Reseña crítica: Se respira un ambiente profundamente opresivo en FILM. No es que el guionista Samuel Beckett (en su único trabajo para el cinematógrafo) o el director Alan Schneider (director teatral que montó varias obras de Beckett) pusieran en pantalla nada escatológico ni morboso. Sin embargo, tras dos o tres minutos de seguir atentamente el vertiginoso camino de un anciano al que la cámara sólo lo muestra de espaldas, una sensación lúgubre va tomando lugar en la pantalla y la depresión comienza a materializarse. El protagonista no es cualquier anciano. Todo espectador que ame el cine reconocerá la silueta y el andar de Buster Keaton, aunque solo se viera su sombra. El Anciano camina como puede. El marco es desalentador: unos escombros de alguna demolición y un muro de ladrillos de fondo. En su camino, el Anciano cruza literalmente por entre una mujer y un vicario que conversan entre si (Nell Harrison y James Karen). El encuentro da pie a un recurso que luego se reiterará: la cámara subjetiva. La iluminación es borrosa, como si fuera un ojo con miopía. Los personajes observan al anciano y éste sigue raudo su itinerario. El vicario está por quejarse del advenedizo y la señora lo "sssshushea" (es el único sonido, ya que el cortometraje no tiene una sola nota de acompañamiento musical). De pronto los transeuntes observan fijo a la "cámara", que ahora toma personalidad propia, y se horrorizan. El anciano corre y se introduce en un edificio, ocultándose de una ancianita (una tal Susan Reed) que baja las escaleras jovialmente encantada de su ramo de flores... hasta que, al igual que los transeuntes, es observada en un PPP por la Cámara y ¡cae fulminada al piso! Cuando la Cámara busca al Anciano, éste ya ha corrido escaleras arriba y se ha encerrado en su apartamento. Una máscara asiria, una pecera y una jaula, un espejo, un camastro a medio hacer y algo de revoque caído serán los decorados del apartamento que rodearán al Anciano por el resto del FILM. También una canasta en la que confraternizan un perro y un gato, seres cercanos con los que el Anciano hará Comedia (con mayúscula). En todo momento, la Cámara, que también está en el apartamento, enfoca la espalda del Anciano, que va y viene corriendo la cortina de la ventana, tapando el espejo y la pecera, en un patológico intento de quitarse de encima la visión de cualquier ser vivo o inanimado. El tema de FILM es ambigüo y contradictorio; su método es hipnótico y devastador; su teoría, rígida como la materia; su práctica, alegórica y simbólica. La conclusión, subjetiva, puede variar según cada espectador interesado en interpretarla, pero FILM pareciera hacer énfasis en la Muerte como permanente amiga, incansable seguidora de quien está por emprender el Último Viaje. Y también hay mucho de la mística del Cine, que permite al espectador eternizar a un artista que, cansado de tantas aventuras de celuloide, quiera de una vez el descanso eterno. Ambos temas, aparentemente opuestos, confluyen en el desenlace que Beckett nos ofrece, la maravillosa dualidad del Ser Humano, la búsqueda de toda una vida que culmina en uno mismo. Buster Keaton, que falleció tres semanas después de FILM, nos brinda su epitafio artístico; se lo ve relajado y sereno ante la Gran Igualadora. [Cinefania.com]
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