Terror Universal
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Seccion: Efectos Especiales (Lecturas: 24168)
Fecha de publicación: Marzo de 2002

Más vampiros, por favor

Nosferatus, dráculas, vampiros... Diversos nombres para designar a un mismo personaje. Un vampiro es un vampiro ?y eso está claro-, pero no todos los vampiros son iguales y, como para gustos se hicieron los colores, de eso se encargó precisamente la cinematografía del siglo XX.

Sara Rodríguez Mata



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Nosferatus, dráculas, vampiros...Diversos nombres para designar a un mismo personaje. Un vampiro es un vampiro –y eso está claro -, pero no todos los vampiros son iguales y, como para gustos se hicieron los colores, de eso se encargó precisamente la cinematografía del siglo XX.

En el primer artículo que escribí para esta revista se trató el mito del Drácula clásico –nótese mi debilidad por este personaje -, en el que se reseñó sobretodo a sus dos máximos exponentes: Bela Lugosi y Christopher Lee. Pero, no podemos obviar la evolución que ha sufrido el vampiro a lo largo de todas las versiones realizadas por muy distintos directores y por supuesto, en muy diferentes épocas. Y es que, estos son los dos factores claves para estudiar la evolución de los personajes tipo dentro del género del terror: la influencia del estilo del director y también la época y los cambios sociales en los que se enmarca el film. Y son, asimismo estos dos factores en los que me he basado para la investigación sobre la evolución de los personajes tipo en la cinematografía.

Pues bien, si en la anterior ocasión se reflexionó sobre la caracterización del vampiro clásico, en esta ocasión se va a hablar del Drácula moderno, tomando como ejemplo dos películas representativas de la última década: Entrevista con el vampiro y Drácula de Bram Stoker.

Además de la caracterización, en esta ocasión debo hacer una mención especial a la labor de creación de vestuario –otra parte imprescindible para conseguir la atmósfera y recreación adecuada de la época -. En el caso de Drácula de Bram Stoker, la encargada del diseño de vestuario fue la japonesa Eiko Ishioka. Y no es una casualidad toda la simbología que se denota a través de los colores, ya que el uso del color obedece a apoyar la caracterización de los personajes: Drácula va siempre vestido de color rojo.

Sobre los efectos especiales y el maquillaje, debemos reseñar que fue el propio hijo de Francis Ford Coppola, Roman Coppola, quien se hizo cargo de supervisarlos y de dirigir la segunda unidad, labor que se tradujo en la aparición de su nombre en los títulos de crédito.

Para su versión Francis Ford Coppola optó por echar mano de unos trucajes sencillos, como por ejemplo, los espejos y muselinas utilizados para proyectar imágenes. Y aunque parezca que no tenía intención de realizar espectaculares efectos especiales, no obstante, si que tuvo que contar con la ayuda de la alta tecnología para la mutación final del vampiro en humano, la cual fue rodada con una técnica de simulación por ordenador llamada Morphing.

El maquillador Greg Cannom y los asistentes Matthew Mungle y Stuart Artingstall fueron los encargados de elaborar todas las caracterizaciones y cambios de imagen (anciano, hombre-lobo, hombre-murciélago, etc.), en los que se transformaba drácula.

Gary Oldman, el actor elegido para interpretar al vampiro, aportó una idea buena, para interpretar su personaje, durante el proceso de maquillaje. Según cuenta el actor: "Quise darle a mi cara un tono muy blanco porque Drácula se convierte en un joven de aspecto físico diferente y no quería verme tan pálido. Al final, llegamos a un acuerdo."

En cambio, Entrevista con el vampiro demostró una gran puesta en escena en todos los sentidos. Y contó para ello con una gran dirección artística encargada de la recreación de la época.

A diferencia de Coppola, Neil Jordan sí empleó efectos digitales. En palabras del propio director, "con la tecnología informática [...] los efectos especiales son perfectos. Es realmente el avance más notable desde el color. La usamos para construir paisajes, vistas y ciudades que existieron en otras épocas y que no se podrían de ningún modo fotografiar hoy en día." La mayoría de los efectos especiales usados para esta película, tuvieron que contar con el apoyo de la tecnología digital, por lo que se contó con la propia empresa del maquillador Stan Winston, la Digital Domain.

Winston tomó como base la novel a de Rice para crear el personaje. No fue nada fácil crear una imagen distinta a todas las anteriores y es que, como dice Winston "todo el mundo quiere hacer algo diferente y único, algo que no se haya visto anteriormente, pero si trabajas en el territorio del vampiro estás limitado por ciertas reglas." Stan Winston puso especial interés en tres características para conseguir un vampiro diferente: el vampiro debía aparecer con la piel traslúcida; se desterró el cliché de los típicos colmillos (el tamaño de los dientes sólo cambiaba cuando iban a morder); el vampiro era tremendamente seductor, por lo que se hizo hincapié en los ojos y en la sonrisa. Para ello, se crearon unas lentes de contacto especiales llamadas animal eyes, que conseguían dar al personaje una efecto de depredador.

No obstante, como puede comprobarse, los efectos especiales de tecnología digital se pusieron al servicio de los personajes, como las transformaciones de Louis y Claudia en vampiros utilizando el citado efecto morphing.

Es obvio que las diferencias entre los primeros vampiros del cine y los más modernos, viene marcada por el uso no sólo ya de los efectos digitales, sino también por la evolución de las técnicas de maquillaje. Aunque tampoco podemos olvidar, claro está, los dos factores claves a los que hicimos alusión al comienzo del artículo: las influencias tanto del estilo del director como de la época en la que se realiza la película. Si de Bela Lugosi a Christopher Lee, ya encontramos rasgos diferenciadores, qué decir tiene cuando aparece en pantalla ese Drácula gentleman de Gary Oldman.