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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

MADCHESTER: DIVISIÓN GOCE

Manchester en el último cuarto del siglo XX: decadencia económica, desintegración social... y explosión creativa. El punk, el post-punk, Factory Records, Joy División, New Order, The Haçienda, Happy Mondays, el sonido Madchester, el house, el genial filme 24 hour party people y un hilo conductor, el periodista y, más que empresario, verdadero mecenas Tony Wilson, una de esas figuras del arte y de la vida que no parecen tener lugar en esta devastada tercera década del siglo XXI.

 

EN EL PRINCIPIO FUE UNA BANDA
En el principio fue una banda, los Sex Pistols, y una actuación, el viernes 4 de junio de 1976, ante apenas 42 espectadores, casi todos varones, en el Free Trade Hall de Manchester. En el sitio de la Masacre de Peterloo de 1819, en el escenario donde famosamente le gritaron "¡Judas!" a Bob Dylan en 1966 por arreglar sus nuevas canciones para una banda con instrumentos eléctricos. Como le pasara a Joe Strummer un par de meses antes, los Sex Pistols en vivo le cambiaron la vida a casi todos los presentes. A Bernard Sumner y Peter Hook, que terminarían siendo parte de Joy Division y New Order. A Mick Hucknall, futuro líder de Simply Red. A Martin Hannett, el productor musical por excelencia de Manchester durante la siguiente década y media. A Pete Shelley y Howard Devoto, de los Buzzocks; a Mark E. Smith, el líder por venir de The Fall. Y a Tony Wilson, un presentador de un canal regional de TV, Granada Television, a quien los Pistols decidieron a difundir y luego apadrinar la movida punk del noroeste de Inglaterra. En mayo de 1978, Wilson abrió un club nocturno dedicado al punk y al neonato post-punk, The Factory; a fin de ese año ya había fundado una de las instituciones capitales de la cultura británica del último cuarto del siglo XX, el sello Factory Records. En enero de 1979 editaría su primer título: un EP compilación con canciones de sus artistas Joy Division, The Durutti Column (sic), John Dowie y Cabaret Voltaire.
"Esto es el Oeste, señor. Cuando la leyenda se acepta como un hecho, imprima la leyenda", dice un personaje del célebre western de John Ford The man who shot Liberty Valance. Es imposible superar la potencia de la escena del filme 24 hour party people en la que Steve Coogan, en el rol de Tony Wilson, escribe y firma con su propia sangre el manifiesto liminar de Factory Records y el secreto de su éxito y también de su final: sus artistas tendrán completo control artístico de su obra, así como su propiedad. Si no fue así y es ficción, ya no importa.
(A la derecha, el segmento de 24 hour party people en que Tony Wilson firma con su sangre su generoso compromiso de libertad absoluta para con los músicos de su sello, a partir del minuto 7:48. En el minuto 6:25 se cita una versión de la frase de The man who shot Liberty Valance arriba mencionada).
Factory Records dio el impulso inicial a muchas bandas de la región, pero su éxito artístico era inseparable de sus penurias financieras: y a mucha honra, diría Wilson. Parecía que el sello se iba a poder sostener a partir de las ventas de Joy Division, un grupo que adoptó su nombre ("División Goce") de cómo las SS llamaban a sus esclavas sexuales de los campos de concentración... sólo que su líder Ian Curtis se sucidió el 18 de mayo de 1980, un día antes de que la banda comenzara su primera gira por la Tierra Prometida para un rockero de las meras Islas Británicas: los Estados Unidos. A Tony Wilson se le ocurrió abrir un local para que se presentaran sus números artísticos apadrinados, el célebre The Haçienda: otro acontecimiento para la historia de la música británica, y otro golpe para la sustentabilidad económica del sello, porque el local no se autofinanciaba. (Se inauguró el viernes 21 de mayo de 1982, el día del desembarco británico en San Carlos durante la Guerra de las Malvinas). Cuando los viudos musicales de Ian Curtis siguieron adelante como New Order y editaron un tema con destino de megahit, Blue Monday, increíblemente le propinaron un golpe más a las finanzas de Factory Records: el precio de venta no cubría el costo del excelente arte de tapa, por lo que cada simple adicional vendido aumentaba las pérdidas.
Es en este contexto en que Tony Wilson contrató a los Happy Mondays, una más de las incontables bandas musicales de chicos de clase trabajadora de una Manchester que, desde los años setenta, se había convertido en un lugar hostil a la clase trabajadora. Se llamaron Happy Mondays, "lunes felices", por contraposición con el Lunes Triste o Blue Monday de New Order, pero también por el día de la semana en que sus integrantes cobraban el cheque del seguro por desempleo.
ENTRANDO EN UNA DIMENSIÓN DESCONOCIDA
El mal periodismo nos acostumbró a vendernos meras coincidencias como fenómenos: por suerte se le pasó de largo el del éxito de bandas de rock de dos hermanos de Manchester que se llevan mal, descripción que le cabe famosamente a Oasis pero también a los Happy Mondays. Paul Ryder era un bajista competente enamorado de la música negra; su hermano mayor Shaun, uno de esos chicos rebeldes, revoltosos y haraganes que cualquier buen burgués miraría con desaprobación, era un cantante desprolijo pero muy carismático y un letrista irregular y a menudo absurdo más que surrealista, pero de rara efectividad. Alguna vez pretendió explicar sus letras diciendo que algunas eran como capítulos de la vieja serie The twilight zone (La dimensión desconocida) o que "es como si yo estuviera viendo un dibujito animado en mi cabeza: mis letras serían como subtítulos excéntricos que describen lo que pasa en cada cuadro". También integraban la banda el baterista Gary Whelan, el tecladista Paul Davis, el guitarrista Mark Day y el gran amigo y compinche de transas de Shaun, Mark "Bez" Berry, en los roles de percusionista muy elemental y de eficaz arengador del público a sumarse al baile.
Tras un EP poco memorable editado en 1985, los Happy Mondays pudieron grabar su álbum debut a fines de 1986, un ejercicio de post-punk con la producción de nada menos que John Cale. La incompetencia de los entonces inexpertos músicos y el trabajo desganado de Cale, que por esa época estaba más preocupado por dejar atrás sus adicciones que por llevar el sonido a sus clientes a un nuevo nivel, a veces se interponen entre los temas y nosotros. El título parece fruto del libre fluir de consciencia de un poeta surrealista: Squirrel and G-Man Twenty Four Hour Party People Plastic Face Carnt Smile (White Out). Pero en este disco están temas definitorios del llamado sonido Madchester, como 24 hour party people y sus versos con frases rescatadas de diálogos en una oficina de empleo, o Tart tart, una canción acerca de enfermedades de transmisión sexual, ambas cantadas con un desdén y una arrogancia irresistibles. Por cierto, 24 hour party people entró en la placa a último momento porque Desmond tenía una melodía demasiado similar a a Ob-la-di ob-la-da y los abogados del entonces propietario del toda la obra de los Beatles, que no era otro que Michael Jackson, amenazaron con demandar a la banda y al sello.
En noviembre de 1988 se editó Bummed, grabado durante el verano boreal impregnado de ecstasy de aquel año y con la producción de Martin Hannett. El house y el éxtasis, si es que ambos fenómenos no son lo mismo, impulsaron la música de los Happy Mondays hacia un cosmos de funk psicodélico con filo rockero, que a veces parece funcionar como alucinada banda de sonido de una vieja película no menos alucinada, la muy borgiana Performance de Nicholas Roeg y Donald Cammell protagonizada por Mick Jagger en 1970, por caso en los temas Performance o Mad Cyril. El sonido del álbum es muy homogéneo, creo que demasiado: Funkadelic replicado por músicos que también escucharon a Can y a Captain Beefheart. La excepción es la muy original Country song, un tema country & western tocado como si fuera un reggae coloreado por una producción psicodélica. La letra de Wrote for luck cuenta un trato por drogas que sale mal, de hecho parte de la experiencia de vida de Shaun y Bez, que recién con el éxito de este disco pudieron dejar de reservar para reventa la mayor parte de las pastillas que compraban. Bring a friend tiene una letra armada con frases que Shaun leyó en una revista pornográfica; Lazyitis cita a Ticket to ride, por lo que se vieron en la particular situación de que compartir la autoría de una canción con nada menos que John Lennon y Paul McCartney fuera una concesión.
En 1989 no hubo álbumes pero sí un EP, Madchester Rave On, que tenía su primer gran éxito, Hallelujah: una base digna de Can, guitarras chillonas y una letra acerca de la heroína, que en manos de Paul Oakenfold se convirtió en el remix más exitoso del año en las discos británicas. Eso no pasó desapercibido para la banda, que invitó al DJ y a Steve Osborne a producir un simple, Step on, y luego el que sería el disco más aplaudido de los Happy Mondays, Pills 'n' Thrills and Bellyaches, editado a fin de 1990. El superhit fue Kinky Afro, una pintura perfecta de los disfuncionales varones de la familia Ryder, no sólo Shaun y Paul sino también su padre Derek, quien los acompañaba en las giras trabajando de plomo... y también en las respectivas orgías. Otros éxitos fueron Loose fit y Bob's yer uncle, Dennis and Lois es una muy linda canción, pero el tema que tal vez más llame la atención es God's cop, con su aire a blues del delta del Mississippi. Es en esta placa que se incorpora Rowetta como segunda vocalista, una decisión de los productores que jamás se agradecerá lo suficiente.
¡NO, POR FAVOR!
Factory Records cerró los años ochenta con problemas económicos serios: los New Order habían decidido grabar Technique en Ibiza, y tras cuatro carísimos meses de playas y discotecas y chicas y drogas de diseño se volvieron a Inglaterra... con pistas que no completaban un quinto de una placa. Pero todavía faltaba el golpe de gracia: el cuarto álbum de los Happy Mondays.
El año 1991, el año de Nirvana y el grunge, pintaba mal para el sonido Madchester, que empezaba a padecer el destino de todo movimiento artístico novedoso: al tener éxito deja de ser un movimiento artístico novedoso y se convierte en un párrafo más, cuando no una nota al pie, de la historia de los movimientos artísticos novedosos. Gary Whelan sufrió un episodio de depresión y se entregó al abuso de alcohol, Mark Day era un muy feliz recién casado y la música ya no era el centro de su vida, Paul Ryder estaba a punto de divorciarse y Shaun seguía enganchado con la heroína pero ahora en pleno bajón. Paul Oakenfold y Steve Osborne huyeron tras soportar un par de sesiones de ensayo en aquel clima anímico tan esperanzador, y se aseguraron de tener un 1992 muy ocupado como para que no los volvieran a llamar. A Tony Wilson se le ocurrió que la pareja de Chris Frantz y Tina Weymouth, de Talking Heads y Tom Tom Club, podía ser un aporte interesante al sonido de los Mondays desde la producción, y también que los estudios de Eddy Grant en Barbados eran una gran oportunidad para el grupo: porque en Barbados era muy difícil conseguir heroína.
El 17 de enero de 1992 los Mondays volaron a Nassau, Bahamas, para una escala técnica de unas horas. Shaun contrabandeó varios frascos de metadona, sucedáneo de la heroína, pero la historia cuenta que los consumió ¡todos! al llegar, y 24 hour party people que se le rompieron en un paso de comedia en el lobby de Heathrow: cuando la leyenda se acepta como un hecho, imprima la leyenda. Whelan y Paul Ryder se habían pasado todo el vuelo bebiendo y llegaron en un estado lamentable. Las autoridades bahameñas se negaban a dejarlos abandonar el aeropuerto a menos que presentaran pasajes de salida, que la banda no había reservado porque no sabía cuánto tiempo estaría en las islas. Mark Day, que venía de pasar malos momentos cuando se enteró de que sus compañeros de tantos años había pensado echarlo, tuvo una crisis nerviosa. Cuando por fin los dejaron salir no les fue mejor: Paul Davis causó un escándalo en el bar del hotel donde se alojaron y tuvieron que irse antes de que los echaran. Pero los problemas recién comenzaban.
Ya en Barbados descubrieron que el Blue Wave Studio de Saint Philip era una cabaña en medio de una plantación de caña de azúcar en medio de la jungla, y que su suministro eléctrico era inestable y sufría cortes repentinos. Tras un par de incidentes, el encargado del estudio tuvo que ser convencido por los productores de que la banda se iba a comportar bien. O al menos la mayoría de ellos, porque no pasó demasiado tiempo hasta que se dieran cuenta de que Shaun no estaba en condiciones de ser parte.
Apenas comenzaron las sesiones de grabación quedó claro que la banda apenas tenía seis pistas instrumentales para convertir en canciones de un álbum y que Tina y Chris estaban decepcionados con sus aptitudes musicales: sólo los dos Paul les parecían idóneos. Los productores recurrieron a una receta que conocían muy bien desde sus años en los Talking Heads: construir los temas a partir de grooves trabajados en zapadas, y entonces los ensayos comenzaron a fluir. Pero a Shaun no le gustaba nada la música que estaba saliendo, y para peor descubrió que el crack era muy barato en la isla: los traficantes hacían cola para venderle, y se pasaba los días fumando en el baño. Bez logró la hazaña de fracturarse tres veces el mismo brazo, y por si fuera poco Paul Ryder empezó a padecer sindrome de abstinencia de heroína y el tratamiento para soportarlo lo obligaba a guardar reposo. La cohesión del grupo sufrió otro golpe cuando Day y Whelan terminaron sus partes y empezaron a pasarse los días en la playa con sus familias, bien lejos de los estudios. Antes de perder toda esperanza, los productores lograron terminar diez pistas, para encontrarse entonces con que Shaun se mostraba totalmente incapaz de escribir una línea. Tina y Chris habían aprendido algunos trucos de Brian Eno, como consultar el I Ching, escribir una letra a partir de un listado de palabras a utilizar obligatoriamente, o emplear la técnica del cut-up de William Burroughs y Brion Gysin, pero ninguna receta parecía servir. Igual pronto eso dejó de ser un problema porque Shaun sufrió una infección en la garganta que le impedía grabar voces. En cinco semanas de dispendio sólo había una canción terminada, la desconcertante Cut 'em loose Bruce.
Cuando Shaun se quedó sin un centavo para comprar crack empezó a vender su ropa, o las reposeras del estudio. Chris y Tina le pidieron a la banda que solicitara más dinero a Factory Records, temiendo que no podrían cobrar sus honorarios. Mientras tanto, las noticias de la desafortunada expedición al Caribe comenzaron a llegar a los tabloides británicos, conocidos mundialmente por su mesura. Una historia falsa que se difundió entonces terminó inmortalizada en 24 hour party people: que Shaun exigía un rescate a Factory para entregarle el master del disco. La escena es redondeada en la película con un gag brillante: Tony Wilson intuye que Shaun no podrá resistirse a cualquier dinero que le permitiera comprar unas dosis de crack y soluciona el problema con las libras que llevaba en su billetera.
(A la derecha, entre los minutos 91 y 97, la parte de 24 hour party people en que se ficcionaliza de modo inolvidable la historia de la grabación de la cuarta placa de Happy Mondays en Barbados. El video está subtitulado en portugués).
El 10 de marzo de 1992 la expedición pirata retornó a Inglaterra. El sello se enteró entonces de que el producto de dos meses de carísimas grabaciones en el Caribe eran pistas sin letra, y que no habría manera de completarlas pronto porque Shaun se había internado por seis semanas en una clínica de desintoxicación. En mayo, en quince días, un Shaun limpio de drogas al menos por un tiempo terminó las letras, o tal vez sea mejor decir que se rindió a lo que le había salido, y grabó las voces en los estudios Comfort's Place de Lingfield. Pero el resultado editado en setiembre de 1992, en medio de una crisis financiera en que la libra esterlina perdió un décimo de su valor en un solo día, no cumplió con las expectativas de nadie. Casi que lo más aplaudido fue el cover de Stayin' alive de los Bee Gees que fue editado como cara B de un simple.
Yes Please! tiene letras amargas sobre una música en la que se cuela el paraíso caribeño en que fue grabado, y a la que se le superpone un filtro de funk mancuniano. Abre con Stinkin thinkin', o "pensamiento apestoso", que cuenta la rehabilitación de Shaun, pasa revista a las relaciones dentro de la banda y respecto del sello, y termina resultando un sincero escrutinio del autor entre los escombros de su vida a sus 30 años. Y que, como la de todos nosotros a esa edad, es un repertorio de errores dolorosos. Pero parece que no era lo que el público británico quería oír entonces.
Tres décadas después parece todo un malentendido. Liberados de los prejuicios del público y la prensa de 1992, alineados entonces detrás del sonido de Seattle con un furor militante igual al que antes los había encolumnado detrás del de Manchester y aún antes del de Filadelfia o Liverpool, podemos apreciar mejor buenas canciones como Cowboy Dave, o Angel, o Love child, que tiene una línea de bajo que es un escándalo, o la mencionada Stinkin thinkin' ¡que es un puto temazo, pero cómo no se dieron cuenta! A Bez le parecía que los productores, a los que respetaba mucho por su capacidad, no habían logrado que la banda desarrollara su propio estilo para el disco sino que lo habían llevado hacia el suyo propio, opinión a la que Tony Wilson adhería. Algo de eso hay: por momentos Yes please! recuerda a Naked, el álbum final de los Talking Heads. Para beneficio de Yes please! y de los Happy Mondays agregaría yo, si mi opinión le importara a alguien.
EL LUNES FINAL
Factory Records apenas resistió dos meses más: entró en el equivalente británico de un concurso de acreedores el 23 de noviembre de 1992 y Happy Mondays se quedó sin compañía. Como era imposible negociar con Shaun en su estado, EMI retiró una oferta que había presentado. El representante Nathan McGough renunció, y una reunión de la banda para analizar la posibilidad de tomarse un año de descanso acabó con Shaun rogándole a los demás que no abandonaran el grupo. En febrero de 1993, Happy Mondays era asunto terminado. Al menos hasta la primera de sus periódicas reuniones con Shaun, Bez, Gary Whelan y algunos de los demás integrantes, a veces todos, una de ellas para componer un tema... en la selva panameña en el marco de un reality show. Pero esa es otra historia.
¿The Haçienda? En las noches de lleno total en los años noventa apenas cubría sus gastos, porque el público prefería comprarle drogas a los traficantes en los baños antes que alcohol a las barras. Las muertes por sobredosis y las peleas a tiros entre las bandas de narcos terminaron por asustar a la gente y a las autoridades y generarle una reputación nefasta, y tuvo que cerrar en 1997. El local fue demolido: hoy en su lugar hay un edificio de departamentos de lo más burgueses. A Tony Wilson le descubrieron en 2007 un cáncer de riñón y la sanidad pública de Manchester se negó a cubrirle el tratamiento, justo a él que, como orgulloso socialista, se negaba por principio a pagar una cobertura de salud privada. Una colecta de amigos del mundo de la música y la TV se hizo cargo de costearle la cirugía que le extrajo un riñón y la consiguiente quimioterapia, y después los cuidados paliativos para hacer más humano su final: murió el 10 de agosto de 2007.
En su funeral, celebrado un lunes, el 20, sonó como despedida Bob's yer uncle de los Happy Mondays. Su ataúd lleva el número 501 en el catálogo de obras de Factory Records.
 
La notable 24 hour party people de Michael Winderbottom, varias veces mencionada en este artículo, está hoy, marzo de 2024, en YouTube. Los primeros catorce minutos, con subtitulado en castellano, se pueden ver haciendo clic acá. Continuará automáticamente a la parte siguiente, y así hasta la sexta, sólo que no está el final: los últimos casi veinte minutos de lo que sería una séptima parte. Sí los podés ver, aunque con subtitulado en portugués, que si le ponés ganas se entiende y más aún si sabés inglés, haciendo clic acá. Este último video contiene el filme completo.