MYSTERY RANCH (1932)

Títulos en español:
- HACIENDA MISTERIOSA, LA (Argentina)
- HACIENDA MISTERIOSA, LA (España)

Dirigida por:
David Howard
Protagonizada por:
George O'Brien
Cecilia Parker
Charles Middleton
Charles Stevens
Forrester Harvey
Estudios: Fox (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 1 de Julio de 1932
Duración: 56'
Género: Western

Títulos alternativos:
- KILLER, THE (EE.UU.)

Reseña crítica:  La popularidad de "The Killer", novela por entregas de Stewart Edward White, permitió que llegase a las pantallas del cine mudo con idéntico título, THE KILLER (Arg: El asesino-1921). Una década más tarde, Fox adquirió los derechos para convertirla en vehículo de su astro exclusivo George O'Brien. Recibida tibiamente por la crítica de la época, hoy es no solo un objeto de culto sino toda una rareza que vale la pena indagar.  
  Bajo torrencial lluvia un alguacil es interceptado por una mano que, como si fuera una cobra, lo inmoviliza y estrangula. La acción pasa al interior de un rancho en Arizona. Un hombre taciturno, Henry Steele (Charles Middleton), ejecuta una pieza al piano (estamos en los albores del sonoro, así que los realizadores se han comenzado a dar cuenta de que la performance de música en vivo es un recurso válido para recobrar aquel dinamismo que tenía la pantalla silente). Su sirviente (Charles Stevens) le comunica que el intruso ha sido neutralizado y para corroborarlo, muestra a través de la ventana la borrosa silueta de un hombre ahorcado. “A veces tenemos que matar en pos de vivir”, dice Steele, “esa es la ley de los apaches”. El asesino, un bestial apache llamado Mudo (Noble Johnson), que tiene el poder de matar con sus manos desnudas, es uno de los elementos terroríficos de este western que, como corresponde a las convenciones del género, aparece en los primeros minutos como tónica de lo que vendrá. El ranger Bob Sanborn (O'Brien), enviado a investigar, es recibido por Steele en su hacienda (curiosamente llamada “Paraíso”) donde presenta a la joven Jane Emory (Cecilia Parker) como su sobrina. Pero mientras el villano interpreta una marcha nupcial al piano, las miradas de urgencia y tensión de Jane llaman la atención de que algo raro ocurre. Resulta que Steele no es tío sino antiguo socio del fallecido padre de Jane, que no solo se quedó con la mitad del patrimonio correspondiente a ella sino que pretende desposarla para lógicamente apoderarse de todo. Al otro día, mientras Sanborn se despide agradeciendo la hospitalidad, Steele envía a sus dos sicarios para liquidarlo. Salvándose por una combinación de buena fortuna e ingenio al estilo Tom Mix, Sanborn reagrupa fuerzas en el pueblo cercano donde aprovecha para telegrafiar por refuerzos. Al caer la siguiente noche, sabiendo que Steele pretende casarse con la chica a la mayor brevedad posible, Sanborn regresa a la hacienda misteriosa y, tras climáticas peleas, logra rescatar a Jane huyendo a todo galope hacia una antigua fortaleza natural de los apaches, en la cima de las colinas. Si bien la batalla campal con los secuaces de Steele rodeando a los prófugos ocurrirá a plena luz del día, el climax con la pelea entre Mudo y Sanborn que tiene lugar al borde del precipicio, aporta la tensión y el nervio del género, garantizando a la vez el previsible final del villano cayendo al vacío (respaldado esto –hoy se acusaría de spoiler— por la formidable ilustración de uno de los afiches promocionales del filme).  
  MYSTERY RANCH tiene un poder hipnótico que recae en los climas de sus secuencias nocturnas y la maldad que emana del personaje de Middleton pero también en el silencio que preside gran parte de la acción. A los espectadores jóvenes de hoy en día el filme les permitirá la apreciación de cuestiones en boga como otredad (la presencia de los apaches que entre ellos hablan español, todos secuaces del principal villano) pero también el contradictorio rol de la mujer (la indefensa cautiva del rancho que, al ser rescatada, piensa en matrimonio o bien la cantante del saloon, mujer de armas tomar y además disparar). Pero Mystery Ranch tiene un poco de todo para todos. En su época, tal vez el espectador conservador que apreciara el contexto del indio como villano y el papel pasivo de la chica no comulgase con la dama del saloon que dispara a un parroquiano (Frank Rice) para hacerlo bailar o con el carácter inepto de la figura de autoridad del sheriff (Russ Powell). Y también tiene crueldad, con las torturas que el propio Steele infringe a sus propios adláteres o el entrañable y sacrificado personaje de Forrester Harvey, característico irlandés más habitual en el cine gótico de Universal que en un western tan salvaje. En "The Hollywood Western" (Carol Publishing Group, 1969) –publicado en España como "El western de Hollywood" por Odín Ediciones— William K. Everson dedica un interesante párrafo a ensalzar el filme, considerándolo el mejor de la serie de O’Brien para Fox y acertando al observar “un parecido casual con el clásico del mismo año The Most Dangerous Game (El malvado Zaroff-1932)”. Incluso asigna a sus dos directores de fotografía (una rareza en sí misma), Joseph August y George Schneiderman, “resonancias de los estilizados efectos visuales alemanes que Murnau introdujo en la Fox en 1927”. Si bien es difícil apreciarlo en la copia actualmente disponible, bastante oscurecida por varias generaciones de vhs, lo que puede discernirse sí anima a enlistarnos a las huestes de Everson. [Cinefania.com]
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