Terror Universal
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Seccion: Entrevistas (Lecturas: 718)
Fecha de publicación: Mayo de 2019

Todos los colores del giallo

Entrevista exclusiva a Roberto García-Ochoa Peces, autor de un nuevo libro que cubre todos los filmes pertenecientes al ciclo del giallo.

Federico Fornasari



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¿Cómo fue que comenzó tu pasión por el giallo y la idea de plasmar de manera exhaustiva y en solitario tan imponente antología (416 páginas, nada más y nada menos) en este libro de inminente aparición?

Como casi cualquier aficionado, mi primer contacto con el subgénero vino dado a través de las cintas más famosas de Dario Argento, Mario Bava, Sergio Martino o Lucio Fulci. Supusieron una suerte de shock personal e inmediatamente quedé prendado por esa estilosa y llamativa combinación de imágenes cruentas y sonidos virtuosos, como difícilmente recordaba haber visto en alguna otra producción. Y que habla de la extraordinaria capacidad de sus respectivos maestros italianos a la hora de llamar la atención del vidente, e impulsar, con ello, toda una marca de estilo tan influyente, capaz de perdurar con el paso de los años y que fortaleció una industria siempre a la cabeza del (re)aprovechamiento de los géneros y los estilos cinematográficos allende las fronteras.

Tal fue el impacto que comencé a investigar sobre todas estas películas y descubrí un hilo a priori inacabable del que tirar, pero del que apenas existía documentación formal en castellano. Así pues, se me ocurrió comenzar a escribir pequeñas reseñas de cada título que encontraba y podía encajar en la corriente, precedidas de la respectiva sinopsis y una ficha técnico-artística, manejando la idea primitiva de que quizá, en un futuro, podría llegar a publicar un libro especializado sobre el tema. Y así fue como, cuatro años después, tras repasar a conciencia fuentes de documentación sobre todo estadounidenses, italianas e inglesas, y con más de trescientas películas visionadas y muchas de ellas finalmente descartadas, ve la luz Todos los colores del giallo.

Todos los colores del giallo

—Pese al tiempo transcurrido desde sus albores y la época dorada, el giallo sigue siendo editado, transmitido, homenajeado y  revisionado.  Incluso muchas pelis nuevas retrotraen a su estética y atmosfera… ¿Por qué crees que se mantiene tan vigente?¿Hay como una especie de revival?

—Bueno, lo cierto es que el número de producciones que pueden adscribirse al giallo se redujo ostensiblemente a partir de la segunda mitad de la década de los setenta, pero siguieron haciéndose porque hay modas que cuesta erradicar aun con el paso de los años, ya que siempre hay creadores dispuestos a abrazar ciertos patrones, al igual que siempre habrá otra porción de espectadores dispuestos a consumirlos. En los ochenta se cae en una franca grosería, tendente incluso a enseñar una mayor pornografía en la pantalla (y no solo desde el aspecto de la violencia), mientras que en los noventa la decadencia ya era patente, produciéndose títulos que mantenían estrechos lazos temáticos con el fulgor de la pasarela italiana.

«En cambio, con la entrada del nuevo milenio y ante la práctica extinción del subgénero, hubo una suerte de reinvención acometida por parte de jóvenes creadores, si bien con distinta suerte en la condición de su expresión audiovisual. Así es como entiendo el neogiallo, una extensión de lo ya fenecido desde la reinvención estilística y, también, tecnológica; que desecha el clasicismo en su formulación expresiva pero está tocado por una similar pulsión en torno a las historias criminales dotadas de una extrema violencia y un arrebatador sexo, solo que en esta ocasióna través del abrazo de la experimentación formal. Lamentablemente, parece una resurección efímera, ya que los realizadores conscientes de esta norma (Hélène Cattet y Bruno Forzani, Peter Strickland, Andreas Marschall, Federico Zampaglione,…) han sido escasos y los títulos finalmente han aparecido con cuentagotas. En los últimos años,de hecho, solo los hermanos Onetti, desde Argentina, han reincidido con pasión y gusto por recuperar la esencia de aquellas viejas películas desde una expresión actual y plenamente autoconsciente.

—Si bien el subgénero ha nacido y germinado en Italia, el mismo tuvo exponentes en  otras latitudes, tanto en Europa como en otros continentes. ¿Abarca el libro el análisis de algunos de estos filmes?

—En el libro he preferido adoptar un enfoque “purista” y he reducido la selección al ámbito de las producciones italianas, o en régimen de coproducción con otros países (que fueron principalmente España, Alemania, Reino Unido y Francia), con la excepción del epílogo, que dedico al recién referido neogiallo.  Esto se debe a dos motivos, que también explico en el capítulo de introducción: el primero, por una cuestión meramente etimológica, y es que todo aquel giallo que se aleje de Italia no dejará de ser una imitación o reproducción (con independencia de su éxito crítico o comercial); el segundo, porque de haber hecho lo contrario, el volumen del libro habría resultado inmanejable y difícilmente hubiera tenido acceso a su edición. En cualquier caso, sí presto un especial interés por la parte española del asunto, ampliando la selección de títulos que fueron coproducidos con mi país y que también se adscriben a la corriente, si bien desde un prisma diferente y no tan ceñido a la famosa norma del cuchillo y guante negro, revocando así la falsa creencia popular de que los gialli consisten (solo) en eso.

—Si nos situamos en la década de los '60, ¿crees que el contexto socio-histórico contribuyó al surgimiento o desarrollo del súbgenero?

—No solo de este subgénero, sino de cualquier otro, se exprese a través del cine, de la literatura, la música o cuantas artes queramos nombrar. Creo en el arte como una expresión pseudocontrolada de nuestros miedos más profundos, incapaz de verbalizarse de manera normalizada, percutiendo así su efecto en nuestros semejantes desde la imaginación y la pura inventiva. Aunque al final, la chispa salta por el motivo menos esperado y su extensión en fuego se produce por efecto del boca a boca,así como su más que probable fotocopia ulterior se promueva por el simple rédito económico. No olvidemos que ese arte puede retroalimentarse y producir generosas filias entre sus distintas expresiones, pero debe igualmente alimentar a sus creadores. Y el cine, claro está, no era (ni es) una excepción.

«Así pues, en el contexto que nos atañe, y aunque el motivo concreto de su irrupción no esté clarificado de manera oficial, quiero creer que el aperturismo económico y de ideas de la Italia post-neorrealista, fiel representante de las miserias de un país con semejante tradición católica-fascista, tuviera algo que ver a la hora de que algunos de sus más perspicaces creadores mantuvieran la creencia de que, quizá, era el momento de enseñar algo de chicha en la pantalla, porque habría gente al otro lado deseosa de saciar ciertos deseos húmedos residentes en su imaginación, sin salir por ello detenidos del recinto de exhibición, y así, de paso, espantar la idea de una realidad triste que paulatinamente comenzaba a desaparecer en pos de un cierto bienestar.

Giallo

—Mas allá de algunos clásicos que nos puedas mencionar como favoritos, nómbranos algún giallo de la última década que te haya sorprendido y por qué.

—Con el fin de no caer en el tópico, del que me declaro fiel enemigo, no citaré a los clásicos que aludes, porque probablemente no descubra nada nuevo a ningún lector. Prefiero hacer alusión, en su lugar, a un período por lo general bastante desconocido dentro del subgénero como es el de la segunda mitad de los años sesenta, justo antes de la llegada de Dario Argento, que lo revolucionase y popularizara hasta grado extremo como por todos es sabido.Cintas como La mujer del lago (La donna del lago-1965), debut en el largometraje de Luigi Bazzoni -que años más tarde filmase la excelente El día negro (Giornata nera per l’ariete-1971)- y dirigida en conjunto con Franco Rossellini; La lama nel corpo (1966), realizada por Elio Scardamaglia y con guion a manos de Ernesto Gastaldi y Luciano Martino -dos nombres capitales en el desarrollo de la corriente-; la desaforada Con el corazón en la garganta (Col cuore in gola-1967), del estrafalario Tinto Brass, donde por primera vez puede verse la famosa botella de whisky de la marca J&B, a la sazón guiño metarreferencial en los gialli; El dulce cuerpo de Deborah (Il dolce corpo di Deborah-1968) de Romolo Guerrieri, título de influencia insoslayable y donde se introduce, por primera vez en el subgénero, a algunos de sus rostros más populares, caso de la estadounidense Carroll Baker, el francés Jean Sorel o el uruguayo George Hilton; o L’isola delle svedesi (1969), del habitual y ecléctico practicante Silvio Amadio, que instaura un tipo de relato al aire libre en el Mediterráneo y donde la peligrosidad criminal enraiza inesperada pero naturalmente en el seno de un ambiente de esparcimiento y recreación juvenil, en el que es, sin duda, otro de los filones menos estudiados del giallo.

«En cuanto a los títulos modernos, tengo especial predilección por la obra de los mencionados Hélène Cattet y Bruno Forzani (a los que, además, tuve ocasión de conocer personalmente y entrevistar para mi blog Doble Kulto Cinema.com durante la edición del festival de Sitges del año 2017, cuando presentaron su última obra: Laissez bronzer les cadavres). Ya desde su debut en el largo con Amer (2009) me ganaron, pero fue a través de L’étrange couleur des larmes de ton corps (2013), que sí incluyo y analizo en el libro, cuando, en mi opinión, confirmaron la extraordinaria expresión de sus filias cinematográficas -que beben directamente de nuestro objeto de estudio- a través de un esplendoroso despliegue audiovisual, rico en el detalle y radicado en un montaje brillante en su pensamiento y ejecución, así como en una música proveniente de temas clásicos del subgénero no por conocida menos  elocuente en su disposición, lo que redunda en unas imágenes de una tremenda fuerza evocadora, apabullantes en su condición. También me gusta el cine del inglés Peter Strickland, cuya Berberian Sound Studio (2012) me parece una inteligentísima oda a este tipo de cine, capaz de extraer una provechosa lectura de la condición del sonido dentro del medio cinematográfico como creador de fantasmas de difícil aprehensión por parte del vidente.

—Creemos que la elección de Sergio Martino como prologuista es un puntazo a favor en este gran trabajo… ¿Qué sensaciones te generaron contar con dicho aporte y como fue su predisposición?

—Para mí supone, simple y llanamente, un auténtico orgullo que el maestro se haya prestado a escribir unas palabras a modo de introducción de un volumen en el que él, merced a los estupendos filmes que realizara para el subgénero, ostenta tanta importancia. Pude conocerle durante la citada edición del festival de Sitges (ya veis que no perdí el tiempo en aquella ocasión), dado que la organización me concedió otra entrevista que también podéis encontrar en mi página. Fue una charla muy amena en la que descubrí a un señor extraordinariamente amable, sencillo y muy lúcido en sus respuestas, que supusieron para mí una auténtica lección de cine en primera persona. Al terminar, y dado que mi texto para el libro se encontraba entonces en una fase bastante avanzada, quise explicarle el proyecto y proponerle, de manera formal, que sería para mí un honor que firmase el prólogo de un libro que, además, ya tenía decidido titular Todos los colores del giallo -en referencia obvia a su película Todos los colores de la oscuridad (Tutti i colori del buio-1972). Su respuesta, tan rápida y escueta como, debo confesar, sorprendente e ilusionante a un mismo tiempo, siempre permanecerá en mi memoria: “Con molto piacere”. Me pidió, entonces, un papel donde anotar su dirección, y meses más tarde nos comunicamos vía correo electrónico. La intrahistoria de la curiosa conversación que se produjo entonces me la reservo para contarla en las presentaciones del libro, pero puedo adelantar que tuve que redactar varios correos hasta en tres idiomas diferentes para que el texto del prólogo, finalmente, tuviera luz verde.

—Por lo que tenemos entendido es el primer libro que se publica en castellano sobre el subgénero en exclusiva, ¿es esto así?

—No, no es cierto. En el año 2001 la ahora extinta editorial Nuer, radicada en Madrid, publicó el libro colectivo El giallo italiano. La oscuridad y la sangre, coordinado por el crítico Antonio José Navarro. Un trabajo que se antoja sencillamente imprescindible para cualquier amante del giallo y en el que colaboran varios de los nombres que más admiro dentro del panorama de la escritura cinematográfica española. Por supuesto, es uno de las numerosas fuentes bibliográficas en las que me he apoyado a la hora de escribir Todos los colores del giallo, y así aparece acreditado en la correspondiente sección.

«Sin embargo, en él se realiza una aproximación, dividida en capítulos escritos por cada autor, tocante al estudio de varios temas particulares que pueden derivarse de esta clase de películas, y el mío lo quería enfocar de una manera bien distinta, que es la de la exhaustividad y la completitud de títulos, dado que existen generosas lagunas al respecto y hay muy poco más escrito en español, tan solo en algunos fanzines y revistas. Así pues, el lector podrá encontrar desde aquellos más conocidos a algunos que quizá ni siquiera conozca, ya que incluso a mí me ha costado localizar una copia. Quizá pueda echar en falta otros, pero varios de los descartes más sonados trato de explicarlos en el capítulo de introducción, donde puntualizo, pongo en coyuntura y detallo en qué consiste un giallo. Puede incluso que le sobren referencias. Al fin y al cabo, se trata de una selección estrictamente personal, si bien motivada a partir de un complejo proceso de documentación, visionado, análisis y revisión de cintas italianas. Sea como fuere, seguro que encontrará las que estaba esperando con más urgencia, y confío en que su lectura le aporte información útil al respecto.

—Muchas gracias por tu tiempo, Roberto. Para los lectores que quieran saber algo más de este lanzamiento, pueden consultar la web de T&B Editores. Es seguro que, en un tiempo prudencial, la librería especializada Librofilm (Av. Corrientes 1145) los ofrezca para los fans de Argentina.