WILD WILD WEST (1999)

Títulos en español:
- WILD WILD WEST (España)
- AVENTURAS DE JIM WEST, LAS (México)

Dirigida por:
Barry Sonnenfeld
Protagonizada por:
Will Smith
Kevin Kline
Kenneth Branagh
Salma Hayek
M. Emmet Walsh
Estudios: Peters Entertainment (Prod.) Warner (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 30 de Junio de 1999
Estreno en Argentina: 12 de Agosto de 1999
Duración: 106'
Género: Western

Reseña crítica:  Como una especie de revancha fílmica de la época que Hollywood trastocó el color del protagonista del serial DEADWOOD DICK (La calavera-1940), sesenta años más tarde y bajo una opuesta corrección política, tiñó de negro al agente secreto del oeste Jim West para una superproducción de 170 millones que tuvo el raro mérito de no cosechar ni una reseña crítica positiva.  
  La trama se inicia con los protagonistas trabajando, sin saberlo, en un mismo caso: Jim West (Will Smith, que aparece en el film haciendo algunas muecas desabridas mientras intima con una damisela) y Artemus Gordon, maestro del disfraz y de las invenciones locas (Kevin Kline, que también arranca exagerando posturas y maneras femeninas sin mucha convicción). Tratan de atrapar a un criminal de guerra, el general “Baño de Sangre” McGrath (Ted Levine) que es fácilmente reconocible por tener un ridículo audífono en forma de fonógrafo. Tras el fracaso de la misión, los protagonistas son recibidos por el propio presidente Grant (también encarnado por Kline que, en un interesante triplete, también hace de Artemus caracterizado de presidente), que les encarga un caso mucho más importante, la misteriosa desaparición de varios prominentes científicos. Dotados de un vagón que puede ir de un sitio a otro de la nación a través de las flamantes vías del ferrocarril, West y Gordon se ponen manos a la obra y se infiltran en la mansión del excéntrico Arliss Loveless (Kenneth Branagh, en una deliciosa sobreactuación), un genio de la tecnología que le falta la mitad del cuerpo y es escoltado en todo momento por un sugestivo equipo de hermosas guardaespaldas.  
  West y Gordon persiguen al villano, son capturados, dados por muerto, vuelven a la carga, vuelven a ser capturados... hay explosiones, una climática persecución ferroviaria, unas guadañas voladoras que decapitan, cabezas que al iluminarlas por dentro brindan pistas fundamentales y una formidable araña gigante y mecánica que lanza cañonazos. Todo responde a un maquiavélico plan de Loveless, que ofrece el territorio de los Estados Unidos a sus antiguos patrones coloniales, Francia, España e Inglaterra. La cuota romántica está cubierta por la infartante Salma Hayek, como una beldad que busca a su “padre” científico.  
  En la pelea final, Loveless insulta a su némesis con una altura propia de su personaje: “Un bantú bien dotado como usted no puede imaginar que un engendro como yo goce de una mujer”. Hay algunos hallazgos, como la muerte de “Baño de Sangre”, las secuencias marciales de Will Smith y la profusión de incontables gadgets y artilugios, tanto de héroes como villanos, que responden a la apasionante tendencia denominada steampunk, que supone toda una tecnología derivada de la máquina a vapor. Lo que provoca irritación son los agobiantes pasos de comedia de confusiones y dobles sentidos sobre la sexualidad de los personajes y la inédita rivalidad entre West y Gordon, nada respaldada por una química algo forzada entre los intérpretes. Invirtiendo el mayor esfuerzo creativo en los trucos visuales y las ornamentadas maquinarias de ciencia loca, los personajes quedaron como simples maquetas y el guión echó mano a un montón de recursos narrativos previos, relegando terminalmente cualquier atisbo de originalidad. [Cinefania.com]
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