GRITO SAGRADO, EL (1954)

Dirigida por:
Luis César Amadori
Protagonizada por:
Fanny Navarro
Carlos Cores
Aída Luz
Antonia Herrero
Nina Brian
Estudios: AAA (Prod.-Distr.)
País: Argentina
Estreno: 28 de Mayo de 1954
Duración: 116'
Género: Historica

Reseña crítica:  Buenos Aires, 1868. En una vieja casa colonial la joven Consuelo (Nina Brian) es regañada por su abuela, Mariquita Sánchez de Thompson (Fanny Navarro), tras haber sido sorprendida por sus padres (Jorge De La Riestra y Blanca Tapia) mientras "conversaba" con un apuesto mozalbete en el zaguán de la casa. Pronto la severa anciana recapacita y comienza a contarle su propia historia de amor, lo que nos lleva a su juventud y a episodios históricos de cuando la Patria era joven o, mejor dicho, cuando aún no había nacido y la autoridad española estaba representada por el ecuánime Virrey del Pino (Francisco López Silva). Mariquita adolescente se debate entre la obligación paterna de casarse con un primo odioso, el Capitán De Marco (Mario Lozano, brillante como villano de turno en la primera mitad del film) y su sincero amor por el atractivo Alférez Thompson (Carlos Cores, con el cabello teñido de rubio). Tras un acertado clímax en que De Marco tortura a un esclavo negro (Luis Medina Castro), Mariquita es salvada de dar el "sí" matrimonial por una cédula de último segundo expedida por Del Pino. Tomándolo como un desaire, sus padres recluyen a Mariquita en un convento-prisión en que la joven acuña máximas como: "él Amor al trabajo nace de la Libertad de realizarlo". Recién al minuto 51 aparece Manuel Belgrano (Pascual Pellicciotta) con una línea de diálogo que brillantemente torna el melodrama romántico en cine histórico: "es extraño como Mariquita configura la situación del país; la madre España no nos comprende tampoco y nosotros que somos sus hijos y que la amamos tendremos que revelarnos un día y guerrear y matar y morir si queremos una libertad que es nuestra por derecho humano". Y Fray Cayetano Rodríguez (Eduardo Cuitiño) acota: "y divino, Manuel..." Es época del Virrey Sobremonte (Julián Pérez Ávila) y de la invasión inglesa. Mariquita se convierte en aguerrida defensora de su propiedad y, tomando como bandera la camisa ensangrentada de un esclavo muerto, sale en busca de su marido recorriendo las calles seguida de Fray Cayetano y sus esclavos armados. De las invasiones pasamos a los hechos de Mayo de 1810, con escenas de masas o bélicas tomadas de films como NUESTRA TIERRA DE PAZ (1939), EL TAMBOR DE TACUARÍ (1948) y LA MUERTE EN LAS CALLES (1952). Más tarde, ya en pose de su adorada Eva Perón, Mariquita-Fanny declama "un país libre, un país nuevo, necesita una bandera", dándole la idea seminal a Belgrano. A López y Planes (Pedro Aleandro) le incita a escribir el himno nacional: "escriba una canción que nos inflame en los momentos jubilosos de la Patria y que sirva para alentarnos y conducirnos en los del peligro". Cuando anuncia: "no merezco el honor de este nacimiento, pero ya que el Cielo ha querido que la canción de la Patria se eleve por primera vez bajo mi techo, juro que por ello quedan saldadas todas mis angustias y sufrimientos y si cien agonías más me esperaran, por este glorioso instante pagadas están", ya sus diálogos han mutado totalmente en apotegmas y así discurren hasta que culmina el flashback y la acción vuelve al presente de 1868.  
  Luis César Amadori, cineasta dilecto del régimen peronista, lleva a cabo la superproducción más fastuosa del cine argentino hasta el momento, con decorados, vestuarios, iluminación y banda sonora de primer nivel. La puesta en escena, que reproduce la iconografía disponible (por ej., los cuadros de Subercaseaux), logra una asombrosa fidelidad. Mariquita de Thompson está presente en los libros de historia debido a que en sus salones se cantó por primera vez el himno nacional argentino. La premisa de que todas las grandes gestas de la Patria circunden la vida de Mariquita alude al nuevo protagonismo que la mujer argentina adquiere a partir de la intervención de Eva Perón en política social. Tal es el interesante propósito de los guionistas (Amadori y Pedro Miguel Obligado) y, más que nada, de Fanny Navarro, amiga íntima de Eva y amante del hermano de ésta, Juan Duarte. El problema es que Fanny no recurre a sutilezas a la hora de matizar sus diálogos y durante gran parte del metraje lleva a cabo casi discursos de barricada que generan fervor entre los simpatizantes ideológicos pero restan mérito cinematográfico a la trama al no decidirse nunca entre el film histórico y el propagandístico. Podríamos disculpar el abuso del recurso suponiendo que la Mariquita joven que se expresa por frases aleccionadoras es el recuerdo tamizado y selectivo de la Mariquita anciana; que la trama intenta ser didáctica y divulgadora de los tres grandes próceres argentinos; que se trata de la natural reacción de la propia Fanny al saberse en desgracia tras las muertes de Eva y Juancito e incluida en la lista negra de su encarnizado enemigo dentro del partido: el todopoderoso Subsecretario de Información Apold. La impresión final de EL GRITO SAGRADO es indefinida ya que, como dijimos, no es un film propagandístico ni tampoco revisionista de la historia argentina. El esquema melodramático de la primer hora, previsible pero efectivo, logra infundir vida a los personajes; por contraste el intento épico de la segunda mitad fracasa en tal objetivo salvo, poco antes del desenlace, en el encuentro entre Mariquita anciana con el presidente Sarmiento. Ahí los personajes respiran y hablan como seres humanos sin dejar de ser las grandes figuras históricas que representan. [Cinefania.com]
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