Seccion: Artículos (Lecturas: 1101)
Fecha de publicación: Octubre de 2016

Caras y Caretas de terror

Parcas, jinetes sin cabeza, dragones, fantasmas encapotados, insectos gigantes y seres infernales... no se trata de una enumeración de personajes del cine de terror sino de los temas de las ilustraciones de portada de una revista argentina que difundió estas imágenes en tiradas de miles de ejemplares (o un centenar de miles).

Darío Lavia

Cuando en 1898 Bartolomé Mitre invitó al español Eustaquio Pellicer a editar en Buenos Aires el semanario Caras y Caretas que había fundado en Montevideo, donde se publicó entre 1890 y 1897, ninguno de los dos imaginó que algunas de sus portadas sustentarían lo que hoy conocemos como iconostasio del terror. En un texto para la presentación de algunas caricaturas de la revista en el Museo del Humor (2015), la historiadora María Sáenz Quesada, nos brinda en un breve párrafo una excelente descripción de lo que representó la revista para su época: "De la mano de sus grandes dibujantes, la revista ser coloca por encima de las banderías partidarias y asume la representación del hombre de la calle. Desde esta posición aplaude y discrepa, ríe, pregunta y critica, en un ejercicio democrático sin excesos, aceptado por gobernantes y gobernados que demuestra la solidez de la vida republicana de aquellos años".

Buscados por coleccionistas y atesoradas por anticuarios y arqueólogos del papel, los ejemplares de Caras y Caretas fluctuaron a lo largo de las décadas por valores no aptos para cardíacos. Pero a partir de ahora forman parte del patrimonio de la humanidad virtual gracias a la feliz iniciativa de la Hemeroteca Digital de la Biblioteca Nacional de España que puso en línea y de manera gratuita la digitalización de su colección.De esta manera, el legado pictórico de dos españoles, el jerezano Manuel Mayol (1865-1929) y el gallego José María Cao Luaces (1862-1918), cobra nueva entidad y a nosotros, amantes del fantástico abocados a rastrear cualquier evidencia terrorífica en los medios masivos que atestiguaron el nacimiento y primitivo desarrollo del cinematógrafo, nos permite no pasar de largo al detectar las insoslayables portadas con que ilustramos este artículo.

Quiso la muerte un día
que no quedase aquí bicho viviente,
y como otro recurso no tenía,
nos mandó este tranvía
con el que está matando a tanta gente.
Año II, Nro. 27 (08/04/99)

LAS DOS PARCAS

La de a caballo. - ¿Y cómo has logrado hacer
esa presa, no habiendo yo podido estrenarme
todavía?
La de a pie. - Porque uso mejor guadaña: aquí no hay
peste más destructora que la del bubón económico.
Año II, Nro. 57 (04/11/99)

EL HORMIGÓN

Contra un bicho que peso sobre peso
se ha llevado una suma tan crecida
del futuro edificio del congreso
no hay droga conocida
que resulte eficaz hormiguicida.
Año III, Nro. 106 (13/10/00)

EL REGRESO DEL "COUP"

- ¡Hola, amigo! ¿Cómo se atrevió a volver?
- Porque supe que seguían ustedes con el mismo intendente.
Año III, Nro. 112 (24/11/00)

TERATOLOGÍA MILITAR, LAS ÚLTIMAS MANIOBRAS

Sin cabeza luchó, aunque no en serio,
lo que no ha de juzgarse rareza
dirigido por un ministerio
que no tiene ni pies ni cabeza
Año V, Nro. 184 (12/04/02)

El pichón de presidente

-Che, Julito, aprendé para presidente, pero no a costa de mi clientela.
Año V, Nro. 206 (13/09/02)

RODOLFO EL TEMERARIO
cuentos para sonsos

«... y el sobrino de su tío aniquiló de un solo golpe la espantosa hidra revolucionaria.»
Año VII, Nro. 300 (02/07/04)

LA CASA DE LOS DUENDES
Roca. - ¡Socorro! ¡Socorro!
Fantasma. - Es inútile que grites. En esa silla nadie se sienta más que yo.
Año XXV, Nro. 1.231 (06/05/22)

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