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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

UN VERDADERO FLAGELO: LOS COMPAÑEROS DE OFICINA

De umbríos bosques donde cazaba y recolectaba, a verdes prados donde sembraba y cosechaba; de ruidosos talleres donde soldaba y ensamblaba, a oficinas mal ventiladas donde languidece hablando de Gran Hermano o de la falta de equilibrio del mediocampo de Boca Juniors: no cabe duda de que la historia de la especie humana es la historia de una decadencia, y sólo resta esperar su merecida extinción en no más de dos generaciones. Antes de ese final, y con la arrebatada valentía que da la distancia física que impone Internet, este portal decide hoy reparar una insólita omisión en su derrotero de justicia y denunciar, ante los inexistentes dioses, a uno de los mayores flagelos del mundo moderno: los compañeros de oficina. ¿Sabías que son considerados por las Naciones Unidas el cuarto Jinete del Apocalipsis, junto con el Hambre, las Ganas de Comer y el otro?

 

A tal efecto, y mediante métodos que verdaderos daños colaterales de la existencia de los medios de difusión como Joni Viale o Luis Majul ni siquiera sospechan, este portal ha compilado el siguiente bestiario, ideal para el smartphone del caballero y la notebook de la dama. Quizá ¡quién sabe! alguno de los eventuales y acaso inexistentes lectores de este portal sea algún día un nuevo Pol Pot y pueda hacer justicia con toda esta gente, cuya solitaria habilidad parece ser arruinarle la vida a sus semejantes.
*Quien ejerce una jefatura y es incapaz de hacer trabajar a los subordinados vagos o inútiles, y entonces sobrecarga de tareas a los empleados capaces.
* Quien ejerce una jefatura y no tiene vida fuera de su trabajo, y organiza insólitas e inservibles reuniones de capacitación o “integración” (!) en medio de un cierre de balance contrarreloj, o en horarios propios de serenos y personal de limpieza. 
* Quien trabaja en la oficina exclusivamente gracias a su condición de descendencia del patrón, por lo general una extraordinaria cruza de vago con incapaz, camarillero, alcahuete y acosador.
* Quien colecciona títulos de grado y posgrado en Pentapodología Felina y siempre termina pidiéndole una mano salvadora a un bachiller que cobra la mitad.
* Quien siempre encuentra la manera de hacer mal algo, por más exótica que sea: la verdadera hipóstasis del Error.
* Quien se cree que su trabajo es como Wikipedia, porque espera que se lo hagan entre todos.
* Quien sabe que el jefe le asigna nuevas tareas a quien tiene su escritorio limpio, y entonces se atrinchera detrás de una Línea Maginot de estudiado desorden a espiar el Instagram de la recepcionista… o leer esta página.
* Quien se aviva de que si termina una tarea enseguida se la van a volver a asignar en el futuro, y entonces demora el triple de lo necesario. 
* Quien tiene por tarea iniciar los expedientes y trabaja a ritmo de carreta, total los que se tienen que apurar para cumplir con los plazos son los que trabajan dando la cara al público.  
* Quien remplaza a un compañero que está de vacaciones y, como sabe que si hace el trabajo mejor que el remplazado se lo van a asignar en forma permanente, lo hace lo peor que puede.
* La ex pareja que se venga de su condición irreversiblemente pasada saboteando las jornadas de trabajo con pretextos infantiles, burlas destempladas, rotundas negaciones de lo evidente, difusión de rumores dañinos, recriminaciones a voz en cuello, llantos estentóreos, ruidosos desplantes o expresando su recientemente adquirida condición de sommelier de garches, convirtiendo las jornadas laborales en muy interesantes, en el sentido de la vieja y conocida maldición china. Un tema ya explorado en extenso, o bueno, hasta ahicito donde nos dio, aquí.
* Quien obliga al resto a tolerar esos programas de radio malcogidos de la primera mañana que sólo hablan de accidentes de tránsito, casos policiales truculentos y catástrofes políticas y económicas inminentes.
* Quien funciona como grabador de carne y hueso, y su concepto de expresar una opinión consiste en la repetición textual de opiniones ajenas, extraídas de la TV o la radio.
* Quien cunde en chismes pero mal contados, y te hace alegrar porque te dice que se separó la morocha de la recepción, cuando en realidad el que se separó es el sereno santiagueño. 
* Quien es amable sólo porque es débil y, cuando cuenta con un poco de poder, se vuelve feroz.
* Quien funge de lacayo de jefes que lo relegan cada vez que hay que pensar en un ascenso o aumento. ¡Encima de alcahuete, boludo!
* Quien opina que “el problema de este país es que los negros no quieren laburar”, no se destaca por su aplicación a la labor y no es extraño que sea morocho a la Evo Morales o morocha a la Mercedes Sosa.
* Quienes toman de punto al más débil del grupo como válvula de escape del fastidio que sienten con los patrones. La historia de Alemania entre 1933 y 1945 hubiera sido muy diferente sin gente así.
* Quien cree que el break para tomar café o mate es sinónimo de Happy Hour de Pelotudeces, y encima parece ganar todas las discusiones en razón de ese peculiar sesgo cognitivo que es el Efecto_Dunning-Kruger: el que ignora con plenitud una cierta materia suele expresarse con mucha mayor seguridad que el que tiene al menos un conocimiento básico de la misma.
* Quien vive en estado de guerra no declarada con la higiene y, para peor, se sienta en el escritorio de al lado.
* El patrón que exige traje y corbata y es incapaz de gastar la recaudación de una sola mañana en un aparato de aire acondicionado.
* Quien organiza “el amigo invisible”. Vos quisieras masacrarlos a todos ¡y este boludo te viene a pedir que gastes un mango que no te sobra en un regalo al forro de Sistemas! ¡En qué mundo vivimos, por favor!
En el final, un recuerdo: la frase “el trabajo libera” estaba en el cartel de entrada… a Auschwitz.