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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

SLEDGE HAMMER!

Martillo Hammer (Sledge Hammer!El sorprendente Hammer en España). Serie norteamericana emitida por la cadena ABC en dos temporadas y 41 capítulos, 1986-88, sobre una idea de Alan Spencer. Con David Rasche, Anne-Marie Martin, Harrison Page y elenco.

 

"Doreau, eso fue excesivamente violento y completamente innecesario. Me fascinó. Fue poesía en movimiento. Quisiera luchar contigo en alguna ocasión". Sledge Hammer, en el capítulo inicial.
 
El humor es un modo particular de lectura, una invitación a cultivar una cierta mirada. Hace ya unas cuantas décadas, Mario Mactas y Carlos Ulanovsky publicaban palabra por palabra artículos del Código de Minas en la revista humorística Satiricón, jugando con la confusión semántica que cualquier conocedor del léxico popular rioplatense imaginará. Alejandro Dolina, un integrante de aquella redacción, nos ha hecho reír por años a partir de artículos periodísticos que explican, muy seriamente, cómo cuidar a un canario o brindan consejos para recibir la primera visita de los suegros. ¿Dónde estaba el humor en esos textos?
Pero los cambios seculares en los modos de lectura afectan a veces letalmente el propósito del autor. Los Viajes de Gulliver de Jonathan Swift, una vez efectuada alguna que otra conveniente operación de expurgación como la de la historia de la Isla de Laputa, pasó de ejercicio de sarcasmo dirigido hacia las ideas políticas y filosóficas del siglo XVIII a lectura infantil. La expresión “los límites del humor” ya se ha usado mucho para debatir acerca de qué temas deben ser eximidos de cualquier mirada pretendidamente humorística, pero también sirve para exponer sus limitaciones, aquellas que se encuentran cuando el espectador o lector no percibe intención de humorismo porque no comparte los códigos que exige dicha mirada. Una parodia del suicidio de Adolf Hitler difícilmente cause gracia en alguien que desconoce todo acerca del Führer; una parodia del suicidio de Hitler difícilmente le cause gracia a uno de sus partidarios.
Décadas de exposición a la violencia en formato audiovisual generaron una inevitable inflación de truculencia. La estetización de la violencia que lograba Sam Peckinpah hace cinco décadas tenía por propósito inducir al espectador a escandalizarse contra ella fuera de las pantallas, en la vida real. De más está decir que no lo logró y que abrió el camino para que esa violencia ficcional escalara filme a filme, y aquí es de rigor dejar caer los nombres del Clint Eastwood anterior a Unforgiven y de Arnold Schwarzenegger, Sylvester Stallone o Quentin Tarantino.
Pero no es mi intención quejarme de ello sino señalar lo que creo un efecto inesperado de esa escalada: la caricaturización de la violencia practicada hace décadas hoy tal vez no sea vista como lo que era. El humor de la serie objeto de este informe, Sledge Hammer!, se basa en la visión simplista y unidimensional del personaje protagónico y las desafortunadas consecuencias que esto acarrea. Los duros años ochenta de Ronald Reagan, Rambo y Total recall no eran tímidos con la violencia, pero entendían que responder el ataque de un francotirador demoliendo a disparos de bazuka el edificio en el que se parapetaba era una hipérbole destinada a reírse del personaje responsable de tal desatino, no la exaltación de una determinación justiciera más propia de la frontera sin ley del Lejano Oeste. Hoy no estoy tan seguro de que eso sea así. Y no sólo porque escenas de una exageración similar aparecen en filmes de acción insospechables de comedia: basta con escuchar las ideas acerca de seguridad urbana de líderes como Trump, Bolsonaro, Kast, Duterte, Bukele o Milei. Hammer, después de cometer una tropelía absurda explica, triunfal, que "para vencer a los delincuentes hay que ser más salvajes que ellos". ¿Nunca hemos escuchado en estos años un discurso político que afirme algo así? La parodia de ayer dejó de serlo: hoy es política pública.
Sledge Hammer! nació de la costilla de Harry El Sucio: a un adolescente Alan Spencer, el personaje de Clint Eastwood le pareció un material de primera clase para la comedia, descubrimiento que haría más o menos por la misma época un humorista rosarino llamado Roberto Fontanarrosa para su Boogie El Aceitoso. Casi una década después, los éxitos de enésimas iteraciones de las aventuras del inspector Harry Callahan y del arquitecto Paul Kersey hicieron creer a la cadena ABC que los tiempos estaban maduros para una parodia, y fue entonces cuando el veterano productor Leonard Stern, el mismo de Get Smart!, recomendara darle una oportunidad a la idea del ya joven Spencer. Pero ABC nunca terminó de confiar en el producto, asignándole presupuestos mezquinos y horarios imposibles para un programa nuevo, como la directa competencia con series exitosísimas como Dallas o Miami Vice, y fue así que Sledge Hammer!, pese a sus millones de fieles seguidores, pasó a la historia tras apenas dos temporadas.
El protagonista de la serie, Sledge Hammer, es interpretado magistralmente por David Rasche, un reputado actor de teatro que había accedido a pequeños papeles en películas como Manhattan o Cobra, y que tras Sledge Hammer! ha aparecido con intermitencias para un espectador de fuera de los Estados Unidos, pero a menudo en roles interesantes. Por caso, como un inepto cuadro intermedio de la CIA en Burn after reading de los hermanos Coen, como el sagaz ejecutivo Karl Muller en Succession.
Sledge estaba construido siguiendo casi al detalle el modelo de Mike Hammer, el protagonista de las novelas de Mickey Spillane llevado varias veces a radio, cine y TV, y que entre 1984 y 1987 tuviera una recordada versión con Stacey Keach como protagonista. Mike Hammer es un detective privado brutalmente violento, misántropo antes que misógino, anticomunista y nacionalista, veterano de la campaña del Pacífico durante la Segunda Guerra Mundial, y que llama Betsy a su Colt calibre .45. Pero si Hammer quiere decir "martillo" en inglés, "sledgehammer" asciende a "maza".
Sledge Hammer es un detective de la policía de una ciudad que nunca se menciona, y que parece la San Francisco de Harry El Sucio. Su posesión más valorada es su pistola Smith & Wesson Model 29 calibre .44 con una empuñadura hecha por un artesano, y que presenta el grabado de una maza. Hammer duerme con ella: todas las noches la deposita amorosamente en una almohadilla de raso, y hasta le habla y la llama "amigo". Conduce un destruido Dodge Aspen verde lima que sobrelleva portar un adhesivo como "I ♥ VIOLENCE". Es divorciado y vive solo, en un edificio en el que sus vecinos lo odian porque practica tiro en su departamento a cualquier hora. Pese a su irresponsabilidad e incompetencia, suele lograr el cometido asignado, generalmente por mérito del azar. Su lema es, muy poco apropiadamente, "confía en mí. Sé exactamente lo que hago". No es poca hazaña la de los guionistas que lograran que un energúmeno así resultara un personaje muy querible. Es que en Hammer la violencia no es expresión de maldad o locura sino de pura y llana inocencia: encuentra en ella un goce infantil, sin cálculo. No por nada los niños de los ochenta lo adoraban.
Como dice un superior de Harry el Sucio, sus éxitos son "más costosos para la ciudad y este departamento en términos de publicidad y destrucción física de la propiedad que los fracasos de la mayoría de los demás", frase que es todavía más adecuada para describir las victorias que Sledge les inflige a sus conciudadanos.
Todo policía necesita un compañero, y el de Hammer es la detective Dori Doreau, encarnada por la actriz canadiense Anne-Marie Martin, que es competente, sensible, inteligente y sofisticada: todo lo que Sledge no es. Son opuestos complementarios, una de las dinámicas fundamentales de una ficción: en términos de Get Smart! es la agente 99 de tal agente 86. La Martin participó en el casting para seleccionar, nada menos, a la actriz que encarnaría a la Princesa Leia Organa; promediando la serie se casó con Michael Crichton, el autor de apenas The Andromeda Strain o Jurassic Park y director de la Westworld original, y con él escribió el guión de Twister.
Como el agente 86, Sledge Hammer tiene un sufrido superior al que vive dándole disgustos, en su caso el capitán Trunk, interpretado por Harrison Page. La ira que le causan las tropelías de Hammer le generan emociones mezcladas cuando su subordinado está en riesgo. En un episodio, Hammer está a punto de morir envenenado, pero a último momento Trunk aparece con el antídoto. Cuando Sledge le pregunta de qué manera puede pagarle ese favor, Trunk le responde: "no tomes el antídoto". En otro capítulo, Hammer intenta desactivar una bomba y la dramática situación es transmitida por TV; mientras que se ve a los espectadores alentando a Hammer, el capitán lo hace por la bomba, aunque luego se une a los demás a regañadientes. El jefe del célebre inspector Clouseau, el comisario Dreyfus, tenía con su torpe subordinado una relación similar, que llegaba al extremo de complotar para asesinarlo.
En el grupo de guionistas que escribió los capítulos de Sledge Hammer! sobresalen Mike Reiss y Al Jean, quienes después fueron partícipes principales de la década dorada de The Simpsons. También se destacan dos miembros del equipo de escritores de Get Smart!, Gerald Gardner y Dave Ketchum. Este último además actuó en aquella comedia precursora: es el inolvidable agente 13, que siempre aparecía, a su pesar, escondido en lugares insólitos y muy incómodos. Tino Insana y Robert Wuhl fueron algunos de los guionistas de Police Squad!, la maravillosa serie predecesora de The Naked Gun. El CV de Ron Friedman casi no deja serie de los años sesenta, setenta y ochenta sin incluir. Y uno de los directores de episodios de la serie, que también participó como estrella invitada, fue el recordado Bill Bixby, el doctor David Banner de la versión televisiva de los años setenta de The Incredible Hulk, el Tim de My Favorite Martian, el protagonista de El mago.
En el fondo, Sledge Hammer! reposa en una sola broma, el carácter del protagonista, así que con frecuencia los guionistas debieron recurrir a parodiar la cultura pop norteamericana de la época, un mecanismo que facilita el trabajo de escritura para una larga temporada de veinte capítulos porque, además de las oportunidades que brinda para el ejercicio del humor, ya proporciona un esquema que sirve de base. Su punto débil es obvio y ya se ha dicho algo al respecto aquí mismo: requiere que el espectador reconozca el código, en este caso la obra original, algo que incluso se vuelve más difícil con el paso de los años y termina anclando en una época y un lugar a los productos culturales. Un ejemplo de disonancia cognitiva es este gag: parodiando la tendencia de la época a colorear filmes en blanco y negro, los colores de la imagen del epílogo de un capítulo estaban fuera de rango. La ABC recibió tantas quejas de los televidentes que pensaban que se trataba de un error de transmisión que tuvo que disponer un mensaje grabado en sus líneas de atención telefónica aclarando que se trataba de un chiste.
(Abajo a la derecha: el episodio piloto, doblado a un castellano americano neutro. Noten la presentación y el tema musical de Danny Elfman, por cierto novio de la adolescencia de Kim Gordon y también autor, entre otros, de los temas de Tales from the crypt y The Simpsons, de la música de la mayoría de las películas de Tim Burton y de otros celebrados filmes como Dick Tracy, Chicago, American hustle o Taking Woodstock).
En un capítulo Hammer le dice a un sospechoso que "cada vez que respires, cada movimiento que hagas, te estaré vigilando. Así hablamos en la policía", un gran chiste que depende del conocimiento de que son versos del perturbador hit de 1983 Every Breath You Take de... The Police. Algunas de las abundantes alusiones a filmes: Dirty Harry obviamente y en especial en el capítulo piloto, pero también RoboCop, Flashdance, Cocodrilo Dundee, A clockwork orange, Casablanca, Play it again Sam, Dog day afternoon, The color of money, Assault on Precinct 13, Vertigo, Death of a salesman, y hasta The graduate en el episodio final. A series, en general de modo irónico y despectivo: ALF, Max Headroom, Moonlighting, y hasta a su directa competidora Miami Vice. Hammer le dispara a la pantalla de una TV de bar cuando oye que un locutor anuncia "y ahora continuamos con Miami Vice". (¡Graciosamente, Rasche había actuado en un episodio de la serie, representando a un espía soviético!).
Tampoco es que es el exclusivo recurso humorístico: abunda el humor físico, que suele involucrar algún perjuicio que Hammer le causa a su pobre jefe, o la secuela de destrucción que provoca su forma de conducir. Y hay algo, poco, de humor político, cierto que en una serie que, por su enfoque, parece más demócrata que nombrar a una afroamericana lesbiana nacida en un gueto a cargo del bombardeo e invasión de un país pobre del Medio Oriente: apenas algún apunte como ilustrar una recorrida de Hammer por el submundo del hampa enhebrando salones de desnudistas y locales de venta de libros pornográficos con comités del Partido Republicano.
Otro recurso de la cultura pop es el empleo de actores invitados reconocidos, por caso músicos como Adam Ant, John Densmore de The Doors o Davy Jones de The Monkees. John Vernon prácticamente replica en el episodio piloto su papel de alcalde de San Francisco en Dirty Harry, y en subsiguientes capítulos aparecen actores como Brion James, el replicante Leon de Blade Runner, o el querido Bernie Kopell de Get Smart! y The love boat como un ¿vampiro?
 

 

VÍNCULOS
* Listado de todos los episodios con un breve resumen de cada uno, en inglés.
* Lista de reproducción de todos los capítulos de la primera temporada, 1986-87, en castellano americano neutro.
* Lista de reproducción de todos los capítulos de la segunda temporada, 1987-88, en castellano americano neutro.