VANISHING RIDERS (1935)

Títulos en español:
- JINETES FANTASMAS (Argentina)

Dirigida por:
Robert F. Hill
Protagonizada por:
Bill Cody
Bill Cody Jr.
Ethel Jackson
Wally Wales
Donald Reed
Estudios: Ray Kirkwood (Prod.) Spectrum (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 3 de Julio de 1935
Duración: 58'
Género: Western

Reseña crítica:  Sin parentesco con el legendario Buffalo Bill, Bill Cody fue un caballista hábil con el látigo que supo mantenerse como astro del western B independiente durante la época silente y afrontar el desafío del sonoro a pesar de su dificultad para memorizar sus diálogos. Recalando en incontables productoras clase B y clase Z, en 1934 se convirtió junto a su hijo Bill Jr. en el primer dúo de padre e hijo protagonistas del westerns, uno de los cuales fue este simpático VANISHING RIDERS.  
  Un comienzo bastante crudo – del que la copia disponible parece carecer de algunos minutos – nos ofrece un cuadro lúgubre: un fugitivo muerto por su propia mano y el marshal de turno (Bill Cody) teniendo que explicar la catástrofe al pequeño huérfano (Bill Cody Jr.). Como consecuencia Bill renuncia a su placa, adopta al niño y se marcha junto a él rumbo a la olvidada Silver City. Allí se encuentran con el viejo y osco Hiram McDuff (Budd Buster, en plan ermitaño paleto), que les advierte acerca de la banda de Wolf Lawson (Wally Wales), que se viene dedicando impunemente a apoderarse de ganado ajeno y amenazando a los rancheros del valle. Bill se involucra con Joan y su hermano Frank, cuyo tío ha sido asesinado por los facinerosos. En la búsqueda de peones para una arriada, Hiram se topa inadvertidamente con los hombres de Lawson – ¡que poco antes se la pasaban cantando como Bob Nolan e Hijos de los Pioneros! – y les ofrece emplearlos en la faena. A pesar que sus secuaces se muestran atemorizados debido a los rumores de que Silver City es un pueblo encantado, Lawson acepta el empleo con la obvia intención de apoderarse del ganado. Estando Bill lejos, Lawson reduce a Frank y captura a Joan. El pequeño Tim se percata de la situación y cabalga a todo galope a Silver City para avisar a Bill. Mientras Hiram corre al cercano pueblo de San Miguel para avisar al sheriff, Bill y Tim utilizan mantas negras para fabricar disfraces a los que pintan figuras de esqueletos que brillan en la oscuridad. Enfundados ellos y sus caballos con los trajes esqueléticos, por la noche se acercan al rancho y ahuyentan a todos los secuaces, haciéndose pasar por los fantasmas de aquellos que mataron.  
  Como western es uno muy propio de su época, bastante ingenuo, enfocado principalmente a ensalzar la figura y ocurrencias del pequeño Cody, permitiéndole lucir sus habilidades a caballo o con el lazo. El ??ltimo rollo es delicioso, con ambos héroes caracterizados como esqueletos montados, preanunciando un título paradigmático de la Hammer, CAPTAIN CLEGG (La patrulla fantasma-1962). A pesar de considerarse “fantasmas fraguados”, hay varias tomas en la que los esqueletos esfumándose en el aire, fenómenos que hemos de considerar como meras licencias climáticas del realizador. [Cinefania.com]
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