Reseña: Apreciado en el contexto de del cine norteamericano de vanguardia e hito fundacional del movimiento gay, el propio realizador lo describió como “un soñador insatisfecho, sale al exterior en la noche buscando una luz y es arrastrado a través del ojo de un aguja” ("Film-makers’ Cooperative Catalog" #6, 1975). Pero es también un opus de masoquismo, morbo, tortura. En "La bestia en la pantalla" Jesús Palacios traduce el artículo de Robert A. Haller en que destaca que el filme no estaba extento de humor; “cuando el cuerpo del soñador es destripado, en su interior se encuentra una flecha indicadora eléctrica, una imagen que no nos hace reir, pero nos relaja: no estamos aquí sometidos al tipo de ataque ‘a ojo abierto’ que mostraran Buñuel y Dalí en Un perro andaluz”. [Cinefania.com]