Terror Universal
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Seccion: Productoras (Lecturas: 16)
Fecha de publicación: Enero de 2008

Hammer House of Horrors: Buen terror inglés en la pantalla chica

Un repaso por cada uno de los episodios de una serie producida por la Hammer en las postrimerías de su vida útil como productora (televisiva).

Alejandro Yamgotchian



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Era muy difícil imaginar que en el ocaso de una productora como la Hammer fuera a salir de la galera una serie televisiva como ésta. Hammer House of Horror fue producida en 1980 y constó de tan solo 13 episodios semanales, de poco menos de una hora de duración cada uno. Los mismos, sin embargo, quedaron grabados en la retina de muchos televidentes que últimamente pudieron disfrutar, sí, de los de Fox Mystery Theatre, una serie que tomaba episodios de Hammer House of Mystery and Suspense, que se harían poco tiempo después y que continúan apareciendo como perdidos, como simples largometrajes, en medio de la programación de la televisión para abonados.

Hammer House of Horror contaba con actores como Peter Cushing, Denholm Elliot y Brian Cox, quienes formaron parte de una travesía que brindaba buenas historias, poseía una notable partitura musical, excelentes paisajes, y grandes mansiones como escenarios, además de una magistral presentación. Los relatos estaban muy bien filmados, a pesar de ciertos problemas de sonido más algunas pifias durante los rodajes (el cambio de vestimenta de un plano a otro, un camarógrafo que se ve por el espejo lateral de un auto, sus sombras en interiores, y hasta el boom que aparece en algunos episodios). También era evidente el limitado presupuesto y el hecho de que la Hammer estaba en sus postrimerías; varias marcas publicitarias se dejan ver en los productos que consumen los personajes y también en algunos planos exteriores.

Lo cierto es que el tradicional estilo gótico de la Hammer aquí dio un giro impensado y en la mayoría de los episodios, quizás por querer cambiar una receta que durante los últimos años estaba casi agotada y que ahora se volcaba a un terror más cotidiano y de gran amplitud. De ahí que el parentesco con los clásicos cuentos de la productora rival Amicus (Las profecías del Dr. Terror, Mansión embrujada, Más allá de la tumba, y las olvidadas adaptaciones de Cuentos de la cripta y La bóveda del terror, entre otros) se hacía bastante evidente, aparte de los típicos finales sorpresa, y de la cantidad de desnudos y el nivel de gore y violencia que se veía, para ser una serie televisiva británica de comienzos de los ´80. En ese momento también estaba en el aire otra recordada y más famosa serie inglesa: Tales of the Unexpected, mientras en la memoria de los seguidores de la Hammer aún estaba alojada Journey to the Unknown / Rumbo a lo desconocido (no confundir el título en español con el de The Outer Limits), la primera serie de la Hammer cuyos 17 episodios se emitieron durante una sola temporada, en 1968, y donde los relatos tenían un estilo más parecido al de la primera Dimensión Desconocida.

Los 13 episodios de Hammer House of Horror fueron emitidos en este orden:


Muñeco vudú: nunca están de más

Witching Time (Tiempo de brujería) – Un compositor de bandas sonoras para películas de terror (Ian McCullough) es sorprendido por la misteriosa aparición de una mujer (Patricia Quinn) que dice ser una bruja del siglo XVII. A la preocupación por la sospecha de que su esposa le es infiel con su psiquiatra se le suma la posesión de la cual es objeto. Este primer episodio denota cierta ingenuidad (sobre todo en lo que respecta al estereotipo de la bruja) y ofrece algunos pasajes de buen suspenso que, sin embargo, lo perfila como el menos terrorífico de la serie. Curiosamente, y siguiendo la línea de los cuentos de horror de la productora Amicus, aquí hay una moraleja vinculada a la infidelidad pero con final feliz y que no proviene precisamente de terreno sobrenatural e impregnado de aires de venganza.


El cuerpo decapitado de Warren Clarke

The Thriteenth Reunion (La decimotercera reunión) – Si en el primero sorprendían algunos cambios que iban algo a contramano con la esencia de la mítica productora, acá la cosa se profundiza. Una periodista es asignada a hacer un informe sobre una clínica para adelgazar cuyos métodos se basan en criticar duramente al paciente, deteriorándole la autoestima y humillándolo delante de todos. Pero desde que un par de clientes muere misteriosamente, ella y uno de los funebreros deciden investigar la extraña desaparición de los cadáveres, descubriendo algo sorprendente y aterrador. Un episodio algo previsible pero con toques de comedia negra y una excelente actuación de Julia Foster, quien con su nervio y dinamismo sostiene bastante el asunto.

Rude Awakening (Desagradable despertar) – Uno de los más graciosos pero no menos atrapantes episodios, sobre un agente inmobiliario (notable Denhom Elliott) que vive una pesadilla interminable, mientras trata de separarse de su esposa para estar junto a su secretaria y a la vez vender una mansión cuya dueña supuestamente ha fallecido. Pero cada vez que se dirige a la misma ocurren cosas de lo más atemorizantes. Haber establecido una muy delgada línea entre la realidad y lo onírico es el mayor acierto de este episodio, que hasta intenta confundir al propio espectador, con intérpretes cuyos personajes e indumentarias cambian permanentemente.

Growing Pains (Dolores crecientes) – El espíritu de un niño fallecido por sobredosis de drogas, ingeridas en un laboratorio, vuelve para vengarse de aquellos padres que no lo dieron suficiente atención y que ahora se decidieron por adoptar otro niño, al principio bastante extraño en sus reacciones... El momento (sin anestesia) en que aparece el espíritu por primera vez durante la noche y en el cuarto del pequeño adoptado impresiona, del mismo modo que la tensión que se maneja promediando la mitad del relato, aunque el mismo va desenvolviendo cierta chatura sobre el final, convirtiéndose en uno de los más flojos de la serie. De todas maneras vale igual la mirada crítica hacia esos padres preocupados más por sus trabajos y proyectos que por la propia unión familiar. También queda la duda, por encima de alguna escena sangrienta, si algunos de los animales que aquí se ven sufrieron daños o no.


Inicio caldeado: Un anciano (George Tovey) envenena a su esposa (Una Brandon-Jones)

The House That Bled to Death (La casa que sangró hasta morir) – El más sangriento de todos y que todavía viene con final sorpresa. Si se está atento por ahí alguien descubre de qué va la mano, cuando la familia protagonista se muda a una casa donde hubo un cruel asesinato y en la que luego comienzan a ocurrir cosas típicas de una mansión embrujada. Obviamente hay cierta manipulación que invita al televidente a entrar en el juego y que ayuda a disfrutar los notables pasajes de terror claustrofóbico que tiene este episodio. Podría ser un ejemplar "Cuento de la Cripta". La escena del cumpleaños infantil terminó siendo una de las más recordadas de toda la serie.


No, no es un guerrero "zuni" sino un viejo pariente africano

Charlie Boy – Este es el nombre que se le da a un muñeco africano de madera, supuestamente poseído por el espíritu maligno de un hechicero y que va a parar a manos de una pareja, con algunos problemas familiares de por medio. Esos conflictos comienzan a solucionarse cuando el muñeco comienza a hacer de las suyas y a pedido del protagonista. Pero hay algo más vinculado a una fotografía accidentalmente maldecida y que terminará cambiando todo. Uno de los episodios más elaborados, con más nervio, y mejor resueltos de la saga, que se acerca más al espíritu de los viejos cuentos de Dan Curtis (Trilogía de terror) y por supuesto a los de la Amicus.


Siempre da placer ver los huesudos pómulos de Peter Cushing (junto a Brian Cox)

The Silent Scream (El grito silencioso) – El mejor episodio de la serie tiene a Peter Cushing como ex-guardia de campo de concentración nazi que decide poner una tienda de mascotas. Cuando aquel presidiario (Brian Cox) al que solía visitar y ayudar con dinero queda en libertad, le da una oportunidad para que trabaje con él y de paso conozca el experimento que está llevando a cabo, con animales en estado salvaje que son entrenados para no hacer daño a nadie y sin necesidad de estar enrejados en un futuro cercano. Pero hay algo más ambicioso aún. La avaricia del algo ingenuo protagonista lo lleva a una situación jamás imaginada, por encima de la advertencia de su esposa y una llamativa ineficacia policial. Otro con vuelta de tuerca muy original y que juega con la ansiedad y la desesperación de sus dos notables actores principales.


Diana Dors (un poco dilatada) con niños aparentemente beatíficos

Children of the Full Moon (Los niños de la luna llena) – Historia de licántropos, la más "hammeriana" de todas, y también otra de las mejores, con vuelta de tuerca incluida. Más que impredecible, mantiene el interés y la tensión durante todo el relato, a propósito de pareja de vacaciones a la cual se le avería el auto en medio del bosque y va a parar a una mansión donde una amable mujer (Diana Dors) y niños angelicales pero con extrañas actitudes (inevitable recordar a los de El pueblo de los malditos, la famosa coproducción británica dirigida por el ya fallecido Wolf Rilla) les dan hospedaje hasta el amanecer. La aparición de un hombre lobo en los alrededores cambiará el rumbo de las cosas.


Una combinación peligrosa: lencería y arma (ambas blancas)

Carpathian Eagle (Águila Carpatiana) – Acá hay una transformación sorpresiva, tan asombrosa como la de un personaje en una de las últimas películas de James Cameron y que no se puede revelar, por cierto. Hay un asesino serial que les saca el corazón a sus víctimas, siguiendo los ritos de un famoso criminal del pasado, sobre el cual hay una escritora abocada al tema (Suzanne Danielle) y un policía que intenta dar con tan bizarro imitador. La misteriosa identidad se devela bastante rápido pero la historia se concentra más en las tácticas del propio asesino, en algunos buenos climas de suspenso, y en pistas que todavía despiertan otras sospechas y alguna confusión intencional. En medio del episodio aparece Pierce Brosnan, como una de las víctimas (en los créditos aparece como "Last Victim"), quien luego trabajaría en un largo clase B de 1988, también dirigido por el aquí realizador Francis Megahy


Paul Darrow a punto de completar su ritual con "ayuda" de Ray Lonnen

Guardian of the Abyss (Guardian del abismo) – Una mujer escapa de un ritual satánico, donde iba a ser sacrificada, y se topa en la carretera con un vendedor de antigüedades. Hay un objeto codiciado en la vuelta, para satisfacer las demandas del guardián del título, mientras el líder religioso sale en busca de una protagonista absolutamente aterrada. De perfil siniestro, entre magia negra, hipnotismos y piezas demoníacas, este episodio también tiene una pequeña vuelta de tuerca en el final (algo en sintonía con la de El hombre de mimbre), buenas actuaciones (en especial la del hechicero interpretado por John Carson), aunque no se salva de ser uno de los más débiles de la serie.


Es tiempo de Sesión en El Visitante de la Tumba

Visitor From the Grave (El visitante de la tumba) – Una mujer con problemas psicológicos es atacada en plena madrugada por un extraño que la quiere violar. Al final termina disparándole en defensa propia y el sujeto muere, aunque luego comienza a verlo inexplicablemente una y otra vez, a pesar de que ya había limpiado con su novio todo rastro de violencia y sangre en la casa, y también de que el cuerpo había sido enterrado. Una nueva vuelta de tuerca en el final, algo de videncia en el medio, y un plan bastante macabro son los componentes de un nuevo episodio, previsible pero que se guarda algunos buenos momentos de sobresalto (ayudados por el sonido) y paranoia. El director húngaro Peter Sasdy, que también había dirigido The Thirteenth Reunion y Rude Awakening, también estuvo tras las cámaras de dos episodios de Journey to the Unknown.


Anna Calder-Marshall en problemas

The Two Faces of Evil (Las dos caras de la maldad) – La famosa leyenda europea del doppelganger (el gemelo diabólico de una persona viva) recorre este nuevo relato, probablemente el más aterrador de toda la serie. Una familia recoge a un individuo en la carretera y bajo una lluvia torrencial. El sujeto enseguida ataca al padre, que iba al volante, y todo termina en un grave accidente donde no hay muertos pero sí desaparecidos. Mientras el hombre trata de reestablecerse, su esposa termina descubriendo algo pavoroso. El remate de la historia es bastante simple, pero todo lo que va pasando trasmite cada vez más tensión, gracias a la brillante actuación de Anna Calder-Marshall, y también a planos y secuencias donde el miedo a perder el control y el descuido en situaciones desconcertantes están siempre vigentes. Este episodio fue dirigido por el canadiense Alan Gibson, realizador de Los ritos satánicos de Drácula (1974) y también de otro notable relato de esta serie, The Silent Scream. Para la serie Journey to the Unkown había hecho dos más.

The Mark of Satan (La marca de Satán) – El reciente estreno de Número 23 (Joel Schumacher, 2007), con Jim Carrey, tenía algo que ver con este episodio, solo que el número era el 9. El empleado de la morgue de un hospital comienza a obsesionarse con la cifra, a partir de que creyó haberse infectado por un hombre que murió suponiendo que era víctima de una conspiración satánica y donde el número en cuestión aparecía por todos lados. El grado de demencia llega a un punto tal que el protagonista entra a sospechar de todos, hasta de sus seres queridos. Por supuesto que la tensión psicológica nos recuerda al mejor Polanski, y la locura (¿por qué no?) a aquel capítulo de Dimensión Desconocida donde William Shatner creía ver un monstruo en el ala del avión donde viajaba. El asunto es saber si las coincidencias no son casuales o bien si todo está dentro de la cabeza del protagonista. Un episodio distinto, original, bastante llamativo, violento y a la vez entretenido, que oficia de broche de oro para la serie.