Terror Universal
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Seccion: Artículos (Lecturas: 576)
Fecha de publicación: Octubre de 2018

Goblin, un duende rojo sangre

Apreciación musical de dos bandas sonoras para no dormir: "Profondo rosso" y "Suspiria".

Eduardo J. Manola



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Hablar de Goblin es hablar de Argento, y viceversa. Es hablar de la más rancia estirpe del "giallo" y horror italianos. Celuloide y partitura que chorrean sangre por los cuatro costados. Las más memorables cintas de Dario Argento no serían lo mismo sin las bandas de sonido que el grupo de rock compuso para el cineasta, especialmente para sus dos íconos cinematográficos: Profondo rosso (Arg: Rojo profundo / Esp: Rojo oscuro-1975) y Suspiria (íd-1977).

Goblin ("duende" en idioma inglés) es una banda italiana de rock progresivo de estilo sinfónico que, aprovechando una jugada del destino, adaptó su música a la industria del cine, principalmente en el género del horror de la década del 70. El alma mater del grupo era el tecladista Claudio Simonetti, talentoso músico cuyos orígenes datan de los años 60 cuando formaba parte de un trío denominado Il ritratto di Dorian Gray, que durante dos años tocó hard-rock italiano, y del que no se dispone registro alguno.

Profondo rosso (1975)

Las raíces de Goblin provienen de un grupo llamado Oliver, que en 1972 formaran el mencionado tecladista Claudio Simonetti y el guitarrista Massimo Morante, quienes reclutaron al bajista Fabio Pignatelli y al baterista Walter Martino. En 1973 grabaron algunos "demos" y salieron hacia Londres en busca de contactos. Su música, con claras influencias en grupos como Yes, Génesis, King Crimson, Gentle Giant y Emerson, Lake & Palmer, interesó al magnate Eddie Offord (en ese momento productor de Yes) quien les pidió que se mudaran a Londres. Luego de algunas dudas, viajaron a dicha ciudad pero justo Offord se había ido de gira con Yes a Estados Unidos, así que los Oliver se vieron desairados. Luego de algunas presentaciones en teatros de mala muerte y de varios intentos por cerrar acuerdos con algunas de las casas editoras de discos londinenses, se volvieron a Italia.

Allí, a través de un contacto que Simonetti tenía en la empresa Cinevox Records (reconocida editora discográfica italiana), en la que trabajaba como músico de sesión de soundtracks, la banda obtuvo un contrato, incluyó al vocalista Tony Tartarini (que cantaba con la banda L’uovo di Colombo), y grabó su primer LP, cambiando el nombre a Cherry Five por exigencia de la editora.

Como Cinevox producía principalmente soundtracks, y Cherry Five tenía un sonido peculiar, les ofrecían mayormente interpretar y arreglar las composiciones que otros músicos hacían para películas.

Así, en 1975 se les ofreció trabajar con el reconocido compositor Giorgio Gaslini, director musical de los Estudios Cinecittà, en la "colonna sonora" del debut de Dario Argento en el género del horror: Profondo rosso (1975), cinta concebida para aprovechar el filón de El exorcista. Gaslini dejó el film como consecuencia de una pelea con el director por lo que Argento, que había pensado inicialmente en Ennio Morricone para orquestar Profondo rosso, decidió mantener a Cherry Five, pero le dio una noche para escribir el score y un día para grabarlo.

La banda cambió su nombre a Goblin, ya que Cherry Five no pegaba para el estilo cinematográfico al que estaban ingresando, y además se confundía con el título de su primer LP.

Goblin reescribió la mayor parte del score de Gaslini pero Argento, al principio no había quedado muy conforme con el resultado de los temas y se involucró personalmente en las sesiones de composición, deliberando con Simonetti respecto de qué quería para cada escena de la película.

Profondo rosso logró un enorme éxito comercial, como así también la banda sonora, totalmente instrumental, que llegó al tope del ranking italiano (manteniéndose durante 52 semanas), y vendiendo un millón de copias en el primer año.

El famoso, oscuro e hipnótico "tema principal" (ver partitura) se convirtió en un instantáneo "hit", con base en los fraseos del teclado de Simonetti (una verdadera marca de fábrica del grupo) que taladran la capacidad auditiva con un repiqueteo difícil de olvidar a través del empleo del Hammond, mellotron y clavicordio, reforzados con un riff del bajo al mejor estilo jazzrock y la batería que remata el leit motiv.

Profondo rosso (The Goblin)

 

Cabe recordar, como dato anecdótico, que el album original incluía, en el "side B", un par de temas orquestales originales de Gaslini.

Si algo hay para reprochar de esta banda de sonido es el tema "Mad Puppet", que constituye, a partir del minuto cincuenta y siete de audición, un descarado plagio del segundo fragmento del tema "Tubular Bells" (Campanas Tubulares) de Mike Oldfield (recordemos que el inicio de dicho tema fue usado en la banda sonora justamente de El exorcista).

Tras el tremendo éxito de Profondo rosso, los Goblin reafirmaron su talento componiendo la banda sonora de Suspiria (1977), la nueva cinta de horror de Argento, que cuenta las peripecias de una estudiante de ballet americana (Jessica Harper) que viaja a Freiburg (Alemania) para incorporarse a un escuela de baile, sin saber que era regenteada por unas terroríficas brujas.

El álbum, considerado la obra maestra de Goblin y fuente de inspiración de grupos de heavy metal como Cathedral y Skyclad, introduce la electrónica por encima de los demás instrumentos, combinando efectos sonoros de todo tipo, susurros, lamentos, latigazos, campanas, etc.

El tema principal (ver partitura) introduce una melodía persistente, penetrante, otra vez muy parecida a "Campanas Tubulares", pero acompañada por acordes de celesta y un fondo coral de "nana" siniestro que pone los pelos de punta, reforzada con unos golpes percusivos que acentúan el exotismo del tema, cuyo fragmento final agrega batería y voces macabras.

Profondo rosso (The Goblin)

Los demás temas incluyen la utilización de mellotron y órgano de iglesia (Markos), variados gemidos de mujeres (Sighs), efusiva percusión metálica (Opening of the Sighs), cantos de características indígenas y gritos (Witch).

Los temas "Black Forest" y "Blind Concert", por el contrario, escapan a la onda madre de la banda sonora específica, y lejos de resultar música incidental (es decir aquella que "incide" en las escenas), se decanta por un estilo más típicamente musical, con base electrónica tipo Tangerine Dream y un trasfondo de raigambre jazz-rock.

El album cierra con el tema "Death Valzer" interpretado en la película por el pianista ciego y que algunos dicen que no fue compuesto por Goblin sino por el propio pianista.

Contrariamente a lo que ocurrió con Profondo rosso, para Suspiria los Goblin tuvieron más tiempo. Tardaron tres meses en componer esta banda sonora y lo aprovecharon para experimentar. "Tratamos de usar un montón de instrumentos étnicos como la tabla y el bouzouki, e hicimos muchas grabaciones de sonidos que nosotros mismos creamos, porque en 1977 no había samplers, ¿saben?..." decía Simonetti en una entrevista.

El proceso comenzó con una batería de "demos" que Simonetti grabó con la banda después de leer el guión de Suspiria: "...Dario usó esa música en el set de filmación para ayudar a los actores durante las tomas.." dijo Simonetti.

Sin embargo, toda esa música incluida en los "demos" no fue utilizada en la banda sonora definitiva y Simonetti justificó que: "...normalmente, cuando uno compone música desde el guión, no sé por qué pero no funciona!!!!..."

Suspiria (1977)

Argento le explicó a Simonetti que necesitaba que la audiencia sintiera que las brujas estaban ahí todo el tiempo, aunque no aparecieran en la pantalla. Para eso, Simonetti repitió el uso de voces que, en todo el score se oyen susurrando insistentemente la palabra "witch", especialmente en el leit motiv, o canciones de cuna (lullaby) macabros.

Incluso, el deseo de satisfacer a Argento, llevó a Simonetti a alquilar un "big moog", el legendario sistema modular usado por Keith Emerson en la popular banda Emerson, Lake & Palmer, de la que Simonetti era fanático. Este sistema tenía un "sequencer" que permitía crear sonidos electrónicos originales, algo que ahora se hace fácilmente con computadora pero que no existía en esa época, y para que lo ayudara en esa tarea, contrató al compositor italiano de música electrónica Felice Fugazza (que había compuesto el álbum Megamoog), quien colaboró con Goblin en las sesiones de grabación para integrar el novedoso instrumento al score.

Las innovaciones de Goblin y especialmente de su cerebro, Claudio Simonetti, en la utilización del sintetizador para una banda sonora fueron pioneras, ya que en esa época no era común musicalizar un film con música electrónica sino que lo usual era la orquestación incidental o la inclusión de temas de alguna banda popular o una selección de ellos. En los años 80 el sintetizador y la máquina de percusión electrónica fueron más comunes, y el sonido de Goblin y su estilo pegaron fuerte en el alma de un cineasta que se convirtió en un grande del horror, John Carpenter, quien componía personalmente las bandas de sonido de sus films, y que le confesó a Simonetti que, cuando compuso el score de su obra maestra Halloween se inspiró directamente en el trabajo de Goblin para Profondo rosso.

En la década del '70, mientras John Williams esculpía la monumental banda sonora de Star Wars , un duende atrevido hacía de las suyas en otras latitudes. Era un DUENDE ROJO SANGRE... un DUENDE musical llamado Goblin.