan neopaganos y hippies, pero como digo, haya vuelto en estos momentos con renovado vigor. Puede que ello se deba a una necesidad de reencantar un mundo laico y un mundo muy triste, un mundo en que esas mismas comunicaciones virtuales, digitales, esa misma inmediatez tecnológica, en realidad, ha enfriado mucho la cualidad humana de las relaciones y sobre todo también de nuestras relaciones con el propio planeta, con lo telúrico, con las corrientes subterráneas que nutren a la naturaleza y que conectan los ritmos del ser humano con los ritmos del planeta: de alguna manera, que en plena crisis medioambiental, en este momento de calentamiento global y enfriamiento humano, el revival del Folk Horror está teniendo lugar de forma tan descarada en la cinematografía fantástica y de terror.

Folk Horror: Lo ancestral en el cine fantástico

— Esta nueva ola del género, ¿está en su cénit o se está agotando?

— En los últimos años, sin duda, procedente de las Islas Británicas e Irlanda, está habiendo un aluvión de películas de este tipo que vuelven a utilizar el folklore, que vuelven a utilizar las creencias paganas, las criaturas ancestrales, los viejos dioses, para asustarnos. Títulos como El ritual, como El bosque maldito, Midsommar, vosotros mismos podéis recordar muchos títulos más que, desde el año 2010 en que Mark Gatiss acuñó el término y resucitó virtualmente el Folk Horror, están llegando virtualmente a nuestras pantallas. No me cabe duda de que esto no ha terminado ni mucho menos. Dentro de muy poco se estrena Gretel y Hansel que es una revisión oscura del cuento de hadas tradicional “Hansel y Gretel”, yo creo que sin duda el éxito de muchas de estas películas, no solo a través de las pantallas de cine sino también a través de plataformas como Netflix, donde se han podido ver algunas de ellas, está propiciando que se vayan a seguir produciendo. Otra cosa es si este renacimiento del Folk Horror es tan auténtico, si obedece a pulsiones naturales del espectador y del creador cinematográfico como aquel surgido en los años ’60 y ’70 o bien si se trata de otro fenómeno retro, otro fenómeno nostálgico como tantos otros que hay en el cine fantástico actual.

—Sea retronostalgia o reinvención, este Folk Horror opera contra el contexto del siglo XXI, ¿verdad?

—Por supuesto, el pasado no existe y lo que hace el Folk Horror, de la misma manera que lo hace el Fantasy o la fantasía heroica, es reinventar todo esto; de hecho, en la propia película El hombre de mimbre podemos encontrar, en clave irónica, cómo esta religión céltica pagana que veneran los habitantes de la isla escocesa donde se desarrolla la acción en realidad es una reinvención totalmente voluntaria y consciente del Lord de la isla. No se trata de que realmente hayan sobrevivido esas tradiciones sino de que han sido reinventadas así como también Aleister Crowley, la Wicca, los movimientos neopaganos de los años ’60 reinventaron esos cultos ancestrales que ya de ninguna manera pueden responder a las mismas necesidades de sus originales creadores, o de la gente que realmente vivía contemporáneamente a esas creencias.

La bestia en la pantalla: Aleister Crowley y el cine fantástico

—Al tiempo de la redacción del libro aún no se había estrenado, pero ¿qué apreciación te mereció Midsommar?

—Sí que cuando estaba trabajando en la redacción de Folk Horror: Lo ancestral en el cine fantástico que como sabéis, es un libro colectivo en el que colaboran muchos otros, tuve la oportunidad de ver Midsommar poco antes de su estreno y creo que eso se aprecia en algunos de los comentarios que hago en las partes que yo mismo he escrito en el libro. De alguna manera, Midsommar que me parece bastante superior al anterior film de Ari Aster, Hereditary, no deja de ser también un tanto decepcionante en muchos aspectos. Es un ejemplo perfecto de lo que decía un poco antes acerca del hecho de que la resurrección del Folk Horror actual no obedece tanto a una verdadera pulsión natural en los realizadores y en los creadores cinematográficos como sí ocurría en los años ’60 y ’70, en que la contracultura pagana, neopagana y ocultista se vivía día a día, como a una especie nostalgia y necesidad de recuperar esos elementos para reactivar y refrescar un cine fantástico y de terror que se encuentra a veces un poco en un callejón sin salida creativo.

— ¿Cuál es tu opinión sobre su realizador?

— Personalmente creo que Ari Aster es un director muy sobrevalorado, es una especie de tuerto en el país de los ciegos –por decirlo de alguna manera—que remite a la obra de otros cineastas como Kubrick, Polanski, Dreyer, Bergman, etc. para –de alguna manera—utilizarlos en su propio favor y disfrazar unas películas bastante elementales en muchos aspectos de una sobreescritura cinematográfica y guionística que solo engaña a aquellos millennials que no han visto estas obras originales, que no conocen la historia del cine fantástico y por lo tanto se les cae la baba con un plano secuencia o con cualquier escena metafórica que, por otro lado, es completamente vulgar y sobreescrita cinematográficamente. No obstante, Midsommar me parece muy superior a Hereditary pero también por el simple hecho de que casi cualquier película de Folk Horror se beneficia por lo que yo llamo “los coros y danzas del Infierno”: introducir esos elementos ancestrales, folklóricos, aunque sean como ocurre en Midsommar, reelaborados, reinventados, siempre da un plus de unheimliche, un plus de siniestro, un plus de miedo a estas historias, lo cual es muy interesante que Ari Aster no escapa de utilizar de manera inteligente en algunos momentos de su película.

Midsommar

— ¿Qué proyectos se cocinan en estos momentos en el palacio ancestral de Jesús Palacios?

—Los proyectos en los que estoy trabajando ahora son, como casi siempre, incontables; uno no puede parar en esto, porque en el momento en que paras estás prácticamente muerto. Ahora mismo, pues desde colaborar en un libro que celebra el próximo centenario de El gabinete del dr. Caligari, hasta varios proyectos en el aire sobre distintas facetas del cine de horror actual hasta también un libro bastante arriesgado sobre los escándalos sexuales en el Hollywood actual, a favor –por supuesto—del sexo y en contra de cualquier forma de censura.

— Querido Jesús, esta entrevista es un sueño soñado desde hace años y también lustros, te agradecemos desde Buenos Aires la deferencia que has tenido con nuestra publicación y esperaremos ansiosos por estos proyectos y su materialización...

—Muchas gracias y un enorme saludo desde el lado oscuro, espero que nos veamos pronto en alguno de esos cónclaves que celebramos todos los aficionados al lado oscuro.

Jesús Palacios

Folk Horror: Lo ancestral en el cine fantástico fue editado por Hermenaute y la 30 Semana de Cine Fantástico y de Terror de San Sebastián. Junto a Juan Moyano, José Papparelli y Eduardo Manola asistimos a la presentación del libro y reflejamos nuestras impresiones en Cineficción #11.