Terror Universal
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Seccion: Entrevistas (Lecturas: 5057)
Fecha de publicación: Mayo de 2013

Las entrevistas de Borcosque: Jack Pierce, el fabricante de monstruos

Uno de los muchos artífices oscuros del cine, a quienes el público no conoce, el maquillador que ha realizado las más fantásticas concepciones de Hollywood y entre ellas la caracterización de Boris Karloff en "Frankenstein", relata sus experiencias y anhelos...

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Carlos Borcosque



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El artista de cine es quien lleva, casi siempre, todos los honores. Él es quien hace las cosas heroicas, quien dice las frases ingeniosas, quien nos emociona o nos horroriza con su actuación romántica o trágica. Pero tras él están los que preparon e hicieron la cinta, a los que el público, naturalmente, no tiene la obligación de recordar. Y en Hollywood, entre estos colaboradores ignorados - u olvidados - el "make-up man" merece un sitio especial, porque es un creador y un artista. Y entre todos ellos, sin olvidar a los célebres hermanos Westmore y a Cecil Holland, verdadero mago del maquillaje, Jack Pierce, veterano maquillador de los estudios de Universal, es quien me parece el más interesante de todos. Pierce hace de su doctorado, que pareciera una cosa simple - de instituto de belleza y de peluquería - una ciencia artística o un arte científico digno de admiración y de respeto.

Lon Chaney en proceso de licantropización
Lon Chaney en proceso de licantropización

Jack Pierce tiene su departamento instalado dentro de los estudios de Universal, como un médico cirujano prepara su laboratorio y su sala de operaciones. La sección "make-up" es amplia y está atendida por varios empleados a las órdenes de aquel. Como una peluquería de lujo, están allí todas las sillas, alineadas, frente a espejos rodeados de luces de vidrio esmerilado. En los días de filmación, especialmente en la mañana, es posible reconocer a muchos artistas de fama que van al departamento de Pierce a prepararse para el trabajo del día. Pero de allí a penetrar al recinto privado en donde aquel hace de un viejo un hombre joven y un monstruo de un ser humano normal, ya es diferente.

De Lon Chaney en adelante

Desde los tiempos de Lon Chaney viene Pierce especializándose en el maquillaje. Fue, durante años, asistente de director, pero cuando Chaney apareció en los estudios, le interesó tanto la labor y las ideas de aquel, que decidió dedicar al maquillaje, que por entonces era una labor vulgar, todo su tiempo y fue el primero en instalar, dentro de un estudio, un departamento especial con ese objeto.

Durante años, con raras excepciones, el maquillaje cinematográfico ha consistido en realizar, resaltar o mejorar la belleza femenina y las líneas interesantes de la cara de un actor. Pero eso, a pesar que todos los días se avanza más y más, ya no tiene secretos y hay en Hollywood varias docenas de "make-up men" que saben hacerlo.

Pierce se ha especializado en la transformación facial y física total que llegue hasta convertirse en una caracterización.

"Frankenstein", su obra maestra

Jack Pierce dándole toques al eterno Monstruo
Jack Pierce dándole toques al eterno Monstruo

Lo es, en realidad.

- Conté para ello - me dice - con la colaboración del estudio, del director,  James Whale y, sobre todo, del intérprete, Boris Karloff. Para el público una cinta comienza cuando aparece el título inicial. Pero en el taller pasan muchos meses de preparación antes, siquiera, de que se filme la primera escena. Y en el caso de Frankenstein, apenas se me notificó que, meses más tarde, se haría semejante tema, me puse en campaña.

"Me leí, en esa ocasión, docenas de libros sobre la materia y tengo a orgullo haberme formado una preparación anatómica bastante completa. Me puse en comunicación con viajeros e investigadores de Egipto y con el museo de El Cairo, al que debo muchos de los detalles que resultaron más interesantes en la caracterización de Karloff. El público habrá imaginado, al ver la cinta, que se trataba de una concepción fantástica y hasta absurda. Pero nada de eso. Ha habido gente extraña y hasta médicos que han hecho experimentos semejantes a los del doctor Frankenstein, sin éxito, por cierto y en artículos, estudios y libros, sobre esos casos, me guié para crear la figura del monstruo. Cada detalle tiene una razón de ser".

Pierce se entusiasma explicándome. Abre un cajón y echa mano de un interesante grupo de fotografías de Karloff.

- Vea usted estos detalles - me dice -. Esos electroimanes en las uniones entre la cabeza y el cuello, por ejemplo, tenían una razón definitiva: hacer pasar a través de las partes unidas entre sí, la corriente violenta que pondría en movimiento la sangre del individuo. La forma cuadrada de la cabeza era debido a que había sido necesario al doctor Frankenstein poco menos que separar cada partícula del interior del cráneo para agrandar la cavidad. Y hasta el detalle de la manera de caminar, lo estudié en individuos en los cuales algún accidente les había provocado fracturas en las piernas que eran, en cierto modo, semejantes a las uniones que suponía poseer el cuerpo de aquel.

Boris el comedido

- ¿Y qué decía Karloff?

- Es un entusiasta de estas cosas. Es incontable el número de horas que pasó aquí, en esta silla, sirviendo de modelo vivo a diversos experimentos que fotografiábamos para variar o desechar enseguida, de acuerdo con la opinión de Mr. Laemmle, Mr. Whale y otros jefes del estudio. Cuando comenzó la filmación, Boris llegaba a mi estudio a las 8 de la mañana y recién a las 2 de la tarde estaba listo para ir al set. Seis horas me demoraba prepararlo. Nos traían el lunch aquí, porque, además, no se hubiese atrevido él a ir al comedor a provocar susto a quienes lo viesen.

"Era tan real su figura - mucho más de lo que la pantalla le reprodujo - que al llevarle al set le cubría yo la cara con un paño y, de la mano, le acompañaba hasta el sitio en donde estaban filmando, a fin de que no le viesen la cara los que se encontraban casualmente con él al pasar".

Pierce me habla, con igual entusiasmo, de cada uno de sus trabajos en otras películas en que ha caracterizado, transformado o envejecido a Boris Karloff, a Bela Lugosi, a John Boles, a Gloria Stuart, a Henry Hull y a muchos otros.

Glenn Strange también estuvo en la silla de operaciones
Glenn Strange también estuvo en la silla de operaciones

- El trabajo de la transformación facial y física por medio del "make-up" - me dice - no es solo material. Yo considero que envuelve un estudio psicológico del personaje.

La receta del maestro

"Yo no podría cumplir la orden de un director o un intérprete que me dijese: 'Transfórmeme en un viejo'. Necesito leer el tema, imaginarme al personaje y, entonces, crear mi tipo físico. Porque hay viejos y viejos. La forma de los ojos, el pelo, la barba, el gesto - que puedo cambiar por medio de la adición de pasta, color o sombras - cambian hasta la psicología del tipo".

Y es por eso que Jack Pierce es un artista de la transformación física y un psicólogo del "make-up".

Pierce también tuvo la tarea de convertir a la bella Vicki Lane en un simio
Pierce también tuvo la tarea de convertir a la bella Vicki Lane en un simio

Artículo originalmente publicado en Sintonía, abril 1935, gentileza Graciela Restelli

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