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XX COPA DEL MUNDO DE FÚTBOL BRASIL 2014: COMENTARIOS AL PRIMER PALO

 

Comentarios sin orden ni concierto, que no intentan aportar luz acerca de cuestión alguna ni abren caminos de ningún tipo, y ni siquiera son divertidos. O sea, nada diferente de lo que consumimos todos los días en esta vida gris en la cual, abolido el riesgo de terminar sirviendo de alimento a un tigre o de morirse de una infección por un simple corte en un pulgar, esperamos la muerte inevitable mirando simulacros de conflictos tribales por TV o escribiendo superfluos artículos como éste. Pero es hora de acabar con este optimismo infundado y comenzar de una vez con la nota prometida.  

 

* El primer gran equipo colombiano, el Millonarios de Bogotá de fines de los años 1940s y comienzos de los 1950s, se armó a partir de la llegada de legendarios futbolistas argentinos como nada menos que Adolfo Pedernera, Alfredo Di Stéfano, Antonio Báez, Julio Cozzi o Néstor Rossi. El propio Pedernera fue el entrenador de la primera selección Colombia que participó en un Mundial, la de 1962. El primer equipo colombiano que llegó a la final de una Copa Libertadores, el Deportivo Cali de 1978, era dirigido por un argentino, el inefable Carlos Salvador Bilardo. El recordado América de Cali de mitad de los años 1980s, tres veces consecutivas finalista de la Libertadores, contaba entre sus filas con compatriotas como Julio Falcioni, Ricardo Gareca o Carlos Ischia. La mayor victoria de la historia de la selección Colombia fue el inolvidable 5-0 a Argentina en la ronda eliminatoria continental rumbo a la Copa del Mundo de 1994. La lista de los jugadores colombianos que se destacaron en Argentina es interminable: Faryd Mondragón, Albeiro Usuriaga, Oscar e Iván Córdoba, Juan Pablo Ángel, Mauricio Serna, Mario Yepes, Jorge Bermúdez, James Rodríguez, Radamel Falcao García...

 

A esta larga lista de muy íntimos vínculos futbolísticos entre Argentina y Colombia se agrega hoy la clasificación de la selección Colombia del argentino José Néstor Pekerman a... ah, perdón, parece que Colombia perdió el partido de cuartos de final con Brasil y quedó fuera del Mundial. ¡Los riesgos de que la molesta realidad arruine un comentario, amigos! ¡Si lo sabrán en el pequeño gran mundo de los medios! ¡Las veces que nuestros insobornables periodistas han tenido que sostener sus convicciones contra el furioso embate de la realidad, resultando victoriosos en el gallardo combate entre la inteligencia humana y la pérfida e insensata conspiración de los meros hechos!

* Hace cuarenta años, la mayoría del periodismo deportivo argentino competía por hallar la hipérbole más absurda para ensalzar a los representantes deportivos nacionales, que siempre eran los mejores del mundo, siempre merecían vencer, y si perdían era por la corrupción o torpeza de los árbitros o por el inoportuno concurso de la mala suerte. (El arquetipo de este chauvinismo del cual hoy es tan fácil reírse era el relator radial José María Muñoz).

Tal vez como reacción a esa modalidad de la idiotez, tal vez como resultado de la acumulación de derrotas, que llevó a revisar a la baja el supuesto de la excelencia permanente de los deportistas criollos, en estas cuatro décadas se desarrolló un vicio que es probablemente peor que el viejo chauvinismo, que al menos era tan torpe que no engañaba a nadie. Me refiero a la idea de que un periodista que se precie de tal es imposible de conformar: de toda situación debe extraerse siempre lo peor, lo discutible, lo que presagie derrotas ignominiosas. El periodista ideal, así, es el que vive quejándose, no importa de qué. Cuanto más malcogido, mejor periodista, parece ser el propósito de la época.

Una modalidad de ese vicio es crear situaciones artificiales en las cuales cualquier desenlace habilite la crítica y aún la indignación: una situación win-win.¿Un ejemplo? El posible remplazo de Federico Fernández por Martín Demichelis para el partido con Bélgica. Si el entrenador Alejandro Sabella decide que Fernández siga siendo titular, será criticado por mantener en su puesto a un jugador que está en un bajo nivel; si lo remplaza, será criticado por armar una zaga central (Demichelis - Garay) que no jugó nunca. Un lector podría objetar que una crítica consistente podría ser el señalar como algo negativo el que esa zaga no haya tenido al menos un par de partidos de práctica. Le responderé que la idea rectora de Sabella, además expresada más de una vez en público, siempre fue la de sobreponerse a la imposibilidad de entrenar seguido con el plantel armando un equipo de futbolistas acostumbrados a jugar juntos; en todo caso podemos criticar la decisión inicial de Sabella de juntar a Fede Fernández y Garay... que es algo que nadie hizo en su oportunidad.

"A diferencia de los protagonistas, los periodistas nunca pierden", solía quejarse Alfio Basile. Y qué razón tenía.

* El verdadero nivel de la competencia interna argentina la dio hoy la muy pálida actuación de Teo Gutiérrez, una de las figuritas del pasado Torneo Final, en el encuentro entre Colombia y Brasil. Estamos cada vez más lejos, muchachos, y los jugadores jóvenes que están surgiendo no parecen venir a interrumpir esta decadencia incesante...

* ¿Un pálpito para Argentina - Bélgica? Mire, mi GPS profético anda bastante mal: el único pálpito que tenía para los cuartos de final era la corazonada de que Francia iba a derrotar a Alemania, y así me fue. Permítame entonces abstenerme de perfeccionarme en el error.

 

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