ÁNIMA DEL AHORCADO CONTRA EL LÁTIGO NEGRO, EL (1957)

Dirigida por:
Vicente Oroná
Protagonizada por:
Luis Aguilar
Rosa Arenas
Federico Curiel
Rosa Elena Durgel
Consuelo Frank
Estudios: Rodríguez (Prod.)
País: México
Estreno: 22 de Octubre de 1959
Duración: 80'
Series: Látigo Negro (filmografía)
Género: Terror

Reseña crítica:  A diferencia de otras series de personajes enmascarados, films individuales con aventuras unitarias o bien de films que eran sumatoria de tres episodios, la serie del Látigo Negro dirigida por Vicente Oroná aspiró a una cuidadosa continuidad interna con films que fueran individuales pero también permitieran ser vistos uno a continuación de otro. Tras la auspiciosa EL LÁTIGO NEGRO y la secuela EL MISTERIO DEL LÁTIGO NEGRO, fue El ÁNIMA DEL AHORCADO CONTRA EL LÁTIGO NEGRO, tercera de la trilogía, la única que asumió completo carácter fantástico al mencionar un personaje sobrenatural nada menos que en el título y por delante del héroe.  
  En una breve precréditos asistimos al premuroso juicio contra Lorenzo (el coguionista Federico Curiel, alias “Pichirilo”), cuyo amor por Mercedes (Rosa María Durgel) le silencia la lengua para defenderse sin inculparla. Condenado a la horca, es ejecutado a la brevedad y su cuerpo queda pendiendo de una soga, en medio de la calle principal del pueblo. Se larga la lluvia y los títulos de crédito desfilan mientras aún se mece inerte. Al otro día, dos pueblerinos se pasman al observar la soga vacía: ¡el ahorcado ha desaparecido! Mientras Christián (Luis Aguilar) y Lupe (Rosita Arenas) planifican su boda, aparece mal herido el fiscal que obtuvo la condena de Lorenzo. Ni bien expira, al decir “fue... el ánima... el ánima del ahorcado”, los campesinos se quitan el sombrero alarmados y el realizador subraya esa irrupción de lo sobrenatural con unas sabrosas líneas de theremín que llega para quedarse. A partir de ahí, habrá un par de interludios musicales y una trama que discurre con la velocidad permitida en las carreteras de la clase B: el ánima del ahorcado va matando a cada uno de los involucrados en el juicio, y solo le queda el juez. El comisario monta un operativo cerrojo para salvaguardar la vida del magistrado. Pero al mejor estilo Fantomas, el ánima penetra en el dormitorio del juez y lo liquida de una puñalada. Christián es escéptico sobre que el ánima sea realmente un espíritu y desconfía de Doña Mercedes (Rosa María Durgel) que, finge dejar atrás el resentimiento y ofrece su mano amistosa al héroe. Incluso, en cierto momento, unos bandoleros saquean su hacienda dejándola maniatada en su señorial sillón. Al correr a los ladrones y liberarla, el Látigo dictamina “o es muy astuta o realmente está arrepentida”. A medida que progresa la trama, con las misteriosas apariciones del ánima, aportan variedad la intervención de un muchacho y su perro (Fernando Curiel y el Perro Guardián), la indomable Lupe y su imperioso deseo por vengarse. El desenlace impone un memorable tiroteo entre las dos féminas del elenco que culmina, como los films clásicos de Hollywood, con la caída al vacío de la villana.  
  La conclusión de la saga ofrece ritmo febril, las canciones de rigor, la simpatía de Luis Aguilar y un permanente clima fantasmagórico. Ahora ya no hay tanto componente melodramático así como tampoco desarrollo de personajes. El argumento fragoroso demanda acción y la sugestión de lo sobrenatural personificada por el ánima. Eje de portentos (en un momento el Látigo lo arroja desde un elevado precipicio y al rato, el ánima vuelve a aparecer incólume), a lo último se explica que doña Mercedes mandó a rescatarlo de la horca aunque sin aclarar mucho más. Es que, a fin de cuentas, el horror mexicano, a diferencia de Hollywood, permite que algunos misterios queden en sombras. [Cinefania.com]
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