MASK, THE (1961)

Títulos en español:
- MÁSCARA, LA (Argentina)

Dirigida por:
Julian Roffman
Protagonizada por:
Paul Stevens
Claudette Nevins
Bill Walker (2)
Anne Collings
Martin Lavut
Estudios: Beaver-Champion (Prod.)
País: Canadá
Duración: 83'
Género: Terror

Títulos alternativos:
- TEUFLISCHE MASKE, DIE (Alemania)
- FACE OF FIRE [Reestreno] (EE.UU.)
- YEUX DE L'ENFER, LES (Francia)
- EYES OF HELL (G.B.)
- MASCHERA E L'INCUBO, LA (Italia)
- EYES FROM HELL
- SPOOKY MOVIE SHOW, THE

Reseña crítica:  Un hombre (Martin Lavut) persigue a una joven en un bosque, la acorrala, ella lo rasguña y él la estrangula. Al otro día el mismo hombre, que tiene la cicatriz del rasguño, va al psiquiatra (Paul Stevens) y le explica que su recurrente pesadilla asesina proviene de una antigua máscara sudamericana que lo obsesiona desde que la trajo después de una expedición arqueológica. Por la noche, el paciente despacha una caja a su psiquiatra y se pega un tiro en la cabeza (en segundo plano, a través de una típica pero efectiva secuencia). Tras estos brillantes 10 minutos iniciales, el teniente de turno (el actor televisivo y radial Bill Walker) se dedica a la investigación usual, acude a perorar con un académico (Leo Leyden) y con el psiquiatra. Como profesional con diploma encuadrado, el suicidio de un paciente es cosa seria, con lo cual es perfectamente razonable que el teniente acuda a su consultorio a hacerle alguna consultita. Y también es comprensible que la última voluntad del difunto fuera la de enviar esa caja cuyo contenido no podía ser otro que la consabida máscara. Al abrirla, el psiquiatra lee la carta de su ex paciente y se ve impulsado a ponerse la máscara. "Put the mask! Put the mask! PUT THE MASK ON, NOW!" indica una irritante voz en off hasta que el galeno se calza la reliquia precolombina y... ¡Voilá! La pantalla se torna en las esperables tres dimensiones y nos ofrece una interesante secuencia pesadillesca, con el protagonista incursionando en un mundo neblinoso en que varios personajes grotescos se proponen sacrificar una víctima femenina a una enorme efigie calavérica. Como bienvenido matiz, de blanco & negro la película vira a color y, por momentos, la cámara se torna subjetiva para resaltar algunos efectos del 3-D (anunciado como "Depth-Dimension"). Tras la pesadilla, el galeno vuelve a la realidad, blanco y negro, 2-D y deprimente. Habrá dos pesadillas más y los pasajes intermedios son virtual relleno de diálogo, alguna persecución inocua, un affaire del psiquiatra con una paciente y una consulta al profesor de turno (Norman Ettlinger) que aclara los alcances y límites entre subconciente y deseos ocultos vs. realidad y asesinato. Cada secuencia 3-D es deliciosa y adictiva, comparable a esos túneles de terror de los parques de diversiones pero, al mismo tiempo, elocuentemente freudiana.  
  Considerada la primera y única película canadiense en 3-D, a pesar de llegar un lustro después que el sistema de los anteojitos había dejado de ser moda en Hollywood, fue adquirida por Warner para distribución en los Estados Unidos, estrenándola para Noche de Brujas y logrando relevante atención de público y crítica. Con el correr de los años el especialista Michael Weldon la consideró en su famosa "The Psychotronic Enyclopedia of Film" como "uno de los grandes films de gimnick". El antológico número #10 de la revista Re/Search, "Incredible Strange Films" (1986), tuvo en portada una impresionante imagen del film. Hoy, medio siglo después de su estreno, THE MASK es un ícono de culto para paladares especiales y sin pretenciones. [Cinefania.com]
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