Terror Universal
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Seccion: Entrevistas (Lecturas: 14)
Fecha de publicación: Marzo de 2018

Situación del cine de terror argentino (II): Gonzalo Calzada y “Luciferina”

En esta serie de artículos opinan los realizadores argentinos que hacen cine de terror y nos explican como hacen para hacerlo!

Darío Lavia y Carina Rodríguez



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En un mes se estrenaron tres películas de terror argentinas, cada una pulsando una temática narrativa diferente, cada una buscando un camino propio pero tratando de vigorizar el género y de establecerlo como propuesta alternativa y atrayente de la ya opulenta agenda de estrenos con que Hollywood pareciera tener milimétricamente pautado el año.

Recordemos algunas de nuestras antiguas polémicas cinematográficas: en la década del cuarenta y cincuenta se discutía por qué el cine tenía que buscar motivos en los clásicos de la literatura universal cuando los tenía en su propio terruño; en los sesenta se defendía y atacaba el único nuevo cine argentino que tuvimos. Pero no había necesidad real que una cosa quite a la otra. Así parecía antes y así nos fue. ¿Por qué no puede convivir un cine que adapte clásicos de la literatura universal con otro más costumbrista y propio?

En el género terrorífico, específicamente, ahora parecería que tratamos de encontrar un punto medio. Que haya cine de terror hollywoodense (nuestros intentos anteriores de proteccionismo nunca dieron enteramente en el clavo) pero que también haya continuidad de cine de terror argentino. Y que ese cine de ofrezca un abanico de propuestas y no un único rango subgenérico. Y que de esta manera haya cine de terror argentino que ponga en pantalla nuestros mitos pero también que adapte los mitos establecidos por Hollywood. Y que una cosa no quite a la otra.

Luciferina (2018)Luciferina

Director: Gonzalo Calzada. Guion: Gonzalo Calzada. Música: Néctar Música. Fotografía: Claudio Beiza.
Con: Sofía del Tuffo, Pedro Merlo, Marta Lubos, Desirée Salgueiro, Malena Sánchez, Gastón Cocchiarale, Francisco Donovan, Stefanía Koessl, Victoria Carreras, Vando Villamil, Tomás Lipán, Agustín Daulte, Chucho Fernández, Gustavo Alfredo Daujotas.

Review: Natalia tiene un don sobrenatural: puede ver la "luz" de las personas. Recluída en un convento, la muerte de su madre la obliga volver a su casa familiar de la que escapa hace años. Allí encontrará a su padre en estado de coma y a su hermana con un grupo extraño de gente que las incitan a realizar un rito ascentral. Durante la ceremonia todo se saldrá de control y descubrirá secretos estremecedores sobre su pasado. Luciferina es el tercer largometraje de Gonzalo Calzada (La plegaria del vidente y Resurrección). Por tercera vez vuelve a ahondar en costumbres y terrores locales en una apuesta jugada que incluye rituales satánicos, exorcismos y religión. Y en un acto fílmico sin precedentes en Argentina, propone a esta película como la primera de la saga de las vírgenes. Ojalá podamos ver la trilogía completa. 

Antes de entrar en tema, como hacemos en esta serie, traeremos al presente la entrevista bipartita, realizada por María Esther Vázquez para La Nación y publicada el 15/07/1973, en que Leopoldo Torre Nilsson y Raúl de la Torre respondían acerca de la "Situación del cine argentino".

En aquella entrevista la pregunta era acerca de qué caminos estaban abiertos a un realizador joven que quisiera hacer una película y Torre Nilsson decía que "veo más caminos cerrados que abiertos", y que los "caminos abiertos son los de nuestra propia medianía, que hacen que no hayamos podido construir el gran cine argentino salud que todos estábamos esperando y que está abierto para que lo construyan los jóvenes, si tienen talento y la suficiente fuerza para que la sociedad no los degenere".

Hace 45 años se planteaban mismos problemas que hoy en día, aunque el contexto socio político ha cambiado (por suerte para bien ya que, por ejemplo, hoy en día la censura no es lo que era) seguimos tratando de resolver un enigma: ¿qué se interpone entre el espectador argentino y su propio cine de género?

Para opinar de estas cuestiones y del inminente estreno de Luciferina, su nuevo filme, hoy nos responde...

Gonzalo Calzada

¿Cómo llega tu nueva película a las salas comerciales y cómo nació la idea?

Luciferina llega a las salas de cine el 15 de marzo. La idea nace de un pedido específico de los productores, (Hori Mentasti), después del éxito en taquilla que resultó de la experiencia de Resurrección. Este pedido era hacer una película de terror mas duro, orientada a un público juvenil y que explorara el tema de las posesiones y los exorcismos. Con mi socio (Alejandro Narváez) aceptamos el proyecto y me puse a escribir tratando de evitar los caminos ya transitados sobre el tema, buscando por sobre todo encontrar elementos de nuestra cultura dentro de estos parámetros. Se sabe que en Argentina y en Sudamérica hay muchos mitos, leyendas y casos, y la idea fue explorar estas vertientes.  Así salieron tres historias distintas con ideas muy fuertes, decidí trabajar con una de ellas: Luciferina, pero no descarté las otras dos, que llevan por nombre Inmaculada y Gótica respectivamente, por el contrario la idea final fue unirlas en una saga: La trinidad de las vírgenes.

Luciferina

¿Cómo evolucionó este proyecto hasta la última etapa de montaje?

Cuando escribo el guion también lo voy novelizando, este método me sirve después para trabajar con los actores y también como director para saber más de lo que quiero contar y por sobretodo para darle mas sustancia al relato en sí. En ese sentido para mí el cine se vuelve solo un formato, como lo es la literatura, o un cuadro. Lo primero es entender la historia y luego hacer su aplicación al formato específico.

Luciferina fue un caso muy singular, esas experiencias que no suelen repetirse: se escribió, se presentó, calificó, se produjo y se filmó en un mismo año. Creo que nunca llegamos a correr tanto, no nos alcanzaban las horas del día, y así fue durante varios meses, fue algo extremadamente difícil porque no resignamos calidad.

Se volvió a generar la misma alianza de productoras que en Resurrección: Cinemagroup, Buffalo Films y la Puerta Cinematográfica. La calidad visual conseguida en Resurrección era una de las premisas que no se debía bajar, en eso estuvimos de acuerdo las tres partes. Aunque se contaba con recursos, el guion resultó ser más ambicioso que el pedido original. Igual, con Alejandro Narváez mi socio de la Puerta Cinematográfica, estábamos convencidos que se debía apostara ese extremo visual, no reducirlo, no achicarse.

Fue un verdadero riesgo. Luciferina planteaba muchos desafíos y experimentaciones: el tratamiento de las posesiones y la singularidad de los exorcismos, el viaje de los chicos a una isla, los efectos de luminiscencia  de la protagonista, el universo uterino, la introducción de la ayahuasca en ese mundo, la extrañeza de las locaciones y la delicada transformación de la película que va de un mundo realista hacia un universo mágico y simbólico. Por suerte todos nos aventuramos y salió muy bien.

Escribí el guion durante dos meses (algo que no quiero repetir más en mi vida) y después lo seguí trabajando hasta el último día de rodaje. Mientras escribía, ya se estaba pre-produciendo desde La Puerta Cinematográfica, que es nuestra productora, saliendo a buscar la locación que nos ponía el marco de la historia y la forma de producción y también el equipo técnico. Esta era la única forma de llegar a la calidad que estábamos buscando y sabíamos que el tiempo era muy poco.

Luciferina

Desde la Puerta Cinematográfica tenemos un pensamiento de producción que es, por decirlo de alguna forma, más espiritual. Hay un trabajo muy fuerte por entender los espacios donde ocurrirá la trama, sobre lo que se va a contar, de búsqueda estética y análisis narrativo. Y este trabajo se hace de forma intensa seis meses antes del posible rodaje. Estamos convencidos que nos hay atajos con esto y que ese proceso espiritual es vital para aproximarse al mundo que se pretende evocar y es lo que le termina dando una mística a la película.

Así se comenzó a trabajar mucho antes en las locaciones, el casting, diseño visual, post. Después con Buffalo seleccionamos cuidadosamente el equipo técnico sabiendo que sería clave para poder llegar a buen puerto, acá el aporte y criterio de Hori Mentasti fue vital. El trabajo fue enorme y tuvimos mucha suerte con el grupo que se armó, con las locaciones en general y con los actores.

Tuvimos cuatro semanas de preproducción y cinco semanas de rodaje con horas extras. El rodaje fue muy exigido para todos, actores, técnicos y productores. Lo que se tenía que filmar era mucho, muy difícil y en locaciones distintas y complicadas, además experimentando cosas nuevas, con mucha acción y probando cosas en el momento. Encima, por mi carácter provinciano, odio correr o que me apuren y no suelto la imagen hasta que no estoy convencido que se logró lo que quería. Pero salió y salió muy bien.

Creo que la calidad de una película narrativa empieza primero por su guion, su capacidad de producir sobre los mismos temas de siempre, algo nuevo, una originalidad que se vuelva incómoda de filmar o de producir por la implicancia precisamente de trabajar con algo distinto. Un guion bien construido, con buenos diálogos, acciones y ritmo es de por sí lo mas difícil de lograr y lo que más se subestima, no solo acá, también en Hollywood. Luego viene la puesta, acá es donde no se puede competir con lo que se hace afuera, acá radica la inteligencia de hacer cosas distintas, puestas diferentes, una estética a partir de los recursos y no forzar los recursos para lograr una estética que además,muchas veces,nos resulta ajena e impersonal.

Si el guion y la puesta son buenas te queda la post que también necesita recursos y mucho compromiso y es otro rubro muy subestimado. Nosotros con Luciferina estuvimos un año de postproducción, la edición llevó cuatro meses y el sonido cinco, esto es imposible de lograr porque nadie te lo paga, tenes que buscar la forma de hacerlo porque el tiempo en esta etapa de la cocción es fundamental. Afortunadamente tuvimos mucha suerte encontrando el apoyo de la productora de sonido El Cono del Silencio, de Néctar para la banda y el soporte de nuestra productora para la edición.

La post fue muy intensa porque había cuestiones a experimentar, el diseño de un útero y las distintas etapas de un bebé, las visiones de luz de la protagonista y muchos efectos de borrado o de completiva. Fueron cuatro meses de edición intensa. La música se trabajó con Néctar, una productora propuesta por Buffalo que fue clave, ya que era uno de los puntos fuertes de la película y realmente se logró una música muy bella.

El otro rubro importante fue el sonido. Encontrar el diseño de sonido preciso de la película, entender los efecto de susto, trabajar cada espacio, las secuencias de acción y la voz del demonio... En fin, fueron cinco meses de trabajo y acá fue clave el aporte del Cono del Silencio. Sebastián González y su equipo que literalmente se pusieron el proyecto al hombro con una entrega y pasión por lograr ese diseño sonoro que no se hubiera conseguido de otra forma. Así que te puedo decir que la película estuvo más angelada que endemoniada.

Luciferina

Tenés la particularidad de abordar en todas tus producciones terrores y leyendas locales con una estética refinada que hace homenaje a grandes películas ¿Cuáles son tus principales influencias? ¿Consideras que falta un poco de tinte local en las producciones nacionales?

Creo que tenemos un desconocimiento del enorme potencial mítico que tiene Argentina. En parte esto ocurre por la industria cultural extranjera que impone formatos, contenidos, son dueñas de las plataformas y no nos permiten acceder a otros mundos, paradójicamente, los nuestros.

Nuestra percepción de las cosas se volvió mas virtual que nunca, los chicos no reconocen fronteras geográficas, se desdibuja el concepto de país como lugar propio y se amplían los horizontes geográficos. Hoy el sentido de la vista es el que domina, perdiéndose otros sentidos preciosos y que nos conectan con la tierra y con nuestro cuerpo como lo son el tacto o el olfato, (yo, que me formé con el celuloide, siempre creí que el sentido del cine era más el tacto que la vista). Hoy apenas levantamos la cabeza para ver al otro y la velocidad de las imágenes virtuales apenas nos dan tiempo para pensar, y esa es la idea, una sociedad que no piense mucho, que de tanto ver lo mismo no termine viendo nada. De manera que introducir temas nuevos, monstruos diferentes, es complicado en un público masificado a ver siempre lo mismo, sin contar con el prejuicio generalizado que hay sobre los contenidos de carácter nacional a nivel imagen en el cine de género.

Pienso que trabajar una estética visual sugestiva a partir de los recursos posibles,es una manera de acercar al público a esos universos. Generar imágenes fuertes y singulares, arriesgarse más y con la mayor calidad posible.

Respecto al tinte local, no creo que debería ser lo esencial para el realizador, no creo que se trate de hablar del gaucho, o del aborigen, o de mitos mapuches para conseguir una originalidad, o un valor diferencial de nuestro cine frente a otras cinematografías. No es una cuestión de raíces nacionales sino de las raíces internas de cada realizador. Nazareno Cruz y el lobo tiene leyenda pero fundamentalmente una mirada única y arriesgada que es la de Leonardo Favio, no hubiera sido lo mismo si la historia la hacía otro. Es una película de Favio y sí, también tiene raíces míticas, y todo eso la hace universal, singular y única.

¿Cómo elegiste a los actores? ¿Cómo fue el trabajo con ellos?

Por lo extremo del proyecto y la exposición que requería el guion, estaba convencido que más que caras lindas y convocantes, teníamos que concentrarnos en encontrar buenos actores, caras nuevas, comprometidos y dispuestos a arriesgarse, a entregar mucho más de lo que se le podía pagar o lo que el representante pretendiera, actores con una agenda puesta en el proyecto.

Se hizo un trabajo muy grande de casting, fue muy difícil. Los actores tenían que demostrar cierta elasticidad y presentarnos un trabajo de posesión, algo que era muy difícil de lograr. Estuvimos hasta tres semanas antes del rodaje cerrándolo. Y tuvimos una suerte enorme, fue un casting sensacional de chicos y grandes que pusieron todo lo esperado en la película.

Después hubo un trabajo fuerte de referencias, la asistencia permanente de una coach durante el rodaje, algo muy importante para orientarlos intelectualmente y contenerlos entre toma y toma y un diseño de trabajo físico que se ensayó y se trabajó con otro coach de forma específica para las escenas de acción.

Luciferina

¿Dónde se filmó?

Se filmó en un 40% en el Tigre, en una isla increíble que encontramos no muy lejos del puerto de Frutos. Para este proyecto, como pasó con Resurrección, la locación lo era casi todo. Trato de evitar la mayor cantidad de cromas o de efectos especiales, que todo o casi todo venga del lugar, así se genera otra mística en el rodaje y tanto los actores, como los técnicos, trabajan con otro entusiasmo. Es como que se respira más la historia. Acá también tuvimos la fortuna de encontrar la isla perfecta y a María, la dueña que nos permitió filmar ahí.

El rodaje en la isla del Tigre fue muy complicado para la producción y fue el mayor riesgo en cuanto a plan de rodaje. El agua subía todo el tiempo y el riesgo que se fuera todo a la mierda era permanente. El resto fueron locaciones de Olivos y de Capital, mas tranquilas de producción pero mas complejas de acción.

¿Cómo fue el recorrido por festivales? ¿Qué feedback tuviste de los críticos, realizadores y el público?

Tuvimos una muy buena recepción en Ventana Sur, hubo varios festivales que se interesaron por la película, pero no contamos con mucho tiempo de recorrido en festivales porque la terminamos hace unas semanas y se estrena en una semanas, je.

Todavía no sé que va a pasar con la crítica y con el público, tuvimos dos funciones de prensa donde vinieron periodistas y algunos conocidos y amigos también y creo que se fueron todos contentos. No sé, ojalá que guste, ojalá que la traten bien, yo estoy muy contento con lo que logramos y creo que la película se merece un buen viaje.

Luciferina

Nos gustaría hacer una pequeña disquisición con la entrevista que hemos citado en la introducción, que creo que viene al caso, al respecto de la cuestión acerca de los caminos abiertos y los caminos cerrados de los jóvenes realizadores (ya que, tal vez, a los realizadores veteranos ya ni caminos les dejen). Raúl de la Torre respondía que "nuestra organización social está armada para ganar plata y todo va a ser utilizado y agilizado para conseguirlo. En cuanto a la intención del realizador sea de tipo indagatorio o cultural, va a encontrar las puertas cerradas. Supongamos, sin embargo, que este joven realizador enfrenta el problema de los costos y lo resuelve; entonces aparecen la censura y la educación de nuestro pueblo, que también es una especie de barrera". Ahora volviendo a nuestra época del siglo XXI, ¿de qué depende el éxito de una película en Argentina?

El éxito comercial de una película, depende para mí de muchos factores. Lo primero (y a veces muy difícil de aceptar por nosotros los directores), es reconocer que realmente tu película sea buena y tenga un potencial comercial, no todas las películas son para todos los medios y no todas las películas son buenas. Tratar de objetivar lo más posible el producto que es tu película terminada.

Lo segundo es la promoción adecuada. El negocio del cine está manejado por unos pocos y si no encontras la plataforma adecuada para que tu producto se vea, es muy difícil que le vaya bien (hablo en términos comerciales o de reconocimiento masivo). Para que el público vaya a ver tu película tienen que pasar muchas cosas: la primera que sepan que exista, la segunda hacer un marketing que barra con el prejuicio que lo que va a ver no es una película de mierda, este marketing implica mucha plata en medios, y la tercera que tenga los espacios suficientes. Como todo esto está manejado por los multimedios más importantes es casi imposible de conseguir.

Finalmente si lográs estos dos puntos queda el más difícil, la suerte. Que cuando estrenes no pase algo en el país o en el mundo o en el mercado que cambie la atención de ese momento.

Creo que en cierto punto siempre fue así, o tratas de entrar a la industria grande o buscas un camino alternativo, sabiendo que siempre vas a estar en la orilla. Ahora bien, esa orilla a veces puede traer sorpresas. Muchas de las mejores películas del mundo se hicieron así, aunque muchas de ellas no fueron redituables para sus creadores, al contrario fueron su ruina económica. Y también muchos realizadores pegaron un salto asombroso trabajando desde esa orilla que siempre tiene más frescura estética.

Después está la otra cuestión, tal vez la más vital, que es el éxito con tu oficio, con el arte de contar historias. Creo que esa exploración es la mas rica, la que sostiene en definitiva todo estoy la que, como realizadores, no podemos descuidar o transar.

Hoy dentro del cine de género se están logrando propuestas cada vez más sólidas en lo estético, gracias a la tecnología, al camino transitados por muchos colegas y a las nuevas generaciones que son mas libres y menos prejuiciosas para trabajar. Además nuestro cine de género tiene la particularidad de lo independiente, se va a seguir haciendo porque su sustancia va mas allá de lo industrial, es un nicho vital y autónomo que se alimenta de la pasión.

Luciferina

De la Torre, que en aquel entonces ya había dirigido filmes tan sólidos como Juan Lamaglia y señora, Crónica de una señora y Heroína, alegaba que "una de las cosas que he oído para alabar una buena película es: ¡No parece un film argentino! Eso es bastante doloroso". ¿Qué opinión tenés sobre este porfiado lugar común de la apreciación de nuestro cine?

De la molesta frase "no parece cine argentino" analizo algunas cosas. Por un lado la industria cultural se la sabe colonizadora y dominante porque es un negocio, uno de los mas grandes. Hollywood impuso su sistema de representación sobre el resto del mundo en los años '30 y de ahí en adelante gobernó los sueños de muchos y lo hizo bien porque sabían hacerlo, hablo en términos narrativos.

Pero la constitución espiritual del cine siempre se alimentó de la singularidad, de lo que escapaba del sistema industrial, esto vino en mucho de las cinematografías de otros países (el expresionismo alemán, el surrealismo más el impresionismo francés y español, el realismo soviético, el cine de escombros italiano, etc.) y también de las entrañas mismas de Hollywood, de los directores que se animaban a hacer algo distinto dentro de la industria (Billy Wilder, Howard Hawks, Welles, etc.).

Yo me pregunto, ¿cuál es nuestra singularidad? ¿Cuál nuestra vanguardia estética? ¿Nuestro pensamiento sudamericano? ¿Cómo podemos avanzar hacia una propuesta estética genuina, si no tenemos un análisis profundo sobre esto? ¿Desde qué lugar construye entonces el realizador? ¿Y cuál es el espectador que tenemos en frente?

Nuestro país a finales de la segunda guerra dejó de hacer un "cine de representación" hollywoodense (que por cierto hacía muy bien y muy parecido al de ellos) y empezó a buscar su camino, por supuesto, ya sin recursos, porque el negocio interno había cambiado y quedamos afuera del mundo. Ese despertar, esa búsqueda de una identidad cinematográfica propia iba a estar siempre al margen de la industria cultural dominante, porque los que dominan siempre son pocos y lo hacen para muchos.

Además ese despertar de nuestro cine iba separado de la masa argentina burguesa, ese cine miró hacia el concepto de tercermundismo (que poco le interesaba al burgués capitalino) o hacia el cine europeo (que poco tenia que ver con nosotros como pueblo).

En el resto de los países pienso que era distinto, ese cine les era constitutivo, les pertenencia, porque los pueblos estaban mas reconocidos entre ellos mismos. Los alemanes veían su cine alemán, su expresionismo lleno de monstruos, los italianos veían su cine neorrealista después de la guerra y los rusos el suyo; leyendo la historia del cine te das cuenta que el pueblo veía su cine y el cine estaban junto a su pueblo. Acá eso no pasó porque la masa argentina siempre estuvo dispersa y con poca ideología genuina nacional, en esa impersonalidad como pueblo y país,el cine no encontraba el apoyo suficiente para tomar una forma, una reciprocidad que se anulaba una y otra vez y que la industria cultural extrajera supo mantenerla así.

Luciferina

El tipo que te dice hoy "no parece argentino" tampoco le gustaba ayer El gabinete del dr. Caligari, Vampyr, Stalker - La zona, Ladrón de bicicletas, Sin aliento, Repulsión, o La casa del ángel, porque les resultaban lentas, raras, aburridas.

Pero Hollywood, como todo pulpo capitalista, siempre supo ver mas allá, atrapar los talentos, lo nuevo y transformarlo en términos mas comerciales, es decir, mas digeribles, mas iguales, mas "canción de cuna".

Nosotros de niños siempre queremos ver la misma película una y otra vez, la que nos gustó, la que no nos hace pensar mucho y nos entretiene, movernos de ese lugar es doloroso y no nos gusta, esa es la actitud de la mayoría de los espectadores masificados, no solo en el cine, en la vida. No quieren ver otra cosa que lo mismo de siempre y eso va en aumento porque las corporaciones y los multimedios están cada vez mas fuertes y globalizados y los países mas desnutridos ideológicamente y esto les conviene a los que van detrás del negocio fuerte. De manera que cuando escucho el comentario "no parece argentina" me resulta un comentario vacío de sustancia.

Por otro lado, también hay que reconocer el otro aspecto de la cosa y que tiene que ver con esa frase y que se acuña al poco sentido crítico que nuestro cine tiene consigo mismo. Parte de lo que se hace acá (como en todos lados) es flojo, propuestas de guiones arrebatados, puestas insulsas, malas actuaciones, poca búsqueda. El realizador argentino, (ni hablar el productor), a veces tiene poco interés crítico, está más preocupados en "hacer" que en "buscar", en sumar películas, premios o reconocimiento, más que en dominar su oficio. Creo que en nuestro cine el mayor defecto, como en casi todo el arte, es la soberbia y la vanidad. La falta de humildad anula la búsqueda auténtica de lo estético y de lo narrativo que es lo que debería constituir a un director, y no ese afán autoral que lo esclaviza al espejo. Hay que empezar por el principio y el principio es dominar el relato, nuestro relato y creo que en eso nos está faltando camino.

Creo que ese es un problema básico. Pero no solamente la vanidad de los realizadores sino también la que habita en los espectadores que, con sus críticas poco objetivas o de mala leche fomentan la pleitesía hacia el cine del imperio y el desprecio por el cine autóctono. Si rasqueteamos un poco debajo de esta postura, creo, surgirán frustraciones y odio hacia uno mismo y una persona que se odia a si misma, naturalmente tenderá a odiar todo aquello que hagan sus vecinos o compatriotas. Aunque eso, en la actualidad, pueda ocurrir con los espectadores de cine de todas partes del mundo.

Hoy nos encontramos con un espectador mas adormecido que nunca, culpa de la multiplicidad de medios y recursos, hay tanto de todo que no hay nada de nada. Que nada cala en profundidad. Terminás de ver una serie y ya te ponen la que sigue, lo podes seguir en la tablet, el celular, la tele o donde sea. Este movimiento cada vez mas frenético tiene un motivo claro, no pienses mucho, no te detengas, consumí.

La metáfora hoy es que el sentido que manda es la vista y nos queman los ojos, el tacto ha quedado relegado a lo mínimo, apretar botones, y el tacto era el sentido propio del cine, no la vista.

Esto es difícil de destruir porque en la etapa formativa de los chicos ya hay una sobresaturación de todo, el niño no tiene que hacer nada, lo tiene todo... Los ritos de paso se desdibujaron y así los músculos de la reflexión se atrofian. Con un espectador acorralado y masificado y un realizador condicionado a esta realidad, con multimedios cada vez mas oligopólicos y una sobreabundancia de todo, es difícil encontrar un camino. Pero creo que lo hay, que siempre lo hay, y por eso hay que seguir buscando relatos y estéticas.

Volviendo al tema, Resurrección se había planteado como un lanzamiento fílmico y también editorial. ¿Cómo harás ese vínculo para esta saga?

Para mí todo se trata de contar historias, si algún día el cine ya no me resulta se que voy a seguir contando historias, así fue de antes de hacer cine. La literatura, en ese sentido, fue mi primer amor, y creo que en su simpleza de recursos materiales está su magia. Nada te impide soñar, nada ni nadie te impide escribir y siempre es un desafío porque no hay nada mas difícil que dominar ese arte, precisamente por su mágica aparente simpleza.

Las historias, en ese sentido, me dicen lo quieren ser. Cuando empecé a escribir el guion de forma natural salieron estas otras historias y sé que posiblemente su formato mas completo sea el de la novela.

A diferencia de Resurrección y por cuestión de tiempos la novela de Luciferina va a salir mas a fin de año y en este momento estoy abocado a la búsqueda de editoriales, ya que Resurrección fue un emprendimiento mío y me gustaría que la novela tenga mas extensión y mejor distribución.

Luciferina

Luciferina se plantea como una ambiciosa trilogía de vírgenes. Contanos un poco si hay algo pensado a futuro para llevarlo a cabo y que se puede decir sobre esas dos películas posteriores.

Bueno, el pedido inicial fue hacer una película de posesiones y Luciferina se constituyó así en el plano cinematográfico, pero en el proceso de la escritura salieron a la luz dos historias más que se engarzan con la primera, Inmaculada y Gótica y que me llevaron a pensar en una saga como concepto: La trinidad de las vírgenes.

Hoy por hoy lo concreto es que Luciferina es la primer parte de esa saga y que también funciona como película independiente. Pero como realizador creo que es una propuesta muy interesante la construcción de una saga, claro que dependerá de cómo le vaya a la primera. De todas formas esta idea está en plena elaboración en nuestra productora mas allá de su futuro posible, ya veremos...

Lo que te puedo decir de lo que sigue es que la saga plantea tres casos de posesión de chicas vírgenes que ocurren en un mismo día y en la misma ciudad (Buenos Aires). La saga tiene en cada una de las historias mundos y estéticas distintas, personajes cruzados y se va redoblando la apuesta en el riesgo visual. Realmente estoy muy contento con este universo.

¿Qué otros proyectos (naturalmente, que se puedan publicar) te rondan la mente…?

Hoy estoy abocado a escribir las tres novelas de la saga La trinidad de las vírgenes. Espero poder lanzar la primera para fin de este año y las otras dos para el 2019. Y en paralelo apostar a poder desarrollarlas en cine también.