YOTSUYA KAIDAN (1965)

Dirigida por:
Shiro Toyoda
Protagonizada por:
Tatsuya Nakadai
Mariko Okada
Junko Ikeuchi
Kanzaburo Nakamura
Eitarô Ozawa
Estudios: Toho (Prod.-Distr.)
País: Japón
Estreno: 25 de Julio de 1965
Duración: 105'
Género: Terror

Títulos alternativos:
- ILLUSION OF BLOOD

Reseña crítica:  Tras dos magníficas versiones, YOTSUYA KAIDAN (Historia Sobrenatural de Yotsuya en la Región de Tokai-1959) de Nobuo Nakagawa y KAIDAN OIWA NO BOREI (1961) con el gran Tomisaburo Wakayama, los prestigios de las productoras Shintoho y Toei, respectivamente, habían quedado bien altos respecto al tradicional y desafiante relato kabuki "Toukaidou Yotsuya Kaidan" (1825), de Tsuruya Nanboku IV. Así que, a mediados de los '60, la Toho apostó a lo grande con un filme en su formato Tohoscope y Eastmancolor y el protagonismo absoluto de una de las grandes estrellas del firmamento del Sol Naciente: Tatsuya Nakadai. La trama se inicia con el planteamiento del karma de Iemon Tamiya (Nakadai): siendo un ronin (samurai que ha quedado desempleado por la muerte de su jefe), está por vender su espada. "La espada es el alma del samurai", le dice un traficante de katanas, con lo que Iemon se decide a conservarla, así como a hacer todo aquello que sea necesario para progresar y obtener "éxito". El primera instancia decide reunirse con su mujer, Oiwa (Mariko Okada), así que va al hogar de su antiguo suegro (Yasushi Nagata) a reclamarla. El suegro no está dispuesto a ceder ni un ápice de terreno así que Iemon le mata tras tensa discusión. En tanto un amigo suyo, el desagradable Naosuke (Kanzaburo Nakamura), mata por celos al joven amante de Osode (Junko Ikeuchi), cuñada de Iemon. Iemon y Naosuke conspiran para que parezca que un mismo bandido mató a ambas víctimas y se arreglan, Iemon quedándose con la casa de su suegro y con Oiwa y Naosuke para quedarse con Osode con la condición que vengue el abominable doble crimen. Iemon ha logrado su cometido, pero sigue igual de pobre ya que "el honor no llena el estómago". Así que entra en contacto con el Señor Ito (Eitarô Ozawa), quien le ofrece su hija en matrimonio y una chance de rehabilitarse como samurai con la condición que se deshaga de Oiwa. Iemon administra un poderoso veneno a su esposa tramando además que el masajista Takuetsu (Masao Mishima) intente propasarse con ella de manera que Iemon pueda exigir el divorcio. Finalmente, Oiwa, con el rostro desfigurado, es muerta por el pérfido samurai que la clava a una puerta de madera junto a un joven sirviente. Arrojados al río en señal de adulterio, Iemon se dispone a casarse con la tierna Oume (Mayumi Ozora), hija de los Ito. Sin embargo, el espíritu en pena de Oiwa comenzará a perseguir a Iemon, apareciéndose en los rostros de las personas que se le acercan. El enredado argumento nos provee de algunos momentos espeluznantes:  
  - El ingreso de Iemon a su casa para cerciorarse si Oiwa ha ingerido el veneno, mientras su rostro permanece en sombras.  
  - Mientras Iemon observa una laguna, emerge el tablón con Oiwa clavada al mismo.  
  - La misteriosa muerte del bebé de Oiwa.  
  En un intento de ofrecer diferencias narrativas con las versiones previas esta película muta elementos del relato, manteniendo a los personajes pero tergiversando sus acciones o cambiándolas por completo. Por momentos, este recurso genera situaciones complejas e interesantes que a veces no son satisfactoriamente resueltas. Espectadores que hubieran visto anteriores versiones también podrán evaluar la maestría actoral de Tomisaburo Wakayama contrapuesta a la de Nakadai. El rubro que sin duda es el más sobresaliente de cuantas versiones puedan verse es el musical, con la climática banda sonora de Toru Takemitsu, que combina motivos tradicionales con silencios y crescendos que otorgan un toque sobrenatural particularmente siniestro. [Cinefania.com]
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