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La marca registrada del miedo

Fuente: http://www.lanacion.com.ar/

Tras haber aterrorizado desde la TV a varias generaciones de argentinos, Narciso Ibáñez Menta volvió al país contratado por Canal 9 y, con voz cavernosa, sostuvo: "Asustar, asusta cualquiera"

De tan menudo, cuesta imaginar que alguna vez, Narciso Ibáñez Menta haya cosechado la imagen de "asusta niños" con su célebre "Pulpo negro". Y de tan vital, cuesta creer que siga transitando sus infatigables 84 años de vida sobre los escenarios, frente a una cámara de cine o como ahora, en medio de una telenovela que marcará su regreso a la TV argentina.

Pero es así. Aunque cueste imaginarlo, este español que literalmente nació sobre las tablas de un teatro de Oviedo -donde su madre representaba la zarzuela "La Zarina"-, y que participó de la obra con apenas 8 días de vida, ha vuelto al país después de 7 años para seguir haciendo lo que siempre quiso: actuar. En este caso, en los primeros capítulos de una telenovela ("Los herederos del poder", que empieza a grabarse hoy en una estancia de San Antonio de Areco), género poco frecuente para él.

"Un actor debe estar siempre haciendo algo porque si no su nombre, su carrera, se esfuma y termina por desaparecer. Y eso es algo que los actores no nos podemos permitir en vida", explica con su tono españolísimo y su voz cavernosa, como si hiciera falta detallar algo que hizo desde siempre.

El reencuentro

Quizás porque sólo se quedará cinco días en Buenos Aires o porque, como el dice, este país es parte suya, la pretendida conferencia de prensa que organizó canal 9 (el martes, pocas horas después de su desembarco en Ezeiza), jamás llegó a ser conferencia y mucho menos de prensa.

Muy lejos de eso, la reunión se transformó inmediatamente en un reencuentro con sus viejos amigos (el elenco de la novela y el director, Martín Crutik). Y en el lugar ideal para repasar tiempos ya idos y anécdotas que ninguno de ellos olvidó, como su actuación en "Las manos sucias", en 1956, en el ya desaparecido teatro Politeama.

Con una comprensible mezcla de ansiedad y cansancio, Ibáñez Menta llegó antes que el resto del elenco de la novela, con las manos llenas de papeles.

En una de ellas traía, enrollados, "los cinco kilómetros de fax" que le mandaron a su casa de España, hace apenas dos días, con los tres capítulos de la novela que protagonizará. Papeles que, según admitió, todavía no tuvo tiempo de leer y mucho de memorizar: "¿De qué se trata Los herederos del poder?. Eso es lo quiero saber yo. O ustedes creen que estoy tan angustiado porque sí", anunció ni bien puso un pie en la sala de conferencias.

Para contrarrestar la angustia, entonces, en la otra mano y también enrollado, traía el último número de la revista "Hola". Esta sí la había leído y releído cientos de veces.Y no porque fuera su lectura predilecta. Pero el actor quería mostrar, a todos los presentes, la foto que ilustraba la página central, donde se ve claramente a las tres generaciones de Narcisos (él mismo, su hijo y su nieto) recibiendo un premio de la TV española.

Con ese clima de fondo, entonces, hubo que esperar hasta el final de la fiesta de bienvenida para hablar tranquilamente con el hombre que realizó "El muñeco maldito", "El hombre que volvió de la muerte" o "Donde está marcada la cruz", entre otras muchas cosas.

Más tarde, con un vaso de jugo de tomate en una mano y sus abultados papeles en la otra, Ibáñez Menta habló con La Nación de su regreso tan inesperado a la televisión argentina y de "esta larga carrera de masacrar personajes" que lo hizo popular. Una carrera que, aunque lo identifica inmediatamente, está lejos de lo que hubiera querido. Es más, muy a su pesar, Ibáñez Menta admite que jamás quiso ganarse esa fama de "asusta niños" y que sufría mucho con esa acusación.

-Lo último que hizo en la TV argentina fue "El pulpo negro", ¿qué recuerdos tiene de eso?

-El Pulpo negro fue una buena idea, pero malograda. A veces pasa que la idea se empequeñece, se abarata y no resuelve lo que uno pretendía.

-¿Qué pretendía?

-Lo mismo que pretendo en todo. Quizás suene pretencioso, pero siempre espero que salga lo más brillante posible, que tenga valores literarios profundos. Es decir, que no sólo sea divertido...

-Divertido no es justamente la palabra que caracterizó su obra en TV. Usted más bien está relacionado con las obras de terror.

-La verdad es que nunca quise conventirme en un asusta niños. Juro que sufría mucho cuando decían: "Ahí va el señor del miedo". Es que asustar, asusta cualquiera. Si uno va caminando por una calle y otro se esconde detrás de una pared y le dice ¡Buuh!, uno se asusta. En cambio, el miedo psicológico es más difícil de lograr. Pero en esos temas sólo hubo un gran maestro: Edgar Allan Poe. Detrás de toda esa gran literatura que el concibió hay un sonido de las palabras que produce miedo. Y esa es la verdadera cuestión: el sonido de las palabras.

-Si no le gusta la fama que cosechó ¿con qué le gustaría que lo identifiquen?

-Con el teatro.Yo he intentado hacer reír a mucha gente en el teatro.Pero eso no se recuerda. Asustar, todos podemos asustar, lo mºás difícil es hacer reír. Luis Sandrini siempre me decía que los premios de interpretación sólo los ganan los actores dramáticos. Y es verdad. Pero sabe lo difícil que es hacer reír a la gente. Yo lo he intentado cientos de veces y no me ha salido.

-Parece que tampoco le gusta que lo identifiquen con la televisión. ¿Prefiere el teatro?

-Claro que sí. Siempre digo que yo he salido de esa universidad de la ficción: el teatro. El teatro es la única universidad donde uno es o no es. Allí no hay trucos, ni cortes de cámara, ni sonido que se mejore o se empeore. Allí sólo hay un telón que se levanta y unos señores que están ahí para recibir lo que hagan quienes están en el escenario. Allí está la verdad.

-¿Volvería entonces a subir a un escenario?

- Claro que volvería, si yo nací allí: la noche que mi madre estaba cantando "Molinos de viento", en Oviedo, empezó a soltar aguas en el escenario. Y a los ocho días me sacaron a escena, en lugar del muñeco que usaban hasta entonces. Pero hay que entender que esta es una profesión, no un divertimento. Nosotros vivimos de esto y aspiramos a seguir viviendo de esto. Lo que hay que ver es hasta qué punto uno tiene el valor de hacerlo.

-¡Y hasta dónde tiene valor de hacerlo?

-Uno siempre tiene un límite. Pero hay una cosa, desde luego, que es la fe.En esta época que pasamos, donde la fe es un artículo casi de lujo, hay que tener fe para seguir adelante. Ya ve que santo me he vuelto. Yo, que fui un asusta niños durante tanto tiempo, me he vuelto un santo.

Verónica Bonacchi


Una figura para sólo tres capítulos

"Tenemos una novela entre manos y queremos que la hagas vos. ¿Estás libre?". Con esas palabras inició su conversación telefónica el titular de canal 9, Alejandro Romay, hace tres semanas, cuando desde el otro lado de la línea, en Madrid, escuchó a Narciso Ibáñez Menta.

El actor, que ya había terminado de rodar la película "Sólo se muere dos veces" (de humor negro, como a él le gustan), no tardó en aceptar la propuesta telefónica del Zar, más atraído por el regreso en sí que por la novela que todavía no conoce. "¿Qué es «Los herederos del poder»? No lo sé. He tenido apenas dos días para mordisquear los libretos. Y yo noy un hombre que improvisa. La verdad es que apenas tengo la memoria normal", se disculpó Ibáñez Menta ni bien llegó al país para protagonizar justamente esa novela.

Más allá de los contratiempos, lo cierto es que hoy a las 8 de la mañana, el actor partirá rumbo a una estancia, en San Antonio de Areco, para iniciar el rodaje de esta telenovela que pondrá al aire canal 9 a partir del mes próximo. Y allí deberá ponerse en la piel del protagonista prinicipal.

En palabras de los autores, Néstor Barrón y Sergio Ruggiano -que sí conocen los guiones-, "Narciso hará las veces de Federico, el dueño de la abultada fortuna por la que se pelearán justamente "los herederos del poder".

Pero el paso del Pulpo negro por estas tierras y por la pantalla de los televisores será breve. Ibáñez Menta sólo aparecerá al aire en los tres primeros capítulos de la novela que dirige Martín Clutet. Luego, la batalla por el dinero seguirá en manos de su familia, formada en este caso por Virginia Lago, Jorge D`Elia, Juan Darthés, Fernando Tobi, Florencia Ortiz y Orlando Carrió.