SABOR A SANGRE (1977)

Títulos en español:
- NUEVAS AVENTURAS DE MAURICIO ROSALES EL RAYO (México)

Dirigida por:
Mario Hernández
Protagonizada por:
Tony Aguilar
Flor Silvestre
José Gálvez
Bruno Rey
Eleazar García Chelelo
Estudios: Producciones Águila (Prod.)
País: México
Estreno: 26 de Junio de 1980
Duración: 91'
Género: Western

Reseña crítica:  Vuelve el querido Mauricio Rosales, el sempiterno Rayo Justiciero, encarnado como no podía ser de otra manera, por Antonio Aguilar. A más de dos décadas de los nueve films que cimentaron su serie y en un evidente intento de aggiornamento pero sin dejar de lado los recursos típicos del cine de la década del cincuenta. Y como contrapunto a esta vuelta nostálgica, también un asesino misterioso que asume una cámara subjetiva tal y como en los contemporáneos gialli.  
  Una diligencia es detenida en medio del camino por un personaje que, en subjetiva, liquida al conductor y fuerza a la pasajera embarazada a bajarse para tomar las riendas y perseguirla... hasta arrollarla en una escena que, filmada sin respetar cuestiones técnicas como sombras, movimientos de cámara y continuidad, logra un climax que la impericia fotográfica no consigue aplacar. Acto seguido entra don Antonio Aguilar cantando el famoso corrido del Rayo, bailando en su caballo y acompañado de Chelelo. Y tal será la tónica del resto del film: cada incidente o evolución de la trama irá acompañada por canciones que surgen sin la menor excusa argumental. Entre tanto interludio musical, el héroe logra entresacar la angustiante tragedia que se cierne sobre el pueblo: tiempo atrás una partida al mando del alcalde masacró a la familia de un indio que acampaba en las afueras. Como venganza, este personaje (cuyo rostro solo veremos al final), se dedica a matar a todos aquellos involucrados en aquella infausta matanza. Para averiguar semejante secreto a voces, el Rayo se toma un vaso de agua en la cantina y conversa con la hija del alcalde (Flor Silvestre) o bien se tiene que medir a puñetazos con los matones habituales (si las canciones no tienen excusa, las peleas tampoco). Una vez que el sacerdote (Rubén Aguirre, que figura en créditos con la mención de su influencial “profesor Jirafales”) le explica al Rayo la historia negra que todos quieren ocultar y cuando al asesino ya no le quedan personajes por liquidar, es que ambos sobrevivientes, el Rayo y el alcalde, salen al monte para darle caza. Y es recién ahí cuando el film cobra vigor de thriller y ofrece una escena final de digna tensión.  
  Aún asumiendo que los incontables minutos de canciones y peleas a trompadas en la cantina (casi pisando los sesenta, Antonio Aguilar hace lo que puede) sean un bodrio, esto no invalida la lucidez de la puesta en escena en los varios ataques del asesino. Y si vamos a la cantidad de víctimas, SABOR A SANGRE compite perfectamente con cualquier slasher norteamericano de los ochenta. La comentada secuencia inicial y el desenlace revelan a un realizador que entiende y maneja con soltura los resortes del suspenso. Con lo cual, los intermedios de comedia y romance así como las incontables canciones han de ser una indulgencia para la estrella y su público, aquel que lo sigue desde cuarto de siglo atrás, cuando el cine mexicano era LA potencia en toda Latinoamérica. [Cinefania.com]
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