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YO YA SOY PARTE DEL MAR

Algunas líneas acerca de ¿Qué pasa con la música popular?, producción especial del diario La Opinión de Buenos Aires publicada el viernes 16 de diciembre de 1977, en que nada menos que Osvaldo Pugliese, Ariel Ramírez, Charly García, Edmundo Rivero, Leda Valladares, Julián Plaza y David Lebón debatieron acerca del tema con la coordinación de Sibila Camps y Miguel Grinberg. (Y con la participación en la producción de un entonces muy joven ¡Mauro Viale!). Pueden leer toda la serie de artículos haciendo clic aquí. Si una imagen se ve demasiado pequeña, cliqueen sobre ella con el botón derecho del mouse, abran la imagen en pestaña nueva, y amplíenla haciendo clic sobre ella.

Creo que sólo un libro entero haría justicia a todas las líneas de análisis que abren estas pocas páginas de un diario que ya no existe en años que ya son remotos. Sólo pensemos en un debate acerca de "¿qué pasa con la música popular?" celebrado en 1977, en el que no se mencionan, porque no se pueden mencionar, ni los escuadrones de la muerte, ni la censura, ni la persecución a artistas, ni que el medio que lo organiza ha sido intervenido por la dictadura y su antiguo director, Jacobo Timerman, padece cárcel y tortura. Un debate invocado bajo una consigna que hoy parece extrañamente alarmista: eran años en que florecían, por dar sólo unos pocos nombres, Ástor Piazzolla, el Sexteto Mayor, Atahualpa Yupanqui, Mercedes Sosa, Charly García, Luis Alberto Spinetta, Leonardo Favio o Sandro. Un claro testimonio de la vitalidad, creatividad y variedad de la música argentina de la segunda mitad del siglo XX.

Un debate en que la única nota más o menos política es la afirmación de Edmundo Rivero de que "hay una forma de penetración en el país, no sólo por las armas, sino a través de la cultura" y cuyo objetivo es "desarraigar a los jóvenes de los cauces naturales", a la que el contexto de aquellos años da un matiz siniestro y casi amenazador.

Un debate que invita a plantearse preguntas como "¿con qué criterios se puede afirmar inequívocamente quién tiene derecho a hablar en nombre de la música popular argentina y quién no?" o "¿qué concepto de música popular argentina subyace en un canon que incluye al folklore, el tango y el rock y excluye, digamos, a Sandro o Daniel Agostini, por no hablar de un innombrable mayor como Palito Ortega?", o "¿qué hacemos con una figura crucial de la cultura argentina como el cineasta Leonardo Favio y su faceta de intérprete de un pop meloso no muy sofisticado?" . O a preguntarse si la música popular debe necesariamente ser un vehículo de contestación contracultural o puede no serlo. (O puede haber dejado de serlo, como le pasa al rock desde hace mucho tiempo, demasiado).

Un debate en que aquellos que gozaban de difusión radial y televisiva acusan a los entonces marginados por el sistema de ser una imposición de un aparato industrial "foráneo". Un debate en que los apocalípticos tenían a su disposición la buena voluntad de los programadores de radio y TV, y los integrados estaban librados a sus propios esfuerzos. (Derecha: Osvaldo Pugliese, Charly García y Edmundo Rivero, parte de la foto que encabeza la nota).

Un debate en el que Leda Valladares, que en su juventud fue cantante de jazz, afirma que el primer género invasor fue el jazz. Un debate en que, por momentos, el justificado temor a la pérdida de códigos intergeneracionales en la cultura argentina parece exigir como respuesta un tradicionalismo tal que apenas tolera al mismísimo Piazzolla. En que un militante de una doctrina internacionalista como el afiliado comunista Osvaldo Pugliese habla de "géneros que realmente representan en forma auténtica a la música popular" de una nación. En que Antonio Carrizo, citado en una nota que sirve de presentación al debate, afirma que el tango y el folklore en 1977 ya ocupan un espacio en los medios "más como elemento estético que como expresión de la realidad cotidiana". En que los entrevistadores parecen tener un tremendo complejo de inferioridad con respecto a la música de Brasil, a la que mencionan a cada rato como referencia, y que por cierto en esos años gozaba de una largamente merecida y envidiable difusión internacional.

Un debate en que el más abierto al rock es Ariel Ramírez, tanto que tiene el valor de preguntarse "por qué la juventud nos ha abandonado y se ha ido a otra cosa (...) ¿Es que nosotros ya hemos agotado nuestra capacidad de creación?", y que "no podemos enfrentarnos a discutir si estos jóvenes son más argentinos que yo o que ustedes porque cultivan distintas expresiones". En que Julián Plaza destaca la densidad musical del jazz pero aclara que en Japón no va a escuchar jazz japonés. En que los tangueros se quejan, con razón, de estar a merced del poder de las corporaciones discográficas, pero en vez de proponer alternativas superadoras recuerdan con nostalgia los bailes con orquestas en vivo, un fenómeno que ya estaba en retroceso nomás comenzados los años sesenta. En que la clave del problema parece ser la adecuada difusión de obras de todas las vertientes musicales, tanto las tradicionalistas como las renovadoras, pero no se logra profundizar mucho más allá de su enunciación.

Un debate en que Charly García está casi todo el tiempo a la defensiva sólo porque recibió la influencia de los Beatles y porque sus letras reflejan "la vivencia de los demás chicos del barrio", y debe aclarar que "la brecha no la fabricamos nosotros. No hemos querido, al hacer esta música, destruir nada" y señalar el vacío que dejó el tango con posterioridad a los primeros años '50 y la nula difusión del folklore de raíz, y adelanta la idea de que el rock tal vez sea una música de una época, más que de un lugar. En que David Lebón tiene la humildad y el buen criterio de recordar que el músico es "simplemente un canal de la música", no su amo, y a partir de esa premisa criticar la existencia de pautas de hierro a las que la creación artística debería subordinarse: "es como si tuviéramos que vivir de recetas". Palabras que suenan a reformulación en otra clave de la afirmación de Jorge Luis Borges en 1949 de que "ser argentino es una fatalidad, y en ese caso lo seremos de cualquier modo, o ser argentino es una mera afectación, una máscara".

Sobre el final de la charla, los organizadores Sibila Camps y Miguel Grinberg deslizan que la mesa no arribará a conclusiones porque se trata de un "proceso abierto". (Yo sospecho también que el problema tiene mucho de petición de principio, y que por ende se puede esperar cualquier cosa menos una "conclusión", en especial si se pretende para ella una autoridad inapelable, más propia de decretos de los zares). Ariel Ramírez reconocía sin condescendencia la popularidad del rock y sostenía que "dentro de cincuenta años será lo más natural escuchar una cosa creada por estos jóvenes". (En realidad, esa época llegó antes... y ya pasó. Hoy no se escucha masivamente ninguno de los tres géneros, sino el reguetón o la cumbia más o menos pop. Habría que volver a armar esa mesa hoy, y es todo un tema plantearse con quiénes se haría y que cambios habría con respecto a lo dicho en 1977. Por lo pronto, hoy ni la radio ni la TV son igual de relevantes que hace cuarenta años, pero los problemas de difusión o de fricción entre innovación y tradición siguen existiendo).

Por su parte, Charly afirmaba que su música recién estaba naciendo, y Pugliese apostaba a que el futuro llevaría a una síntesis. Algo que ya estaba en marcha en los días inaugurales del rock de esta parte del mundo, con temas como Más largo que el Ciruelo de Los Shakers, Avellaneda Blues de Manal o A estos hombres tristes de Almendra, y continuó con la obra de artistas como Litto Nebbia o Arco Iris, con la de la propia Leda Valladares y con muchos más, de Divididos, la Pequeña Orquesta Reincidentes y La Chicana a Fito Páez, León Gieco y Gustavo Cerati. O con los celebradísimos recitales de Mercedes Sosa de febrero de 1982, de regreso de su exilio, en los que reunió a varios de los más grandes artistas del país, sin hacer distinciones de géneros, y que funcionó como casi definitivo sello de aprobación de la calidad y la condición argentina de nuestros principales compositores del rock.

Por no hablar de temas del propio García que parecen una respuesta directa a esta mesa de debate, como Los sobrevivientes, la sarcástica A los jóvenes de ayer y hasta Bancate ese defecto, que llama a hacerse cargo de quién es uno y convertir esa tan saludable como a veces dolorosa autoafirmación en arte. Así la música resultante suene, como unos años después cantaría Páez, "de Urano o Plutón".

El eventual y acaso inexistente lector de estas líneas que quiera leer un poco más acerca de la complicada relación entre el tango y el rock argentino puede aventurarse, a su cuenta y riesgo, en una nota de mi autoría que fue publicada en setiembre de 2009, y que se llama precisamente El tango y el rock.

 

ALGUNAS NOTAS ACERCA DE CHARLY GARCÍA EN ESTE SITIO

* García en el Polideportivo. Charly García en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, octubre de 2002.

* Extraña influencia. Charly García y Fito Páez en el Estadio Polideportivo de Mar del Plata, marzo de 2003.

* La grasa de las capitales no se banca más. Nota acerca del disco de Serú Girán, mayo de 2005.

* Kill Gil, en su versión filtrada por Internet, mayo de 2007.

* Cinco trucos armónicos de Charly García.

* Vindicación de La Hija de la Lágrima.

* La dictadura de 1976-83 contada con canciones de Charly García

* Charly García y La Máquina de Ser Feliz.

* Diccionario de influencias en la música de Charly García, de la A a la Z. Nota de junio de 2017.

* Tango (2 x) 4. Acerca del disco Tango IV de Charly García y Pedro Aznar.

* Charly García entre las focas y el Casino en La Feliz Nota de marzo de 2019 acerca de la relación de Charly con Mar del Plata.

* Pizza con fernet: Charly García en Córdoba Nota de abril de 2019 acerca de Charly García y su a veces muy áspera relación con Córdoba.

* No soy un extraño: Charly García y Nueva York Artículo de mayo de 2019 referido al comercio de Charly con la Gran Manzana, la capital del mundo.

* Charly García y Brasil: um vampiro sob o sol. Artículo de junio de 2022 adivinen acerca de qué.

* Spinetta y García: total interferencia. Nota de mayo de 2023 sobre la relación entre ambos próceres del rock latinoamericano.

* Cuando Say No More le cantó a Sui Generis. Nota de setiembre de 2023 acerca del retorno del dúo en 2000, para su obra Sinfonías para adolescentes.

 

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