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5 PELÍCULAS EN VERANO 5

En estos días vimos cinco películas: "Der Baader Meinhof Komplex", "Gomorra", "Eastern promises", "Lady in the lake" y "Blow up". En la elección de las mismas intervino el azar (a dos de ellas las vimos en canales de TV por cable), aunque tal vez exista algún hilo conductor... o al menos intentaremos encontrarlo. Pasamos revista a las cinco en el siguiente informe, si gusta, es su casa...

 

 

De "Der Baader - Meinhof Komplex", filme alemán de 2008 dirigido por Uli Edel, ya hemos escrito bastante en una nota aparte. Si la incluimos aquí es por un efecto de contraste con las dos películas siguientes, que retratan el mundo de organizaciones criminales sin otra ideología que la defensa de sus negocios: todos los debates, todas las vacilaciones y todos los arrepentimientos que enriquecen la obra de Edel y que caracterizaron la tortuosa existencia de la Facción del Ejército Rojo están ausentes en la Camorra napolitana y en la mafia rusa. No parece casualidad que el combate contra esas organizaciones haya arrojado resultados tan diferentes: mientras la RAF se autodisolvió tras reconocer su absoluto fracaso, tanto la Camorra como la Vory v Zakone no sólo dan la sensación de ser invencibles, sino de, incluso, estar prosperando. Tan delirante como nos pudiera parecer, la RAF tenía un ideal basado en un concepto humanista del mundo: la tensión de ese ideal con los violentos métodos empleados hizo crujir los mismísimos fundamentos de la banda. El Estado democrático germanoocidental hizo el resto.

 

Gomorra” es una película italiana de 2008, dirigida por Matteo Garrone, con Salvatore Abruzzese, Gianfelice Imparato, Maria Nazionale, Toni Servillo, Carmine Paternoster y Salvatore Cantalupo. Hermana de las latinoamericanas “Cidade de Deus” y “Amores perros” tanto en la estructura coral como en la representación de una realidad social devastada por la inequidad y la proliferación del delito, "Gomorra" presenta cinco historias diferentes: la de un pagador de una banda que teme por su vida, la de un chico de 13 años que sueña con ser un mafioso respetado, la de dos adolescentes que pretenden hacerse un nombre en el mundo de la delincuencia, la de un sastre que trabaja para una firma controlada por la Camorra y recibe una oferta de un competidor chino, y la de un joven graduado que se ve involucrado en una operatoria ilegal de disposición de desechos tóxicos. Las cinco historias sólo tienen en común su relación con el crimen organizado, pero son virtualmente independientes entre sí: por más que está bien escrita, bien filmada y bien interpretada, "Gomorra", en ese sentido, me parece que queda en falta.

 

Por cierto, la obra presenta unos exteriores (los barrios periféricos de Nápoles) que remiten inmediatamente... al Conurbano bonaerense. (¡Sólo falta la propaganda electoral de De Narváez o de Kirchner! Delicias de un Primo Mondo alla italiana...).

 

Eastern promises” (David Cronenberg, 2007) presenta en los roles principales a Viggo Mortensen, Naomi Watts y Vincent Cassel. El argumento de la película, cuyo tema gira en torno a los negocios de la mafia rusa en Londres (en especial, la trata de blancas), involucra al hijo alcohólico, homosexual reprimido e (intuimos) fracasado de un jefe mafioso (Cassel), a su pulcro y eficiente chofer y guardaespaldas (el "cuervo" Mortensen) y a una enfermera inglesa (Watts), descendiente de rusos, que encuentra el diario de una adolescente rusa que muere durante el parto de una niña y que, aparentemente, había sido llevada bajo engaño a revistar en los prostíbulos de la mafia. (El personaje del padrino de la organización remite inmediatamente al brandonesco Vito Corleone, debido a la interpretación de Armin Müller-Stahl). Por su parte, Cronenberg (el notable director de, por ejemplo, "Scanners", "La mosca", "El almuerzo desnudo", "Crash", "Una historia violenta") se da el gusto de ponerle su sello a un proyecto mainstream y llevarlo un paso más allá del entretenimiento. (Que, por cierto, no es poco, como ya veremos...). La escena inicial en la peluquería de Azim, la espectacular escena de la pelea en el baño turco, la presentación de una Londres de pesadilla, marcan la diferencia entre "Promesas del este" y, bueno, "una de mafiosos".

 

Párrafo aparte para quienes creen que en Argentina "ya no se puede salir a la calle": parecemos estar bastante lejos de la violencia de Nápoles o de Moscú... tal vez por ahora. Pero, por favor, miremos un poquito más lejos antes de decir cualquier cosa. Para eso tenemos la radio y la TV, caramba.

 

Siguiendo con el policial negro, “Lady in the lake” (Robert Montgomery, 1947) es una versión no muy fiel de la novela homónima del singular Raymond Chandler, con el propio Montgomery en el papel del detective Philip Marlowe, y Audrey Totter, Lloyd Nolan y Jayne Meadows. "La dama en el lago" ya era la más floja de las novelas de Chandler (la única floja, en rigor de verdad) y Montgomery no es un Marlowe muy creíble (¡cómo serlo tras Bogart o - bien que unas décadas después - tras el Mitchum de "Farewell my lovely"!) así que comenzamos mal. Tampoco ayuda el que el comienzo del filme presente al protagonista como a un detective cansado de recibir golpes por poco dinero, decidido a ganarse la vida escribiendo (!) novelas policiales en base a su experiencia (aunque esto tiene sentido en el marco del guión). Pero vale la pena ver la película por un par de cuestiones formales: por los títulos presentados en tarjetas navideñas y acompañados por música acorde (la acción sucede en Navidad) y, especialmente, por asumir cinematográficamente la primera persona del singular tan típica de los relatos de Marlowe: Montgomery rodó prácticamente toda la película (¡en los años '40, y dentro del sistema de grandes estudios!) con cámara subjetiva, desde el punto de vista del detective. Es así que, salvo en unas pocas escenas aclaratorias, al protagonista sólo se lo ve reflejado en espejos, y todas las escenas en las que Marlowe conversa con otro personaje terminan siendo primeros planos. Una vez superada la sorpresa inicial, la innovación pierde interés porque no enriquece el relato (en esto, al director le jugaron en contra las limitaciones técnicas de la época) y se vuelve un tanto tediosa en las escenas largas.

 

Párrafo aparte para Lila Leeds, una atractiva adolescente rubia que aquí tiene un pequeño papel: a fines de 1948 fue detenida junto con Robert Mitchum por posesión de marihuana. Mientras el actor pasó unas semanas en prisión y siguió adelante con su carrera, la Leeds actuó en 1949 en un autoparódico filme de denuncia de la droga, "She shoulda said 'no'!" , con el fin de limpiar su imagen. No sólo no le funcionó, sino que a partir de ese entonces, su carrera fue cuesta abajo, de Hollywood al circuito de locales nocturnos del Medio Oeste, y de la marihuana a la heroína y el cristianismo evangélico, muriendo totalmente olvidada en 1999.

 

Y ya que hablábamos de innovaciones formales (y antes, de Londres), llegamos a "Blow up", obra de Michelangelo Antonioni filmada en la capital británica en 1966, con David Hemmings, Vanessa Redgrave y Peter Bowles en los papeles principales (y una breve aparición de los Yardbirds en vivo, con sus guitarristas ¡Jimmy Page y Jeff Beck!). Al respecto, recomiendo leer esta crítica de Darío Lavia en Cinefanía, por dos razones: la primera, porque es bastante fiel y está bien pensada, y la segunda, porque "Blow up" es menos cine que arte conceptual. En éste, el hecho artístico no reside en el objeto expuesto, sino en el marco conceptual que permite presentar a ese objeto como una obra de arte, así que hágame caso, léase lo que escribe Darío y ahórrese la pretenciosa, interminable (e inevitablemente aburrida) exposición del aburrimiento existencial del fotógrafo Thomas, así como la reflexión sobre la representación de la realidad y todo lo que a Antonioni se le haya ocurrido que quería expresar. En síntesis: blow Antonioni up! Por lo menos, así lo veo yo, shik shik.

 

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