Terror Universal
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Seccion: Películas (Lecturas: 25804)
Fecha de publicación: Septiembre de 2002

Los Otros en Santander

Alejandro Amenabar y su equipo técnico vuelven a encontrarse en Santander...

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Sara Rodríguez Mata



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Entrevista a Javier Aguirresarobe

Aguirresarobe, como ya hemos dicho, es uno de los mejores directores de fotografía del cine español. Ha trabajado en películas como Tierra (Julio Médem), Antártida (Manuel Huerga) o El perro del Hortelano (Pilar Miró), entre otras. Para él, ésta era la primera vez que trabajaba con Alejandro Amenábar, y probablemente también la primera vez que se enfrentaba a este género. Sin embargo, con su labor y la de todo su equipo, lograron captar a la perfección ese ambiente opresivo

-Como director de fotografía de Los Otros ¿encontró alguna escena especial que le resultara más complicada de ambientar?

No, la verdad es que no me puedo remitir a una en concreto. Yo creo que la película tiene un concepto y llegar al concepto fue lo más difícil: cómo llegar un concreto tipo de tenebrismo, natural, creíble, verosímil. Y después, conjuntar los elementos y los medios para trazar eso en el trabajo diario. Yo creo que cuando llegué al concepto todo fue mucho más sencillo.

-Todo ya se fue desarrollando

Sí, si, efectivamente. Es llegar ese punto y es como una gran puerta que se abre y a partir de ahí se va desarrollando la película con una determinada fluidez. No recuerdo las dificultades que tenemos, normalmente nosotros, los directores de fotografía, son en exteriores por el sol o porque los ambientes no son los propios y en este caso, tuvimos muchísima suerte. Tuvimos un tiempo muy adecuado. La película trata de una casa que está en un espacio de nieblas y bueno, pues esperábamos los momentos para que eso ocurriera. Y ahí simplemente era una cuestión de paciencia. Y el concepto también prevaleció en esas noches de exteriores a las que también le tengo yo mucho cariño en la película. Las nieblas, que a veces eran naturales, aunque estaban hechas con efecto humo, que son también muy de verdad. Y después, lo que resulta más espectacular es el retrato de un personaje como el de Grace en la noche. Es un retrato inevitable como actriz porque tiene que vérsele.

-Sí, y precisamente es Grace la que dice una frase en la película que ejemplificaría quizás su trabajo: «Lo único que se mueve aquí es la luz...Pero lo cambia todo».

Sí [risas]. No, no es una película que si uno observa un poquito la luz, se mueve siempre. Es así claro. Pero, bueno, sería esa circunstancia. A mí me gusta mucho mover la luz, no en esta película en todas, eh [risas]..., porque facilita muchísimo el trabajo, dinamiza muchísimo el tiempo que tenemos para disponer la luz -que a veces es muy pequeño-. Entonces, utilizo mucho las luces móviles, la gente llevando la luz. No me importa, me atrevo con eso.

-Y supongo que al tratarse de una película thriller de suspense, la luz es distinta y utilizan una técnica distinta. ¿Tenía una idea de cómo iba a ser?

La idea que tenía, precisamente, era romper con los esquemas que se suelen suponer para este tipo de películas. Quería romper con esas sombras extrañas, con esas luces que a mí me resultan patéticas, que a mí nunca me han gustado. Cuando uno ve esta especie de diccionario de poses de luz: la luz de película de terror, entonces la luz que se pone abajo y tal. Bueno, esas cosas a mí no me gustaban nada y creo que no se aplicaba en este caso ni ha producido sombras extrañas. Al contrario, yo creo que la propia película tenía una dinámica en la que se producía una determinada tensión. Entonces lo mío ha sido colaborar muy discretamente, intentado que todo sea verdad: es como quien, en un momento determinado se apagan aquí las luces y, observa qué es lo que pasa en esa penumbra, observa cómo la luz natural se cuela por las rendijas. Intenté reproducir eso.

- A veces ocurre que cuando se rueda con actrices importantes, exigen o proponen que la fotografía sea de una manera específica. El hecho de trabajar con una actriz principal tan importante y de la categoría de Nicole Kidman, ¿les exigió en algún momento un determinado tipo de luz o algo en concreto?

Nada, en absoluto.

-Nada, ella no intervino.

No. A mí me llamó la atención. Yo pensaba que Nicole me iba a sugerir algo; al contrario. Para nada, para nada. Y ni siquiera en las posiciones de cámara. Normalmente las actrices, algunas, tienen estas cosas de que la cámara tiene que estar a la altura de los ojos o un poco más alta. A ella no le importaba que la cámara estuviera en el suelo, y la luz, en absoluto. Ella iba a proyecciones y estaba muy contenta. Se habló de que tenía un cierto parecido a Grace Kelly o algo así y quedó encantadísima. Confió muchísimo en todo el trabajo fotográfico y no dio, absolutamente, ninguna guerra. Yo la vi guapísima, ella se veía muy bien, se gustó. Y, bueno, qué más puedes pedir. Pero nunca hubo una observación. Me extrañó. Normalmente, muchísimas actrices hablan «yo tengo este lado bonito» o «este tipo de luz es el que mejor me va», lo cual me parece una coacción hacia el trabajo del director de fotografía. En este caso fue impecable

- Gran parte de la película se desarrolla en el exterior, aunque el interior también es importante. Supongo que, dada la climatología que hay aquí, en Santander, pudo influirles en el rodaje. Si un día esperaban que hubiera niebla o quizás la humedad, ¿esto les influyó?

No, yo creo que tuvimos muchísima suerte. Todo fue muy bien. Creo que aquí en Santander ganamos tiempo de rodaje: lo que se iba a hacer en cuatro semanas, se hizo en tres y media.

-Parecía al contrario, ¿no?

Sí. Pero siempre se hace una previsión en el plan de rodaje, más extensa, en razón de las contingencias o de los posibles desastres. Pero, al contrario, ganamos tiempo.

*Las ilustraciones de la película están sacadas de El libro de Los Otros, Ed. Ocho y Medio y Sociedad General de Autores y Editores (SGAE), Madrid, 2001

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