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Cine Braille

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Todos estos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia

ELON MUSK PASÓ POR MAR DEL PLATA CON SU CARRITO DE COMPRAS Y SE LLEVA EL SOCHORI DE DORAPA

El megamillonario y villano bondiano no asumido Elon Musk pasó por Mar del Plata para anunciar, en el VIP de El Sochori de Dorapa, su decisión de postergar la compra de Twitter y su adquisición del 42,6 por ciento del paquete accionario del célebre local de Avenida Juan B. Justo y Dorrego. ¿Están relacionadas ambas decisiones? ¿Cambió una red social por una bondiolita? ¿Pasó la era de las criptomonedas y llegó el momento de invertir en freidoras de papas y recargas de botellones de cerveza artesanal? ¿Qué hay del interés de Estados Unidos por investigar los usos militares de un chimichurri que marca 7.2 en la escala de los contadores Geiger? Hay muchas respuestas en este artículo. Aunque no a esas preguntas.

 

 
* Cuando este cronista llegaba a El Sochori de Dorapa reconocimos a la actriz Liv Tyler, vistiendo una campera astutamente ajustada. Ella se acercó enseguida, la saludamos cordialmente y le preguntamos qué pensaba de los anuncios que iba a hacer Elon Musk. "¿Anuncios? ¿Adónde?" respondió, obligándonos a aclararle el acontecimiento que estaba por suceder literalmente a sus espaldas. "Ni idea qué pretende de la vida Elon Musk, allá él. No, lo que te quería preguntar es dónde para el 542 que va a la Estación Terminal de Ómnibus, me dijeron que es por acá". Le indicamos la parada a mitad de cuadra, por calle Dorrego, y Liv se despidió muy apurada porque se acercaba una unidad de la línea, famosa internacionalmente por su impuntualidad. ¡Esta nota recién comienza y ya hay una respuesta!
 
* En el acceso al VIP del local nos cruzamos con el empresario de la noche Oswald Cobblepot. El Pingüino Cobblepot nos contó que estaba muy entusiasmado por la próxima apertura de una sucursal de su boliche Iceberg Lounge en Avenida Constitución, en lo que sería el desembarco del Grupo Falcone en la ciudad. "¡En esta ciudad matamos!" me dijo, eufórico, mientras guiñaba un ojo a su acompañante, una atractiva morena llamada Selina.
 
* Notamos entre la concurrencia al intendente municipal, Guillermo Montenegro, que conversaba animadamente con Batman. ¿Charlaban tal vez de la demanda por abuso sexual y estupro que la Batichica interpuso contra el superhéroe declarado Vigilante Honoris Causa por la policía comunal? ¿El VAR de la cancelación es una amenaza para el futuro del Hombre Murciélago? Un poco más allá divisamos al mayor Ted Striker, autoridad máxima del aeropuerto local y héroe de la Batalla de Macho Grande, negándose a probar un daikiri de dióxido de cloro que Viviana Canosa juraba que estaba delicioso, para consternación del humorista emérito Alfredo Casero. Vimos departir animadamente al Chichipío Wilson con el magnate de la importación y exportación Art Vandelay, y al matrimonio formado por Alberto Borges y Miguel Ángel Álvarez quejarse a Marcelo Bonelli de su "dicción de teclado de PC roto". En un rincón, el detective del Departamento de Homicidios de la Policía de Nueva York Frank Kudelka interrogaba al cuñado de una querida del Marqués de Villaverde acerca del crimen del cicerone de la ruta del mal. Nos quedó una frase que escuchamos a la pasada: Quentin Tarantino le decía a Luis Ortega que "de la primera Matrix escribió Zizek, las siguientes están a tiro de un Majul o un Fernando Iglesias". El propio Slavoj Zizek estaba invitado pero llegó tarde, junto a Nathy Peluso, muy acaramelados ambos, y no sabemos si llegó a cruzarse con los cineastas para discutir semejante afirmación.
 
* Es momento de hacer un aparte para comentar el menú servido, que llamó la atención porque pareció un primer indicio acerca de qué tiene en vista el nuevo copropietario de El Sochori de Dorapa. Parrillada de riñones y chinchulines veganos, ensalada de almejas y calamares del bosque, y un costillar de berenjenas que se servía en fetas sobre un pan con semillas y condimentado con el afamado alioli Enola Gay. ¿Las bondiolitas braseadas? Alguien nos susurró que Musk planea venderlas como NFT. "Más que un menú, es una invitación a militar la obesidad" nos dijo Angela Merkel, la recientemente jubilada primera ministra de Alemania. Para lamentar, la decisión de que el fernet se sirviera solamente con Pepsi. Un detalle a mejorar, Elon.
 
* Un corrillo en el que percibimos a Jorge Asís y Nancy Pazos, entre otros, intercambiaba chismes, rumores y comentarios de falsos influyentes. Alguien dijo que Musk, que había proclamado públicamente su apoyo al golpe de Estado en Bolivia que desalojó del gobierno al partido de Evo Morales, soñaba con que el mismísimo ex presidente acabara como mozo de El Sochori de Dorapa. Una integrante del equipo de relaciones públicas de Tesla, la firma estrella del imperio Musk, corrigió el uso de la expresión "golpe de Estado", y dijo que en realidad había sido "una maniobra de Heimlich institucional para remover los obstáculos a la libertad y la prosperidad que representaba el gobierno boliviano de entonces". Ante las risas de un corresponsal norteamericano que se excusó de presentarse debido a las rígidas disposiciones legales de su país acerca de la identificación pública de agentes de sus servicios de inteligencia, otro de los presentes advirtió que tener a Evo de mozo era sólo el comienzo. "Para abrir la puerta del local y recibir a los visitantes está pensando en Joe Biden". Otro de los presentes se sintió autorizado a recordar que, en el oriental idioma de los chinos, el ideograma con el que se escribe la palabra "periodismo" puede ser leído literalmente como "discurso de negligente liviandad". "No hay duda de que las neuronas de la ambición ilimitada le están haciendo un paro a la japonesa a Elon", sentenció Asís.
 
* Finalmente, tal como se había anunciado, a la una de la mañana apareció Elon Musk mientras sonaba Matador de Los Fabulosos Cadillacs. Agradeció la presencia de los concurrentes, y enseguida contó que la decisión de dar marcha atrás con la compra de Twitter y en su lugar invertir en este local se le ocurrió hacía una semana, en el transcurso de un reunión de Tupperware en la casa de Bono de U2. Recordó la frase del personaje de Josh Brolin en Hail Caesar! de los hermanos Coen, Eddie Mannix: "¡la gente no quiere hechos, quiere creer!" "Bien, yo pensé darle a la gente hechos que la hagan soñar y creer, como enviar un Tesla a Marte cuyo equipo de audio reproduce incesantemente un tema de David Bowie o comprar para llevar a otro nivel a esta verdadera catedral del sabor y los triglicéridos", expresó en medio de aplausos y vítores. "¡Quiero un futuro que, como el Halcón Maltés de la novela de Dashiell Hammett, esté hecho de la sustancia de los sueños!" agregó, mientras Zizek y Asís cruzaban miradas cómplices ante lo que parecía una interpretación del pasaje no sólo errónea, sino completamente opuesta.
Musk desmintió que haya pensado en El Artista Antes Llamado Presidente Mau como socio para la compra de Twitter o de El Sochori. "Yo necesito socios que trabajen veinte horas por día, no un estajanovista de la pereza, no un vampiro de billeteras ", dijo antes las risas de todos, en especial de Patricia Bullrich, lo que no pasó desapercibido para nadie.
Anunció la llegada de una nueva era para El Sochori de Dorapa, pero frustró el clímax al decir que no adelantaría sus planes. Ante las sonoras quejas de la concurrencia, que básicamente había asistido para dar cuenta del bufé y para escuchar esos planes de boca del propio Elon Musk, se permitió un par de, como él dijo, "infidencias". Una es la contratación de Donald Trump para hacer presencia en el local y contar chistes políticamente incorrectos; la otra, la del ex primer ministro británico Tony Blair para cuidar los baños, para lo que, confesó Musk, tuvo que ofrecerle más dinero que el que le pagaba el Rey de Arabia Saudita por hacer lo propio. Sólo restaba anunciar "disfruten de la nueva era de El Sochori de Dorapa que comienza hoy", mientras veinte mozas y mozos vestidos de gala distribuían entre la concurrencia unos deliciosos canapés de mortadela y galletitas Express con salsa de algas del huerto de Murcia, en honor al Año Nuevo Murciano, que se celebraba justamente ese día.
* A los pocos minutos nos cruzamos con Britney Spears, que se retiraba bastante temprano para ser una celebridad. Se lo dijimos y nos respondió: "yo amo dormir, no se confundan. Mi vida tiene tendencia a desmoronarse pero sólo cuando estoy despierta". La dejamos retirarse y nos quedamos en la barra, que justo daba comienzo a una happy hour de canilla libre de champagne Concha y Toro. "Bodegas Concha y Toro. Toda la fuerza de un toro, todo el sabor... ¡Todo el sabor!" nos dijo el presentador del noticiero de Canal 10 de la ciudad Ron Burgundy, comentando la buena nueva.
 
* Cuando nos retirábamos del local, ya casi al amanecer, oímos gritos. Eran de Kirsty Hayes, la embajadora del Reino Unido en Argentina: gritaba que le habían robado su auto, un Bentley 8 Litre de 1931, color verde británico, y que los autores habían cedido al fácil impulso de la fuga. "¡Andá a buscarlo al Museo Británico, que se ha aburrido de reducir bienes robados de medio mundo!" le gritó alguien entre el gentío que se había reunido a su alrededor. Por el acento y por el octanaje alcohólico de la voz a mí me pareció que había sido Zizek, en situación de borrachera, que se retiraba abrazado a Nathy Peluso y a la agente de la policía local Ailén Arbini.