Terror Universal
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Seccion: Entrevistas (Lecturas: 717)
Fecha de publicación: Agosto de 2019

Entrevista a Ángel Gómez Rivero

Con la excusa de un programa especial dedicado a Bram Stoker, para el programa "Cineficcion Radio" conducido junto a Chucho Fernández, nos hemos dado el lujo de entrevistar al autor prolífico, a la autoridad del cine fantástico y al entrañable amigo de ultramar, Ángel Gómez Rivero.

Darío Lavia



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La marca del vampiro

– Hace dos años nos enviaste un prólogo para el breviario de Bela Lugosi (¡que teníamos que mandar a imprenta con premura!). Para  nosotros significó el cumplimiento de una ilusión largamente acariciada, que fue tener tu nombre en la portada de nuestros libros. Pero la verdad es que el hecho de que te hicieras un espacio durante aquel intenso fin de semana, de muchos compromisos, es también testimonio de tu adoración por la figura del actor húngaro. ¿Querrías compartir con nuestros lectores cómo fue tu primera revelación de Bela Lugosi?

– He de decir de entrada que me sentí muy orgulloso de que pensarais en mí para ese prólogo, un libro entrañable. Fue una muestra de cariño que yo jamás olvidaré. Y respecto de Lugosi… fue un fotograma suyo desde una enciclopedia el que me conectara con el horror gótico, y hablo de la edad de 13 años. Más de niño, aún, apelando al recuerdo, yo ya había visionado una película suya en un cine de verano, en la década de los ’60. Era una reposición, Abbott y Costello contra los fantasmas, que fue como se llamó aquí Abbott and Costello Meet Frankenstein de Charles T. Barton, pero yo era demasiado niño para saber entonces de actores, de realizadores, en definitiva, sobre los vericuetos de hacer una película. Para mí se abría un mundo increíble, repleto de seres sobrenaturales que excitaban mucho mi imaginación. Por Bela Lugosi y sus maneras tan particulares de crear sus propios personajes, siento una debilidad especial, amén de considerarlo siempre en el podio de los más grandes. Recordemos a Lon Chaney, Boris Karloff, Christopher Lee, Peter Cushing, Vincent Price y mi amigo Paul Naschy. Hubo un crítico de moda que lo acusó de que su carrera comenzara y terminara con Drácula. Yo cuando leí este comentario me quedé sorprendido, al margen de sus personajes vampíricos de envergadura (recordemos al conde Mora y Armand Tesla), de Lugosi siempre valoraré una colección de papeles misteriosos y sobrenaturales muy potentes, en los que nos dejó claras muestras de esa magia suya tan particular a la hora de abordar la villanía. Ahí tenemos, a la memoria, al doctor Mirakle, Murder Legendre, Roxor, doctor Benet, Ygor, Bela, doctor Vollin, etcétera. O sea, una lista interminable para películas, la mayoría de ellas inolvidables, que marcaron las décadas de los ’30 y ’40.

Dos vistas a Villa Diodati, Algeciras, España

– Eres un apasionado y estudioso de la obra del abogado irlandés, que llegó a tu vida cuando tenías 14 años. ¿Qué significa para ti Drácula de Bram Stoker y por qué todos los amantes del género fantástico deberíamos leerla?

– Todos tenemos un libro y una película para llevarnos a una isla desierta. Pues bien, para mí sería Drácula la novela que me llevaría, y la película, para complementar la información, sería La novia de Frankenstein, lo he dicho en muchas ocasiones. La novela la he leído como siete veces y aviso que no me quedaré ahí, necesito más lecturas. Desde que la leí de chaval, supe que era mi novela favorita del género y que iba a ser la favorita por siempre. He leído mucho, muchos cientos de novelas. Los universos que recrea son difíciles de igualar, por más que se haya intentado en numerosas ocasiones. Yo la recomendaría a los aficionados, sobre todo a los que sienten la literatura romántica de horror, allá donde campan autores como Poe, Bécquer o Le Fanu, por citar a los más importantes. Jamás un personaje de ficción, como Drácula, llegó tan lejos en la cultura popular: ¿quién no conoce a Drácula? Con respecto al contenido de la novela, para mí es tan fascinante porque Stoker jerarquiza el mal en la figura de este conde vampiro y lo sumerge en un hábitat de pesadilla pura. Aprovecho para comentar que jamás vi una historia de amor en ella – como algunos quieren implicarla–. Drácula para mí, y creo que para todos, es un ser espantoso, que atenta contra una moral establecida en la sociedad victoriana en la que se vive la trama. La descripción física y espiritual del personaje es la de un pestilente demonio del mal, y lo cito así en plan poético, porque es importante detenerse en eso; desde luego que existen simbologías, pero la historia de amor y camaradería la encontramos entre los humanos que luchan contra esa hegemonía del espanto más supremo. Es una novela que, por más que la lea, siempre le encuentro matices nuevos y renovadas reflexiones. Hablar de esta novela para sacarle todo el jugo requeriría más entrevistas, charlas, conferencias, mesas redondas, pero siempre nos quedaríamos cortos.

Drácula vuelve de la tumba

– Todo habitante del planeta Tierra nacido durante el siglo XX identifica naturalmente a Drácula con Christopher Lee. ¿Qué registro o cuerdas ha tocado el actor británico para merecer el cetro de Bela Lugosi?

– Christopher Lee fue al cine en color lo que Bela Lugosi al de blanco y negro. Es lógico que todo el mundo hoy día, pues, identifique a Lee con Drácula, ya que su físico fue el más adecuado para recrear un ícono tan potente hasta el punto de no haber tenido un continuador a la altura. Aunque ha habido algunas interpretaciones excelentes, ni Gary Oldman ni Frank Langella, que son interpretaciones de altura, aportan tantos valores icónicos. Viendo los fotogramas de Christopher Lee encarnando a Drácula siempre pienso en que se trata de un ser auténtico, no un actor dando vida a un personaje. Ahí está su fuerza y su convicción. En mi caso, hablar de la creación de Drácula por parte de Bela Lugosi o por parte de Christopher Lee, el alcance de ambas, es como hablar de papá y de mamá: son dos excelentes e inmortales visiones de un mismo personaje, adaptadas a su tiempo. En el caso del astro húngaro, solo lo interpretaría dos veces, a pesar de la fama. Protagonizó el Drácula de Tod Browning y Abbott y Costello contra los fantasmas, que sería la despedida del gótico, de los monstruos de la productora Universal, ya que en La hija de Drácula de Lambert Hillyer no olvidemos usaron un maniquí con sus facciones y se ahorraron unos cuantos dólares. Y también me acuerdo de su breve aparición en el corto Hollywood on Parade en el que Bela Lugosi, caracterizado de Drácula, se enfrenta a Betty Boop, el personaje del cartoon. Una aparición anecdótica pero muy interesante. Se me ocurre que Lugosi tuvo dos creaciones igualmente memorables, en el terreno del vampirismo, con La marca del vampiro de Browning como el citado conde Mora, y El retorno del vampiro de Lew Landers, con ese ocultista que deviene en vampiro a la postre. Y son personajes, ya digo, el conde Mora y Armand Tesla, que podrían haber sido el mismísimo conde Drácula, por su estética y sus maneras. Bueno, y Christopher Lee tuvo más propuestas con el personaje de Bram Stoker, no solo con la serie inolvidable de la Hammer, fuera en Europa, Francia o España, pero es esta serie con la que alcanzó sus más grandes logros, sobre todo con sus tres primeros títulos, Drácula de Fisher –ya citado—, Drácula, príncipe de las tinieblas también de Fisher y Drácula vuelve de la tumba de Freddie Francis, por la que siento una debilidad especial, por muchas razones. La proximidad en el tiempo también juega a favor del actor británico, ¡qué duda cabe!

La huella de Drácula

La huella de Drácula, antología editada por Calamar Ediciones que comentamos en el programa en que entrevistamos a Miguel Ángel Plana, nos lleva al universo victoriano del sempiterno conde. ¿Cómo surgió este proyecto? ¿Cómo trabajaste estos 22 relatos –sin contar los microrrelatos finales— que se materializaron en esta bien equilibrada y variada antología?

La huella de Drácula– Yo llevaba años pensando en escribir una continuación de la novela de Bram Stoker, Drácula. Y se me ocurrió esta antología La huella de Drácula, para la que conté con algunos amigos escritores interesados en la materia. Y así conté con algunos textos míos que incluiría en la novela comentada. De alguna manera y, a pesar de las distancias, conseguí abducir a Juan Luis Helguera de Deus, Jorge Sánchez Guerrero, Sarah Manzano Lobo, Carlos Díaz Maroto, Miguel Ángel Plana, Juan Emilio Ríos Vera, José Carlos López Pérez, Javier Magano, Gustavo López Pérez, Manuel Aguilar García y a mi propio hijo Ángel Gómez Hernández, para que fueramos totalmente un equipo. Se trataba de rendir tributo al escritor irlandés y a su novela; nada de elucubrar con argumentos extravagantes en busca de enmendar la letra y el espíritu del original. Eso lo tuve muy claro. Y a juzgar por los comentarios de amigos y conocidos que leyeron la antología, por las críticas y también por las ventas –¡qué duda cabe!—sospecho que algo hemos conseguido. Lo que sí tengo muy claro es que todos los escritores que participamos dimos lo mejor de nosotros, y fue una experiencia inolvidable.

Penumbra

– La última pregunta para no abusar de tu tiempo, Ángel: ¿qué proyectos se están cociendo allá en tu estudio-museo de Villa Diodati?

– ¿Proyectos…? ¡Muchos! Acabo de terminar la citada continuación del Drácula de Bram Stoker, como he comentado antes, la novela más extensa escrita por mí hasta la fecha, superando a Luna profunda, a la que le he puesto por título ¡Drácula vive! y de la que he quedado –yo diría y a pesar de que aún me queda una revisión final— bastante satisfecho. Por otro lado, pues tengo esbozadas otras tres novelas largas: Luna de sangre, continuación de Luna profunda, que trata sobre licantropía, y en este caso concreto de Luna de sangre, llevo unas 50 páginas escritas, y muy animado estoy con ella; La otra puerta, que pertenece al terror parapsicológico, y ¡La condesa vive! que es secuela de ¡Drácula vive!, porque me ha dejado una serie de ribetes e ideas colaterales y continuadoras que tengo que darle vida en esta ¡La condesa vive! En breve saldrá al mercado también una antología hermana a La huella de Drácula, editada asimismo por Calamar y titulada La huella del hombre lobo. Así como otra antología de microrrelatos míos editados en Guía de Ocio del Campo de Gibraltar, donde publico tres historias cada mes desde hace más de siete años. En otro orden, me quedan pendientes dos libros de cine: Bajo la piel del lobo, que es una visión algo novelada de mis vivencias con Paul Naschy en las que cuento muchas cosas que nadie ha oído todavía hablar… Nadie… Quizás parte de su familia, pero también muchas confidencias que me hizo el amigo; y también Fantasías y horrores mudos, que como su título lo dice, va a ser un tratado bastante amplio, de la extensión más o menos de mi Cine zombi, sobre las escuelas cinematográficas, cineastas y películas del período mudo. Bueno, asimismo, te puedo decir que en breve saldrán al mercado algunos libros con introducciones mías; pero pasando del dicho al hecho, informar que mi novela Penumbra acaba de ser guionizada para una serie televisiva de seis capítulos, pero se trata de un proyecto que acabo de firmar y la verdad que no puedo desvelar mucho. Es lógico… ya sabrán en lo sucesivo sobre Penumbra como serie de televisión. Incluso a nivel de chisme, los productores de Voces, que será el primer largometraje que realizará mi hijo Ángel Gómez Hernández antes de iniciar su aventura en Hollywood, me han propuesto un papel secundario que yo considero muy interesante. Como veis, amigos, me ocurre igual que a los tiburones: ¡que no puedo descansar!

– Muchas gracias por tu tiempo, Ángel, estaremos atentos ante la publicación y edición de todas estas maravillas por venir.

– Ha sido un placer departir sobre nuestro amado género fantástico. ¡Abrazos mortales!