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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

DIÁLOGO INÉDITO CON KURT COBAIN

En los próximos días se cumplirá un nuevo aniversario del suicidio del líder de Nirvana, Kurt Cobain. En su recuerdo, esta página se complace en presentar un diálogo inédito con el último gran ícono del rock. La nota es algo breve, pero la publicamos por su valor de testimonio de una época. Señor director, disponga usted de las cámaras..

 

La noche del viernes 30 de octubre de 1992, Nirvana había brindado un recital en el estadio del club Vélez Sársfield. La banda se había mostrado algo distante, fría, supuestamente por la irritación que le causó a Kurt la pésima acogida del público a las teloneras Calamity Jane, una banda femenina a la que él apreciaba especialmente. Quizás en venganza, Nirvana había amagado repetidamente con tocar su mayor éxito, "Smells like teen spirit", sin jamás pasar de los arpegios iniciales.
En la tarde del lunes 2 de noviembre, yo estaba en el VIP del Aeropuerto Internacional de Ezeiza, bebiendo una cerveza no muy fría, pagada al valor de un mediodía de verano en el medio del Sahara. Estaba a punto de tomar un vuelo que me llevaría por segunda vez en menos de un año a Cancún (ah, aquellos dorados tiempos de la convertibilidad menemista…). Estaba con… Bien, aquí me dicen de producción que el tiempo es muy tirano en TV y en Internet también, así que vamos al grano.
En un momento vi pasar a dos personas llevando poco menos que a la rastra a una tercera. Eran nada menos que Courtney Love (la esposa de Kurt) y Dave Grohl (el baterista de Nirvana) llevando a… Kurt. No se lo veía muy bien. Cuando a duras penas lograron depositarlo en un sofá, Grohl encendió un cigarrillo y comenzó a charlar con algunos miembros del equipo técnico de la banda, mientras Courtney se dirigió a la barra del VIP.
Cuando pensé en lo que estaba haciendo ya me había sentado al lado de Kurt. "Hi", le dije. Su respuesta sonó a un "Hi" pronunciado por Orson Welles con la boca llena de maníes. "¿Todo bien?" dije, para romper el hielo. Kurt me miró con esos increíbles ojos azules, parpadeó, y su respuesta pudo ser un sí, un no, un lamento por las masacres en Bosnia o su opinión de Freddy Mercury. El diálogo continuó así:
- Qué mal el público ayer ¿no?
- …
- ¿Qué tal tocaron ustedes?
- (Respuesta inaudible).
- ¿Por qué no tocaron "Smells like teen spirit"?
- Ejeeeghy…
- Es su mayor hit. Eso fue un suicidio comercial.
En ese momento llegó Courtney, con dos botellas de agua mineral. Comenzó a gritarle a la gente de seguridad de la banda, diciendo que cómo podía ser que hubieran dejado solo a Kurt. Siguió a eso un cordial intercambio de palabras fuertes, un amable forcejeo, una gentil amenaza de estrenar una escopeta conmigo, y los plomos se llevaron a Cobain a abordar el avión. Cuando se alejaba, alcancé a repetirle "fue un suicidio, Kurt". Él me miró, con esos ojos que parecían verlo todo, y cuando iba a contestarme sufrió un repentino acceso de vómito que lo dobló en dos.
El 8 de abril de 1994 se supo que Kurt Cobain se había suicidado en su casa, pegándose un tiro con una escopeta. ¿Casualidad, causalidad? Lo recuerdo como si fuera hoy: yo estaba en Egipto, haciendo una excursión a las Pirámides. No sé si fue por haber comido una especie de empanada egipcia, no sé si fue por el paseo en camello, pero me pasé los siguientes tres días vomitando en mi habitación de hotel.