SERAPHIM FALLS (2006)

Títulos en español:
- PERSEGUIDOS POR EL PASADO (Argentina)
- ENFRENTADOS (España)
- DUELO DE ASESINOS (México)

Dirigida por:
David Von Ancken
Protagonizada por:
Liam Neeson
Pierce Brosnan
Michael Wincott
Xander Berkeley
Ed Lauter
Estudios: Icon Productions (Prod.) Samuel Goldwyn (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 26 de Enero de 2007
Estreno en Argentina: 20 de Septiembre de 2007
Duración: 115'
Género: Western

Reseña crítica:  Es curioso que el cine de cacerías humanas se puede clasificar de acuerdo a si el perseguidor es un villano inescrupuloso o bien si lo acompaña la ley y obra por causa justa. Por esa razón, toda ramificación de THE MOST DANGEROUS GAME (El malvado Zaroff-1932) incurre en el género terrorífico y un título estimulante como DEATH HUNT (Arg: Cacería mortal / Esp: Caza salvaje-1981) es ejemplo acabado de cine de aventura. Esta regla se retuerce con una derivación western de ambos films, SERAPHIM FALLS, en la que el perseguido es una especie de Zaroff que somete a sus perseguidores a todo tipo de muertes, suplicios y tormentos.  
  Sin mayor explicación, en plena nieve, un hombre (Pierce Brosnan) es herido de un balazo y huye. Le sigue una partida liderada por un ex coronel (Liam Neeson) que pretende atraparlo con vida. A medida que avanza el metraje, se revelan sus motivos: en un terrible episodio al final de la Guerra de Secesión, el capitán yanqui Brosnan invade la granja del coronel confederado Neeson. En pos de aleccionarlo, le incendian el granero y la cosa debía quedar ahí pero, por accidente, el fuego se propaga a la casa y atrapa a la esposa e hijo lactante del coronel. Enfermo de odio, Neeson y sus sicarios a sueldo siguen el rastro de Brosnan en medio de la nieve. A cada uno de sus perseguidores irá eliminando de las maneras más gráficas, con trampas o los más impredecibles señuelos. Ambos, a su vez, se cruzarán con familias de tramperos, ladrones prófugos, peregrinos nómades y campamentos de obreros ferroviarios. De cada uno tomarán lo necesario para seguir camino, a veces un alimento o techo para una noche, a veces una vida. Tras un enfrentamiento decisivo en que Brosnan perdona la vida de su némesis, los personajes se internan en un desierto con ecos de aquel agobiante de GREED (Arg: Codicia / Esp: Avaricia-1925).  
  ¿Están muertos o siguen con vida? Un par de enigmáticos y fantásticos personajes plantean dudas al respecto. Primero, es un indio de galera y revólver en mano (Wes Studi), que custodia un pequeño espejo de agua del que cada personaje bebe como si de ello dependiera la vida. El nombre de este indio (que recién podrá leerse en los créditos finales) es “Charon”. Sea o no una alusión al tenebroso barquero del río Aqueronte, el personaje plantea la ideología del mitológico Caronte: “nada es gratis en esta vida”. Y llenar sus cantimploras de agua les costará un caballo o bien una bolsa de piezas de oro.  
  Ya en pleno desierto, a pie porque no hay animal que aguante semejante calor, Brosnan se encuentra con una pintoresca madame de medicine show (Anjelica Huston), con quien también canjeará bienes materiales, un arma para defenderse, una bala para el arma. A kilómetros de la civilización, rondados por estas apariciones, los personajes se funden, literal y metafóricamente, con el sofocante paisaje. Y siendo SERAPHIM FALLS una producción de Hollywood, es notable que el desenlace sea abierto y parezca ocurrir en una especie de limbo dantesco cuyas similitudes infernales no solo pasan por la temperatura. Las actuaciones de los dos protagonistas, los escenarios naturales y las descriptivas secuencias de violencia son virtudes de un western cuyo original fluir narrativo arrastra todo, incluso conceptos argumentales que, explicados fuera de contexto, se tornan implausibles. Al ya mencionado incendio que consume a velocidad imposible una construcción tras otra, hay que sumar varios detalles inconcebibles (o al menos en lo aparente): cuando Brosnan mata al primer sicario, le abre el vientre y le mete una mano dentro, como si quisiera calentarla; a otro lo despedaza montando una pesada trampa metálica para osos en la rama de un árbol; un hombre del oeste dispara a su caballo (y no para sacrificarlo); en una escena memorable, Brosnan se oculta en el interior de su caballo para emboscar a otro sicario. Todas estos lances y proezas son tan fantásticos e inexplicables como la aparición de Caronte y la madama en su carruaje... o como la propia Guerra, que es el tema de fondo de esta interesante experiencia cinematográfica. [Cinefania.com]
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