EYES OF TEXAS (1948)

Títulos en español:
- VENGANZA DEL LOBO, LA (Argentina)

Dirigida por:
William Witney
Protagonizada por:
Roy Rogers
Trigger
Lynne Roberts
Andy Devine
Nana Bryant
Estudios: Republic (Prod.-Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 15 de Julio de 1948
Duración: 70'
Series: Roy Rogers (filmografía)
Género: Western

Reseña crítica:  En su recuerdo, Roy Rogers evocaba EYES OF TEXAS como un western bastante más oscuro de los que Republic solía encomendarle. Y vista hoy en día, en su versión completa de 70 minutos, es un tenso ejercicio en el campo del thriller en que el realizador William Witney demuestra haber tomado nota de más de un film del canon hitchockiano.  
  La trama es compleja, tal y como la vida, y hasta ilógica – como observan algunos comentaristas de Imdb – pero también así es la vida. Un anciano venerable, Thad Cameron (el también venerable Francis Ford), ha perdido un sobrino en la II Guerra Mundial. En vez de amargarse, invierte sus activos en un hogar para niños cuyos padres también hayan caído en el conflicto. Cuando se entera que el caído en combate realmente está con vida, es aconsejado por su abogada Hattie Waters (la característica Nana Bryant en una interpretación de ponzo??osa maldad digna de Judith Anderson) para que incluya en su testamento al sobrino reaparecido. Como todo buen villano, que exterioriza su maldad preferentemente antes de expirar el primer rollo, Hattie persuade al anciano para que firme un papel en blanco que ella “se encargará de todo”. Ni bien estampa su firma, el secuaz de la vieja, el perenne Roy Barcroft, le suelta una jauría de perros entrenados para matar que lo persiguen y liquidan. El plan de la pérfida abogada incluye suplantar al sobrino (que verdaderamente había muerto en la guerra) con un impostor y una vez que se haga del ansiado patrimonio, manipularlo a voluntad. Lógicamente estando Roy Rogers como marshal, la cosa no será tan sencilla.  
  Y ahí comienzan incontables idas y vueltas que son las que turban la lógica interna de un western con demasiados subtemas para una sola trama: que los huérfanos; que los perros asesinos; que uno de los perros, operado por el bonachón médico del pueblo (Andy Devine), se vuelve dócil y deja de gruñir; que un comité de ciudadanos que persigue y tortura a Roy; que aparece el falso sobrino y se pone como loco por acercarse a la enfermera del Doc, Penny (Lynne Roberts)... todo esto, mechado con canciones (aunque, reconozcámoslo, son solo tres: no son tantas como lo habitual). Hay momentos de gran tensión, como las dos persecuciones caninas o las secuencias de ajustes de cuentas con los tres villanos, especialmente con el enfrentamiento entre Rogers y Barcroft en un establo cerrado que bien podría haber sido filmado por un De Palma. El caudal de crueldad es, como bien recordaba Rogers, notable: cuando los malvados capturan al héroe, uno de ellos lo ataca con el látigo; a cada intento de zafarse y pelear, Rogers es reducido una y otra vez, con una saña y una violencia inéditas, tal vez, hasta el advenimiento del spaghetti. Este sorpresivo brote de crudeza es también una faceta que cabe esperar en el inconmensurable campo del western clase B. [Cinefania.com]
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